CRISIS EN EL CLUB FRANCÉS

La sanción a Messi anticipa la ruptura con el PSG

La sanción del PSG contra Messi provoca estupor en Argentina

El PSG sanciona a Messi dos semanas sin jugar ni entrenar por el viaje a Arabia Saudí

Messi, antes de un partido con el Paris SG.

Messi, antes de un partido con el Paris SG. / @PSG_inside

Enric Bonet

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«La ruptura». Así titulaba este miércoles el diario L’Équipe en su portada, en que aparecía una fotografía de Lionel Messi y Nasser Al-Khelaïfi, presidente del París Saint-Germain. La dura sanción contra la estrella argentina -dos semanas sin jugar ni entrenarse y sin recibir la parte correspondiente de su multimillonario sueldo- por su escapada familiar a Arabia Saudí anticipa su adiós del Parque de los Príncipes a partir del 30 de junio. 

Leo Messi, de 35 años, es un ídolo incontestable en todo el mundo excepto en París. Los seguidores más ultras del club se concentraron ante las oficinas del club para vociferar insultos contra el exjugador del Barça. «Messi, hijo de puta», coreó un grupo de estos aficionados más radicales. Por si faltaba algún elemento que confirmara la inevitable separación después de dos años de difícil convivencia entre el rosarino y el club de propiedad catarí.

Messi ya ha sido silbado en un par de ocasiones en el Parque de los Príncipes mientras que en el Camp Nou se corea su nombre en el minuto 10, en honor de su número. El futbolista, a través de su padre, rechazó una oferta de renovación de su contrato, que concluye este verano después de dos años insatisfactorios. Y el mismo PSG ha retirado también ahora la oferta. Nunca ha habido un idilio entre Messi y el club parisino.

25 millones brutos

Joan Laporta, para sacarse la espina de su despido, trata de repatriarlo a Barcelona a toda costa, pero tropieza con las limitaciones salariales. Mucho tiene que recortar antes de poder inscribir al argentino, al que ha ofrecido un contrato de dos años a razón de 25 millones brutos. Messi también desea volver a la casa que nunca quiso abandonar, pero deberá esperar a que la dirección del FC Barcelona y LaLiga acuerden un plan de viabilidad. LaLiga todavía no ha contestado a la hoja de ruta planteada por el Barça.

Mientras, Messi dispone de una oferta multimillonaria de Arabia Saudí, país del que es embajador turístico. Falta saber si tendrá la paciencia de esperar a las maniobras azulgranas. Lo que está claro es que el final de su carrera en el PSG se le va a hacer larga e incómoda, a la vista de la situación de tensión generada por su viaje a Riad. El entorno de Messi sostiene que el entrenamiento del lunes que se saltó fue programado una vez él ya se encontraba volando con su familia.

Sanción muy dura

El astro argentino ha recibido una de las sanciones más duras impuesta a un jugador desde que los cataríes tomaron las riendas del club, en 2011. Es bastante superior al castigo al lateral Serge Aurier en 2016, al que sancionaron con seis días sin jugar ni entrenarse tras haber insultado en las redes sociales a su entrenador Laurent Blanc. «A menudo criticado por su debilidad, París ha querido dar un ejemplo y enviar el mensaje que incluso el crack total (…) no está por encima de la institución», recuerda L’Équipe. 

Hace apenas cuatro meses todo apuntaba a un desenlace distinto. Durante el Mundial de Catar, se habló de un preacuerdo entre Al-Khelaïfi y Jorge Messi, padre y representante del delantero. Pero esas fluidas conversaciones se enrarecieron a partir de la épica final del Mundial. A Messi no le gustó que el club no le organizara un homenaje en el Parque de los Príncipes tras haberse proclamado campeón del mundo. Luego vinieron los recurrentes silbidos tras la eliminación europea ante el Bayern de Múnich. Y eso que sus números este curso son excelentes: un total de 20 goles y 19 asistencias en todas las competiciones. Solo Haaland y Mbappé han sido más decisivos que él en sus respectivos clubs.

Los seguidores más radicales no lo tuvieron en cuenta en sus protestas. Expresaron su descontento con el jugador y también con Neymar en la concentración convocada ayer por la tarde en París. «¡Neymar, vete!», gritaron. La dirección deportiva sufrió igualmente la ira de los concentrados. Y no se libró el entrenador Christophe Galtier. «¡Dimisión, dimisión!», proclamaron. París vive en un clima de tensión alto.