UNA BAJA SENSIBLE

Busquets se lleva la brújula al hospital

El cerebro del Barça fue trasladado a un centro hospitalario para ser examinado del golpe que le dejó aturdido

El parte médico especificó que sufre una contusión facial y una fisura en el maxilar superior

Busquets examinado por el doctor Xavier Yanguas tras el golpe recibido en la cabeza.

Busquets examinado por el doctor Xavier Yanguas tras el golpe recibido en la cabeza. / Enric Fontcuberta / Efe

Joan Domènech

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Piqué, Busquets y Messi. La columna vertebral del Barça de los últimos 13 años aún aguanta al equipo mientras en las extremidades aparecen y desaparecen futbolistas. Una conexión ideológica, futbolística, mantiene las esencias que quiere conservar el Barça en el largo tránsito que emprendió para recuperar los mejores tiempos. Aguantan los tres a la espera de que se vaya cimentando el relevo generacional y, algún día, puedan marcharse del Barça con la tranquilidad de que lo dejan en buenas manos.

Busquets se marchó de golpe. De forma inesperada. Al hospital, conmocionado, dejando también conmocionados –de forma figurada– a sus compañeros. Quedó un vacío en el campo que invita a anticipar, con preocupación, cuánto se le echará de menos cuando la despedida sea definitiva y no accidental como al poco de empezar el partido.

Afortunadamente esa ausencia fue breve. Salió con un parte médico que hablaba un par de horas después de "una contusión facial con fisura en el maxilar superior", sin que el club emitiera un pronóstico de baja. Está por ver si podrá jugar el martes en el campo del Levante (22 h).

Se fue del campo el hombre que socorre a Piqué y lanza a Messi, el que protege a la defensa y activa el ataque, el que mira con un ojo al central y con el otro al delantero para ponerle en circulación con una asistencia, que tanto echó de menos el capitán ante el Atlético, mientras el cerebro se ponía en manos de los médicos. Messi chutó porque se montó una jugada y porque lanzó una falta, triste y desvalido por la ausencia de uno de los futbolistas que más le conoce.

Busquets se marcha del campo, conmocionado, por un golpe en la cabeza.

Busquets se marcha del campo, conmocionado, por un golpe en la cabeza. / Josep Lago / Afp

El conector

Busquets es el conector. Él es quien tiene la brújula que guía al equipo en estos tiempos tan inestables en los que el Barça intenta reencontrar el camino por el que empezaron a transitar los tres treintañeros. Carles Puyol quiso que llevara el cinco y Xavi quiso que se quedara con el mapa del juego. Pero Busquets se fue a la media hora sin avisar y el Barça se desnortó. Busi no había legado a nadie los documentos que permitieran mantener el plan, mientras le conducían a un hospital. 

Un golpe en la cabeza con Savic en el centro del campo le dejó contusionado. Parecía que se recuperaba pero al minuto pidió la sustitución, mareado. Los médicos se lo llevaron al hospital para que fuera examinado con detenimiento. Sobre el césped, en el círculo central, se abrió un abismo.

Cuando se fue Busquets ya no estuvimos tan bien. Hubo una cierta desorganización"

— Alfred Schreuder / Segundo entrenador del Barça

Ocupó su puesto y su función De Jong, fichado hace dos años para ser su futuro relevo, pero apenas ha practicado de mediocentro. Entró Ilaix Moriba y el joven canterano no se atrevió descolgarse en ataque como suele hacer el holandés, confiado en que Busquets está detrás, abrillantando la casa. «Cuando se fue Busquets ya no estuvimos tan bien», reconoció Alfred Schreuder, el técnico sustituto del sancionado Koeman. «Hubo una cierta desorganización», añadió.

Una valiosa y discreta virtud

Nadie tiene la visión periférica de Busquets, esa virtud tan valiosa y tan discreta, que le confiere tanto reconocimiento en el equipo como tan poca fama popular. Las acciones de Busquets no salen en los highlights pese a ser el origen de muchas acciones de peligro, y eso explica que nunca aparezca en las listas de premios en ningún concepto. Que los domina casi todos, excepto el remate. En ninguna modalidad.

Adonde no le llegan las piernas ni las fuerzas, y cada vez le fallarán más, cumplidos los 32 años, le llega la inteligencia. La interpretación del juego. Ese don predictivo para calcular dónde caerá el balón para recuperarlo, aquella intuición adquirida para descifrar dónde estará Messi. Solo Busquets lo sabe y se marchó con el secreto. Todos se dieron cuenta. n