La marcha de Messi a Miami | Qué triste, qué manera de engañarnos, de nuevo

Messi, rumbo a Miami tras rechazar la vuelta al Barça

El futuro hogar de Messi: ¿Qué es el Inter de Miami?

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Bravo, señor Joan Laporta, media Catalunya llorando a lágrima viva y la otra media maldiciendo que, de nuevo, le tomen el pelo, una vez más, como ya se lo tomó usted mismo cuando dijo que lo de Leo Messi lo arreglaba con un asadito y La Pulga acabó llorando desesperadamente, mientras usted le echaba la culpa al demonio Javier Tebas, presidente de LaLiga, al que esta vez ni siquiera podrá señalar porque, tal y como ha dicho (tronchándose de risa) Gerard Piqué, se han ido los malos, los ‘careros’, los que se habían aprovechado del club (por cierto, en la nueva Barça TV, vía un ‘jijantesco’ twitch, siguen culpando de todo a Josep María Bartomeu, nunca se sabe cuándo será la culpa de Laporta) y aquí siguen sin ‘fair play’ ni nada.

Ha sido el Barça, ha sido su presidente (“estaba hecho, pero se enfrió”, telita que soltó el otro día el 'presi'), su dircom, el ‘camarote’, Mateu Alemany (“lo tenemos todo listo para cuando Leo decida”), Rafa Yuste, que encendió el último trueno, hasta Xavi Hernández, que, buscando su renovación y pretendiendo complacer al presidente, dijo que todo estaba “en un 99%” (¡manda narices!) en manos de Messi.

Con las manos atadas

Todos, incluidos esos periodistas regalados, esos medios ansiosos de seguir tirando del hilo, de acaparar clics y vender papel (poco), quienes han convertido en un culebrón lamentable lo que era imposible. Porque lo que no se cuenta (“en el mundo empresarial, los planes de viabilidad los hacen las empresas que están en concurso de acreedores”, me dijo ayer un catedrático catalán de Economía), es que el Barça no es que no pudiese fichar, ahora o dentro de un mes, a Leo Messi, es que aún no puede hacer nada de nada, mientras entran las excavadoras en el Camp Nou y empiezan a destruirlo todo. Es evidente que la reconstrucción, de ocurrir, sea en manos de esta directiva o de Goldman Sachs y/o JP Morgan, jamás hubiese llegado a tiempo de recuperar a Messi para nadie sabe qué.

Barcelona 11/3/2010 Laporta y Messi Foto: Javier Ferrandiz

Barcelona 11/3/2010 Laporta y Messi Foto: Javier Ferrandiz / javier ferrandiz

Lo escribí o, peor aún, fui de los pocos que anunció, que comentó, que criticó, que se escandalizó de que el Barça y esta directiva (el vicepresidente económico Eduard Romeu, otro máximo responsable de este ridículo, lo sabía, lo sospechaba, lo intuía y como Giró, Martínez Reverter o el mismísimo Llauradó, responsable del Espai Barça, no abrió la boca) permitiesen que este globo adquiriese el tamaño de un zepelín, provocando la ilusión de millones de culés, que llegaron a corear, en el minuto 10 de cada partido, en el adiós de Sergio Busquets, en la despedida de Jordi Alba y hasta en la rúa del título, el nombre de Messi.

Para nada, para volver a ser engañados, ridiculizados, decepcionados. El Barça, ese ‘més que un club’ que ha perdido ya parte de su reputación, prestigio y credibilidad, Laporta y su directiva, Alemany y sus ‘operaciones de mercado’, Romeu y su plan de viabilidad, han vuelto a provocar una nueva decepción, iba a escribir que irreparable, pero no, la ‘gent baugrana’ está ya acostumbrada a todo.

Y, por descontado, después de lamentar este nuevo ridículo seguirá, como ha ocurrido con otros escándalos recientes, sin pedir explicaciones ni cuentas a los elegidos para dirigir este club, que, de nuevo, ha demostrado al mundo del fútbol su impotencia.

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