la reconstrucción de la última junta azulgrana

Bartomeu estaba convencido de que la Generalitat iba de farol

Bartomeu, en la rueda de prensa en la que anunció su salida del club

Bartomeu, en la rueda de prensa en la que anunció su salida del club / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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"Son unos auténticos descerebrados", comentó uno de los 14 directivos de la junta encabezada por Josep María Bartomeu cuando, el pasado miércoles, abandonaba la sala donde no habían tenido, dicen, más remedio que presentar su dimisión al forzarles los responsables de Presidencia, Sanidad y Deportes a organizar la votación de la moción de censura en los días 1 y 2 de noviembre, al considerar que no había “impedimento alguno” para retrasarla a mediados de noviembre.

“¿Unos descerebrados?, son unos incompetentes y, además, están jugando con la salud de la gente”, añadió otro, mientras retiraba la silla de la mesa y se dirigía a la puerta de salida. “Yo creo que lo que son es políticos”, señaló un tercero con familiares políticos, antes y ahora, “pues a ellos no les importa ni el Barça, ni la salud de sus socios, ni la votación, solo les importa su escaño, sus siglas y fastidiar al rival político”.

Todos ellos estaban absolutamente convencidos de que la Generalitat iba a forzar la votación. Y muchos de ellos, no todos, pero sí un buen grupo, liderados, por supuesto, por el propio Bartomeu, que estaba agotado y harto de recibir amenazas en las redes sociales y amenazas, serias, a sus hijos, estaban convencidos de que debían resistir unos días más “porque la Generalitat está yendo de farol; si aguantamos hasta el viernes, convocamos, como ellos quieren el voto de censura, seguro que, al final, la ‘Gene’ se asusta y desconvoca la cita, no pueden ser tan irresponsables como para jugar con la salud de 110.133 socios con derecho a voto”.

Ir hasta el final

‘Barto’ estaba dispuesto a pelear esta postura hasta el final e, incluso, a cumplir la exigencia de la Generalitat porque, según ha podido saber El Periódico, pese a que no contaba con el apoyo total de su junta, sí estaba convencido de que Presidencia, Sanidad y Deportes, los tres departamentos que firmaron la carta en la que exigían votación ¡ya! y no veían impedimento alguno, se echarían atrás. “¿Cómo es posible que estén pidiéndole al Gobierno central medidas tremendas para atajar la pandemia, estén cerrándolo todo en Catalunya, pidiéndole a la gente, especialmente, a los mayores, que no salgan de sus casas, y autoricen una votación de miles de personas, cuya media de edad es de 58 años, y hay 40.000 con más de 60?”, se preguntaba el directivo más próximo a ‘Barto’. “Al final, por más irresponsables que sean, que lo son, se hubiesen echado atrás, era peligrosísimo eso que nos pedían”.

La junta anterior a la del pasado miércoles ya se cerró con la sensación de que los políticos no iban a cambiar de idea al considerar la mayoría de directivos que, ya desde la recogida de firmas para provocar la moción de censura, se había producido un salto cualitativo en la búsqueda de un camino para provocar, cuanto antes, la salida de Bartomeu y su directiva. El salto había sido evidentemente político: el procés, el independentismo, pensaban el 80% de los directivos, había decidido intentar el asalto definitivo al único núcleo de poder que les falta, el Barça.

“Veamos, nosotros habremos cometido muchos errores, aunque ‘Barto’ sea de los presidentes que más títulos ha ganado, pero tontos no somos, no”, señaló uno de los dimitidos, “y todos nos dimos cuenta que el proceso, la metodología, el sistema, para la recogida de firmas de la moción es idéntico al que lideró la Assemblea Nacional Catalana (ANC) para asaltar y triunfar en la candidatura que venció en las elecciones de la Cambra de Comerç de Barcelona”. Esa sensación la tuvo la junta desde el mismo momento que Jordi Farré y Marc Duch se presentaron con las cajas de firmas en las oficinas del Barça.

Los directivos salientes están convencidos de que es imposible que se pueda votar en los próximos meses. “Es evidente”, señala otro dimisionario, “que hemos sido una de las mayores piezas de caza en la lucha política que mantienen ERC y JxCat. ERC quiere que las elecciones sean en febrero ¿no?, pues, entonces, es normal que quisiesen forzar la votación en el Barça para demostrar, o intentar demostrar, que es perfectamente posible votar en medio de un horrible y temible rebrote de la pandemia del coronavirus”.

Opiniones divididas

Ni que decir tiene que ya hubo, ya, tres directivos que, mientras el grupito que apoyaba el órdago a la grande de Bartomeu, es decir, dilatar la dimisión, convocar la votación y esperar que la Generalitat, que, según ellos, iba de farol, se asustase, eran partidarios, desde el inicio de esa última junta, “de mandarlo todo a hacer puñetas, que venga una gestora, que tenga que lidiar con la mesa de negociación para reducir las fichas de los futbolistas en 190 millones y, lo que es más grave, que la junta que entre, a mitad de temporada, se coma el peor ejercicio de la historia del Barça. ¿Eso quieren?, pues vamos a ponérselo aún más fácil: dimitamos ¡ya!”

Es verdad que ‘Barto’ estaba ya muy cansado y, sobre todo, harto de que los políticos se hubiesen sumado, rápida y, según él, irresponsablemente, a provocar su dimisión. “Por más independentista que seas, no puedes, ni ahora ni en un futuro inmediato, utilizar al Barça y a su masa social en tu beneficio, entre otras razones porque, no solo estamos hablando de la estabilidad del club, sino de la salud de miles de personas. Todo el mundo sabe y la Generalitat, la primera, que, en estos momentos, no se puede votar con las mínimas garantías”.

Es evidente que, pese a que se plantease, más en los pasillos que en la propia mesa de la junta, la posibilidad de mantener el pulso con la Generalitat para averiguar si, realmente, aquello que algunos directivos intuían, que los políticos iban de farol, se producía, lo cierto es que, en la decisión final de dimitir, no solo estaba ya muy presente el hartazgo y la sensación de persecución que habían sufrido, sino la opinión de esos directivos con vínculos familiares políticos que afirmaban que “esta gente, insisto, son capaces de todo para lograr sus objetivos, esta gente solo piensa en ellos, en sus escaños, en sobrevivir a todo y, por tanto, son muy capaces de mantener que sí se puede votar sin impedimento alguno, insisto, aunque nuestra masa social tenga un promedio de 60 años”.

Limitar el acceso de políticos

Ya fuera de la sala de reuniones, ese mismo miércoles, hubo, en un pequeño corrillo de cinco directivos, quien recordó la petición formulada por uno de los dirigentes, hace poco más de dos años, cuando, en plena junta, pidió a Bartomeu “estudiar la posibilidad de no volver a invitar a político alguno al palco del Camp Nou, pues nuestra masa social está compuesta por personas con todo tipo de ideologías y, por tanto, no creo que debamos invitar al palco, lugar de máxima representación del club, a políticos de uno y otro signo. Si acaso, les damos invitaciones de tribuna y punto. Estamos hablando de deporte, no hace falta tener a los políticos en el palco sacando pecho”.

Al final, les faltaron 48 horas para poder aguantar la partida de póker. Las que van desde el anuncio de la dimisión de Bartomeu y su junta, que no podían postergar más ante la amenaza de denuncia por vulnerar los estatutos del club, hasta el anuncio de la Generalitat del confinamiento perimetral de este fin de semana, que hubiera impedido que este domingo un socio de L’Hospitalet hubiese podido cruzar la calle Riera Blanca para ir a votar al Camp Nou.

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