Barcelona, UEFA y LaLiga: la bronca que no cesa

El Barça de Joan Laporta no tiene a las instituciones de su parte precisamente. Está en guerra abierta con LaLiga de Javier Tebas, la mano que abre y cierra el grifo del límite salarial y con el que hay que negociar la inscripción de Gavi y, si se quiere fantasear mucho, la de Messi. Está contra las cuerdas por la UEFA, que ha abierto una investigación de consecuencias imprevisibles: entre la multa y la suspensión europea anda el juego. Se sabían ambas cosas desde hace tiempo, pero ayer todo se hizo más ruidoso y notorio.

A falta de explicaciones razonables -se hacen de rogar- sobre los motivos por los que se pagaron 7,5 millones de euros a las empresas de José María Enríquez Negreira durante al menos 18 años, Laporta se ha enfundado el atuendo de Rambo y se dedica a disparar contra aquellos dispuestos a desprestigiar al Barça, que los hay en abundancia. Entre ellos, claramente, Javier Tebas, quien no deja pasar una ocasión para malmeter a la directiva de Laporta, mezclando a menudo el necesario rigor con la intoxicación, la pulcritud de la competición con el emponzoñamiento ambiental.

Ayer el Barça reclamó su dimisión, en esta guerra de guerrillas que uno y otro han adoptado, a cuenta de la interpretación de un documento del sumario del caso Negreira publicado en La Vanguardia. En el comunicado contra Tebas, el club señala que «se siente víctima de un linchamiento mediático por unos hechos que nunca han ocurrido: el Barça nunca ha comprado árbitros. En este acoso han participado un puñado de medios y opinadores con más o menos mala intención, y con LaLiga entre bambalinas atizando el fuego contra nuestro club, con aportaciones de su presidente que solo han ido en una dirección: intentar condenarnos ante la opinión pública antes de que se juzguen los hechos».

Investigación en marcha

Pese a todas las vistosas chispas que suelen producir los choques con Tebas, una amenaza mayor se cierne sobre la entidad barcelonista: la que procede de la UEFA. Sirva como aviso para navegantes las declaraciones de Aleksander Ceferin, el abogado que preside el máximo organismo europeo. «La situación es sumamente grave. En mi opinión, uno de las más graves en el fútbol que yo haya visto», dijo sobre el caso Negreira en una entrevista al medio esloveno Ekipa SN que se dio ayer a conocer.

Cabe recordar que el Barça, como precursor de la denostada Superliga, no cuenta realmente con las simpatías de la UEFA. La Superliga es un asalto en toda regla al lucrativo negocio de la organización de las competiciones europeas. No se quedará con los brazos cruzados, así que Ceferin aseguró que a nivel doméstico, el asunto «está prescrito» y no puede tener consecuencias deportivas, pero a nivel europeo, es otra cosa. «En lo que se refiere a la UEFA, no hay nada que esté prescrito», afirmó. Si no es una amenaza, lo parece mucho.

La comisión de Ética y Disciplina de la UEFA anunció el pasado 23 de marzo la apertura de una investigación al club azulgrana por una «posible violación» del marco legal del organismo europeo. Los inspectores nombrados para el caso son los suizos Jean-Samuel Leuba y Mirjan Koller. 

Uno de ellos ya fue designado para investigar el proyecto de la Superliga europea. En aquella ocasión, la UEFA abrió un procedimiento contra el Real Madrid, el Barcelona y el Juventus que acabó suspendiendo temporalmente. 

La obsesión de Tebas

Según publicaba ayer Mundo Deportivo, los inspectores visitaron la semana pasada las oficinas del Barça para recabar información sobre el caso Negreira. Unas pesquisas sobre las que el club debe andar con pies de plomo y sobre los que se esperan conclusiones a principios de verano. El temor mayor: la prohibición de participar por una temporada en la Champions. Por el momento, cumpliendo con el protocolo, el Barça informó que la temporada próxima jugará como local en el Estadi Olímpic de Montjuïc. Ya se verá si podrá hacerlo. 

La UEFA no es LaLiga y contra ella no brama por ahora Laporta, que reserva sus palabras más inflamadas para Tebas y los medios más inclinados a golpear al hígado del club. Lo avisó antes del último partido de Liga contra el Madrid. «No solo nos defenderos, sino que atacaremos». El sábado, ante peñistas andaluces, se creció: «Vamos a defender al Barça hasta la última gota de sangre», gritó. Y ayer, en el comunicado, buscó el centro de la diana al señalar al presidente de LaLiga por su «obsesión por perseguir al FC Barcelona, mostrando constantemente su aversión y manifiesta antipatía hacia nuestro club». Quedan, sin duda, más episodios en estas guerras en las que el Barça tiene las de perder. 

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