No maten todavía a Messi

Más de 15 años han pasado desde que un joven canterano marcó su primer gol con el Barça. Fue ante el Albacete en mayo del 2005. Dos semanas después llegaría su primera Liga, el primero de los 34 títulos que celebraría como azulgrana y de los pocos en los que no sería decisivo. Este domingo, después de haber generado casi todas las ocasiones de peligro de su equipo, Leo Messi salió una vez más al rescate.

Durante mucho tiempo fue el paraguas que, con un golpe de genialidad, se ponía la capa de superhéroe para salvar en el último momento del abismo al equipo, tapando carencias estructurales o los errores ajenos. Pero habiendo convertido los milagros en algo cotidiano durante más de 15 años cuando no hace su magia lo fácil, como dice Ronald Koeman, es señalarle por ser el mejor del mundo, por su trayectoria.

El declive de Leo llegará tarde o temprano aunque algunos ya le daban por acabado en el 2013, cuando Sandro Rosell encuestaba a los socios sobre si había que venderle y Tata Martino decía que no le interesaba que Messi entrara mucho en juego. Desde entonces ha celebrado 13 títulos y 296 goles más, el último este domingo. 

Lo que nadie puede negar es que Leo lo intenta, aunque no esté fino en la definición. Se pudo ver en el naufragio ante la Juventus, donde fue el único que buscó con ahínco la portería rival, y volvió a ocurrir este domingo ante otro rival blanquinegro. De sus botas surgió la primera ocasión, en la falta que botó y que ni Griezmann primero ni Lenglet después lograron culminar. Otro gran centro del argentino brindó otra franca oportunidad, aunque el Principito volvió a topar con el muro levantino.

Tras la reanudación, en un abrir y cerrar de ojos ya había buscado puerta un par de veces: en la primera en una conexión con Alba y en la segunda con un zurdazo fuera del área. De nuevo sería Messi el que puso a prueba al portero valenciano con otra combinación con Griezmann. Las manos de Aitor salvaron al Levante tras un disparo a bocajarro tras otra gran conexión con Alba, esa sociedad que tantos dividendos ha dado y que sigue siendo la principal fuente de peligro en un equipo faltado de desborde en estático. Todo pasaba por Messi.

Y después de nueves disparos llegarían por fin el tanto de Leo, al aprovechar una recuperación de De Jong para batir el fortín levantino con un disparo cruzado. Era su 13º gol al Levante en los últimos 10 duelos con los granotas. Y si no hubiera sido por las piernas de Aitor (récord de paradas en la liga, con 12) habría podido igualar otro tope, el de Pelé como el máximo goleador de la historia de un club. Con el de este domingo lleva 642 tantos, a solo uno de O Rei. El miércoles, ante la Real Sociedad, tendrá una nueva oportunidad de sumar un nuevo récord a su colección.

"Ha hecho un gran gol y ha demostrado ser decisivo. Creo que aún hay mucha Liga", ha comentado Koeman. Alba ha ensalzado también a su socio. "Al final los delanteros se mueven por rachas y sabemos que si se la mandas a Leo puede generar peligro. Una victoria importante con el gol de Leo".