MUSE, más grandes que elocuentes

JUAN MANUEL FREIRE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

GRUPO Muse

LUGAR Pavelló Olímpic de Badalona

FECHA 28 de octubre

Para Matt Bellamy, aquella máxima del menos es más es toda una paparruchada: según la estética de Muse, más es más, mucho más. El trío británico suele ser comparado con Radiohead y, por momentos, suena como una versión circense y delirante de aquellos, como si Thom Yorke perdiera el sentido del ridículo y compusiera una ópera rock intergaláctica. Tanta grandilocuencia los convierte en hijos de Queen, Pink Floyd o U2, apóstoles de la elefantiasis más extrema. Más, siempre más. Según su ética, la sutileza equivale a cobardía.

Toda esta épica podría soportarse de venir acompañada de buenas canciones, pero no es el caso. De hecho, cuesta recordar sus estribillos: la mayoría se quedan en fraseos de guitarra o teclado sin empaque o en un lamento vocal poco distinguido. En Badalona pusieron a ambos extremos sus canciones más resultonas, que no son muchas. Para el primer empujón, Take a bow e Hysteria, la del anuncio de perfume con Hillary Swank. En el estertor sirvieron sus mejores piezas, que se encuentran, casualmente, entre las menos largas de su repertorio: Supermassive black hole, Starlight y, por supuesto, Time is running out, una cadena de giros melódicos difícil de resistir.

Entre medias, el vacío. Un vacío cósmico, sí, pero vacío al fin y al cabo. Todo sonó grandioso a la par que pequeño: una suma eterna (hora y media larga) de composiciones discretas bajo el fuego de efectismos de toda clase: guitarras haciendo señales de alarma, griterío operístico, pianitos marca Richard Clayderman, teclados en espiral cerca del trance psicodélico alemán... Efectos aurales pero también visuales, porque Muse ya pueden permitirse un show parejo en lujo tecnológico al de los mayores rockeros de estadio que en la historia han sido.