DESCENSO A LA EUROPA LEAGUE

El Barça se enfanga en otra ruina europea

Los jugadores, abatidos tras volver del vestuario al campo, tras la eliminación ante el Bayern.

Los jugadores, abatidos tras volver del vestuario al campo, tras la eliminación ante el Bayern. / Jordi Cotrina

Marcos López

Marcos López

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A las 20.35 h del miércoles 26 de octubre se certificó la defunción deportiva del Barça, eliminado de la Champions por el aplastante triunfo del Inter sobre el Viktoria (4-0) y goleado después por el Bayern (0-3) para retratar su caos. Y defunción económica porque deja de ingresar 20 millones al ser descendido a la segunda división europea, además de la ruina reputacional que supone ver al equipo alejado de los centros de poder futbolístico. Vino un Bayern, repleto de suplentes, y le sometió a una tunda en su propia casa que transformó la funesta noche en algo todavía más dramático. 

En apenas 45 minutos se visualizó el drama de un Barça al que no hay palanca que lo active. Ni dinero que le proporcione felicidad. Lo único que tiene de verdadera Champions es la afición, capaz de atiborrar el viejo Camp Nou, que escuchó por última vez esa música que antes era celestial y ahora es una tortura.

Hasta 84.016 espectadores, un entradón teniendo en cuenta que el Inter ya había puesto la firma al testamento europeo azulgrana. Un entradón porque tuvo el universo culé energía, entusiasmo y hasta alegría en una noche que era un funeral.

Xavi y los jugadores aplaudiendo a la grada de animación al finalizar el partido de fase de grupos de la liga de campeones entre el FC Barcelona y el Bayern de Munich

Xavi y los jugadores aplaudiendo a la grada de animación al finalizar el partido de fase de grupos de la liga de campeones entre el FC Barcelona y el Bayern de Munich / JORDI COTRINA

En caída libre

Un funeral porque certifica, de nuevo, que el Barça va en caída libre por Europa desde hace siete años (la corona de Berlín-2015 está llena de polvo cada vez más añeja) sin que nadie halle solución. Ni con Messi en el equipo (víctima del sonrojante 2-8 de Lisboa) ni sin Messi.

Dos años sin Leo en el Camp Nou, dos años en la Europa League. Dos años en el sótano del continente, desterrados a los inhóspitos y desagradables jueves, que retratan su frustrante decadencia. Frustrante porque el Barça, más allá de los errores arbitrales, no tiene coartada alguna. 

Nagelsmann celebra el 0-1 marcado por Sane en el Camp Nou ante Xavi.

Nagelsmann celebra el 0-1 marcado por Sane en el Camp Nou ante Xavi. / Jordi Cotrina

En el segundo nivel

Hasta seis goles recibió en su hogar (tres del Inter, tres del Bayern) en los dos últimos encuentros europeos. Frustrante, además, porque el equipo de Xavi se autocondenó por su inestabilidad emocional e inmadurez futbolística, que le envía a las catacumbas de Europa.

Un lugar que conoce demasiado bien porque se ha acostumbrado a la miseria, por mucho que se hayan invertido 200 millones de euros en los ocho últimos meses para traer 12 jugadores (no todos siguen, claro) y terminar en el mismo calabozo de siempre.

Los jugadores azulgrana Lewandowski, Ferran Torres y Ter Stegen, visiblemente decepcionados, reciben el aplauso de la grada de animación al finalizar el partido contra el Bayern de Munich.

Los jugadores azulgrana Lewandowski, Ferran Torres y Ter Stegen, visiblemente decepcionados, reciben el aplauso de la grada de animación al finalizar el partido contra el Bayern de Munich. / JORDI COTRINA

El Camp Nou, sabio en su eterno juez, moduló sus sentencias. Pitó a Busquets cuando disparó mal. Lo pitó de nuevo cuando fue sustituido (tal vez fueran sus últimos minutos de Champions con la zamarra azulgrana), aunque después aparecieron aplausos para nitigar el debate sobre Busi.

Aclamó a Ansu Fati cuando apareció en el césped, mientras Joan Laporta, el presidente, sufría desesperado otra sangrante noche europea, escoltado por los jerifaltes del Bayern, que vivían ufanos y orgullosos otro cómodo triunfo bávaro. 

Laporta abatido tras el segundo gol del Bayern en el Camp Nou.

Laporta abatido tras el segundo gol del Bayern en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

El drama para el Barça tiene diversos planos. Es un drama deportivo porque por mucho que se vendiera que el proyecto era competitivo no ha sido así. Es un drama económico porque deja de ingresar 20 millones de euros. 20, como mínimo. El club, con el optimismo ‘laportiano’, había previsto llegar hasta los cuartos de final. Pero no pasó ni de la fase de grupos. 

Palancas que no activan

Y hay otro drama que no se ve ni se toca pero es igual de doloroso es el reputacional. No está entre los grandes del continente lo que le aleja de suculentos contratos de patrocinio al habitar en la segunda división. En el verano se aceleró para llegar a la elite activando todas las palancas posibles. Pero en otoño todo se enfangó de tal manera que el Barça ha involucionado hacia aquellos duros años de Van Gaal (1997-98 y 98-99) donde caía eliminado en la primera fase de la Champions.

Xavi, con el balón, espera la llegada de un jugador ante Nagelsmann, técnico del Bayern, en el Camp Nou.

Xavi, con el balón, espera la llegada de un jugador ante Nagelsmann, técnico del Bayern, en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

Años de plomo y miseria anticipo de un lustro también dramático (2000-2004)porque no entraba ni siquiera una Copa del Rey en el Museo del estadio. Ni un pañuelo se vio en el Camp Nou. Ni un gesto de reproche lanzó el público, quien aplaudió hasta el cambio de Lewandowski, a quien reservó Xavi enarbolando la bandera blanca de la rendición. "El soci abandonó el espíritu crítico renegando, además, de todo lo que debía ser. Y se fue dejando el Camp Nou medio vacío. Un juego plomizo, plano y, sobre todo, insulso que evidenció que había dos equipos y dos mundos en esa noche.

Busquets pelea con Musiala durante el Barça-Bayern en el Camp Nou.

Busquets pelea con Musiala durante el Barça-Bayern en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

Uno, el Bayern, se movió con tal suficiencia que pareció estar paseándose por Barcelona. Es un equipo de Champions, El otro, el Barça, actuó acomplejado, cohibido, nervioso, superado por el escenario y dejando detalles constantes de su inmadurez. Es, como diría Mourinho, "un tiburón fracasado" que se dirige desarmado al destierro de la Europa League. Y, al final, como retrato del desastre que es el Barça. Un equipo inerte, con una afición viva y un entrenador (Xavi) que solo ganó un partido de Champions.

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