Las golondrinas resisten en BCN con 200 parejas reproductoras

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Ni los edificios sin aristas, ni la escasez de insectos, ni los vecinos cansados de los excrementos ni los voraces gatos que se comen a los pollos que caen del nido ni ningún otro factor típico de la vida en una gran ciudad han evitado que unas 200 parejas de golondrina hayan escogido Barcelona para criar y aumentar la prole. "Son restos de un pasado más rural y agrícola que se resiste a desaparecer", relata Sergi García, de la asociación naturalista Galanthus, que durante los últimos dos años se ha dedicado a recorrer todos los barrios para localizar parejas y colocar nidos artificiales que ayuden a la cría.

Según el llamado Proyecto Golondrina, coordinado por el Ayuntamiento de Barcelona, en la ciudad ha habido este año 36 nidos ocupados de golondrina común y 154 de su pariente el avión común, con la que a menudo se confunde, más un número indeterminado --"pocas", opina García-- que puedan haber pasado inadvertidas al ojo naturalista. Con respecto al 2005, ha habido un ligero aumento de ambas especies, concretamente tres parejas más de golondrina común y 20 más de avión común. "Y ello pese a que el verano fue muy seco", añade.

CONSOLIDAR LA POBLACIÓN

"Es di-

fícil atraer nuevas parejas a nuevos sitios de cría --precisa el naturalista--, por lo que uno de los objetivos esenciales es aumentar y consolidar los núcleos ya existentes. El otro es convencer a los vecinos para que comprendan que se puede vivir con ellas en paz". "Estamos convencidos --prosigue la concejala de Medio Ambiente, Imma Mayol-- de que estas iniciativas no solo mejoran la biodiversidad, sino la calidad de vida de los ciudadanos".

Las gráciles aves crían especialmente en grandes edificios de los antiguos municipios barceloneses, como Sarrià, Sant Andreu y Horta, y en áreas próximas a zona forestal, como Poble Sec-Montjuïc, aunque curiosamente más de la mitad de los nidos se localizan en dos emplazamientos: el cuartel del Bruc, en Pedralbes, y la estación de Ferrocarrils de la Generalitat en Les Planes, en Collserola, donde hay 62 y 30 nidos de avión, respectivamente. También hay colonias importantes de la misma especie en la calles de Coimbra (Horta), Tapioles-Magallanes (Poble Sec) y Via Favència (Nou Barris).

"A diferencia de los aviones comunes, que son muy gregarios, las golondrinas forman colonias mucho menores, son más solitarias", recuerda García. El mayor núcleo de esta especie se encuentra en la calle del Capcir, en el barrio de La Clota (Horta-Guinardó), y tiene cinco parejas. Los restantes no pasan de dos.

EN VERANO

Cuatro de las nuevas parejas criaron en nidos artificiales o, por mimetismo, justo a su lado. Una de ellas, muy fácil de observar con sus polluelos, se situó en la masía-huerto de Can Mestres, en Montjuïc.

La media de pollos de ambas golondrinas, según el estudio de Galanthus, fue de 4,1 por nido, un poco por debajo de la reproducción en medios rurales, pero en cualquier caso un índice "positivo", concluye García. Las golondrinas llegan a Barcelona a principios de la primavera y regresan a África en otoño, cuando empieza el frío, por lo que ahora no es posible detectar más que los nidos desocupados.