624 MINUTOS SIN ENCAJAR UN GOL EN LIGA

Ter Stegen sobrevive en el caos del Barça ante el Celta

Ter Stegen evita con su pie izquierdo el remate de Iago Aspas en el Barça-Celta.

Ter Stegen evita con su pie izquierdo el remate de Iago Aspas en el Barça-Celta. / Jordi Cotrina

Marcos López

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Tras el fallido experimento táctico de Milán, Xavi se refugió en su tradicional 4-3-3, el traje que más le gusta. Pero ni así se reencontró el Barça con el Barça, deprimido como anda desde que volvió del parón de las selecciones. Suerte tiene de que Ter Stegen es un portero con manos de acero y pies que se extienden como si fuera un mecano. O si no que se lo pregunten a Iago Aspas, que se estrelló ante el decisivo meta alemán. Ha parado el alemán 19 de los 20 disparos a puerta que ha recibido en la Liga, con un prodigioso 95% de acierto, según recogen las estadísticas de Opta.

Abandonó el técnico cualquier innovación (Marcos Alonso era más extremo zurdo que de defensa en el Giusseppe Meazza y Raphinha ejerció de interior izquierdo) para regresar a sus raíces. Con una defensa tan nueva como insólita porque Xavi decidió colocar a los tres laterales zurdos que posee en la plantilla. Todos al mismo tiempo, aunque solo uno (Jordi Alba) en el costado natural. 

Pedri marca el 1-0 tras error defensivo del Celta en el Camp Nou.

Pedri marca el 1-0 tras error defensivo del Celta en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

A Balde le tocó, de nuevo, ser el lateral derecho que ha perdido el entrenador por la lesión de Bellerín, mientras Marcos Alonso, extremo en Milán, fue anoche central zurdo. "Creo que no había jugado nunca con tres laterales zurdos, si el equipo lo necesita hay que adaptarse" confesó el exjugador del Chelsea. Refugiado y contento estaba Xavi en la primera mitad. O, para ser más concretos, en la primera media hora cuando se vio un fútbol enérgico y vigoroso apuntaba signos de recuperación en el Barça. 

De mal en peor

Aunque después, y de forma bien curiosa, el gol de Pedri obró el efecto contrario. Ya emitía señales negativas en el tramo final de los 45 minutos iniciales. Señales que se transformaron en tormentas en la segunda parte cuando se descontroló el Barça de tal manera que Xavi se desgañitaba desde la banda.

Xavi se enfada durante el Barça-Celta en el Camp Nou.

Xavi se enfada durante el Barça-Celta en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

Quería el técnico agitar a su equipo, pero no lo conseguía. Ni con un triple cambio (Ansu por Ferran; Frenkie de Jong por Pedri; Dembélé por Raphinha), ni con el cuarto movimiento (Sergi Roberto por Balde en el lateral diestro) halló el Barça estabilidad alguna. De nuevo, como si el tiempo no hubiera avanzado, coincidieron anoche los cuatro capitanes (Busquets, Alba, Piqué y Sergi) durante unos minutos hasta que Eric García sustituyó al lateral zurdo.

Sin defensa en una desastrosa segunda mitad

Era un cambio para defender, angustiado como estaba porque el Celta se había adueñado del partido, provocando un silencio estremecedor en el Camp Nou, incapaz de entender la mutación vivida en su Barça, un equipo vulgar, sin criterio para rescatar el balón, sometidos por el Celta a un auténtico meneo, aunque le falló, todo hay que decirlo, la puntería. Y le sobró la presencia de Ter Stegen, infalible para sostener a un Barça que tiene los pies de barro. 

MarcosAlonso y Jordi Alba, dos de los tres laterales zurdos que usó Xavi en el once inicial ante el Celta.

MarcosAlonso y Jordi Alba, dos de los tres laterales zurdos que usó Xavi en el once inicial ante el Celta. / Jordi Cotrina

Un Barça que solo hace sufrir a su gente, por mucho que sea líder de la Liga. Un Barça, además, que ha perdido lo que más quería Xavi. Ha perdido juego. Ha perdido fútbol. Ha perdido la conexión con Lewandowski, a quien se le ve hasta desubicado y desplazado.

Ha perdido identidad, aunque llegue al clásico del domingo en el Bernabéu en lo más alto de la clasificación. Pero su juego invita al desánimo porque solo Ter Stegen sobrevive en el caos, capaz de encadenar seis partidos consecutivos sin encajar un gol. O sea, 624 minutos imbatido.  

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