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El Barça explora el enrevesado mundo de los trueques

El club azulgrana afronta la complejidad de reforzarse a través del intercambio de jugadores

El bosnio Pjanic, de 30 años, durante un partido con la Juventus de la liga italiano.

El bosnio Pjanic, de 30 años, durante un partido con la Juventus de la liga italiano. / periodico

Albert Guasch

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La prensa italiana aventaba este martes escenarios de trueques e incluso de carambolas a tres bandas con los cromos azulgranas habituales en estas fechas de competición suspendida. El delantero Lautaro (Inter) y, sorprendentemente, el centrocampista Pjanic (Juventus) figuran en la lista de la compra barcelonista, que acude a este mercadillo con la chequera adelgazada, el intercambio como protocolo de actuación y armado de paciencia. 

El ruido es elevado, pero desde el club azulgrana se asegura que aún falta para recoger nueces. Los canjes de futbolistas son fáciles en la mente de los aficionados, un entretenimiento divertido, pero mucho más complejos de llevar a la realidad. De entrada es necesaria la voluntad del futbolista de marcharse, algo poco común en el Barça. Cobran en general más que en ningún otro sitio, fichas que suelen asustar a los clubs pretendientes que llaman a las oficinas del Camp Nou, y en algunos pesa el deseo de consagrarse en el formidable coliseo azulgrana.

Ventana compleja

El caso de Arthur resulta paradigmático: vio recientemente su nombre adherido al carrusel de posibles entradas y salidas, y lanzó de inmediato un comunicado en el que decía que no piensa moverse de Barcelona. Este tipo de voluntades pueden doblegarse, pero requieren de tiempo y estímulos. Además, el futbolista, cualquiera, por orgullo, por conveniencia, prefiere gobernar su destino. «No soy un saco de patatas», dijo al respecto Ivan Rakitic a Mundo Deportivo.  

En esta ventana de fichajes, que ya ha implosionado mediáticamente, el Barça se ve obligado a ser activo para apuntalar varias posiciones con grietas. Se presenta complicada para todos los clubs europeos, con sus economías sacudidas por la crisis sanitaria, pero lo será en particular para la entidad azulgrana. 

La resistencia de los futbolistas a irse y cuadrar la masa salarial ralentizan canjes como el de Lautaro o Pjanic

Debe procurar contener una deuda peligrosa, por lo que no puede gastar, por ejemplo, los 111 millones que cuesta Lautaro. Y en el plano corto debe rebajar la masa salarial de la plantilla. Ese va a ser un elemento crucial y a tener en cuenta en las operaciones que se exploran. Con unos ingresos a la baja, el porcentaje salarial debe a la fuerza también contraerse. Josep Maria Bartomeu, el presidente, tendrá la última palabra más que nunca.

Cuadrar todos estos elementos (satisfacer la necesidad deportiva, emplear poco dinero, convencer a los jugadores, encajar las fichas) no es fácil y convierten los trueques en operaciones enrevesadas y posiblemente en lentas. En Italia resultan más o menos habituales, pero mucho menos en España.  El Barça recurrió a la fórmula del intercambio más dinero con Ibrahimovic y Etoo.  Volvió recientemente a emplearla con Neto Cillessen. Aquello fue un movimiento para ajustar las cuentas de Valencia y Barça, 35 millones de ida y vuelta. Ahora será una necesidad en este nuevo mercado. 

Diálogo con la Juventus

En la actualidad el Barça mantiene un diálogo más o menos fluido con la Juventus, que ha preguntado por Todibo, Junior y Arthur, y busca una complicidad similar con el Inter a cuenta de Lautaro. El argentino ya está convencido de que el Camp Nou le ofrece un futuro ilusionante; convencer al Inter y rebajar la cuota de millones de la operación con futbolistas en nómina es el desafío ahora de la dirección técnica barcelonista.

En este tipo de escenarios, el de facilitar trueques, incluso intercambios a varias bandas como en la NBA, se desenvuelven con fluidez agentes poderosos como Jorge Mendes, con una cartera frondosa de jugadores y aún mejor de contactos con los clubs. En la operación que dibujaba 'El Corriere dello Sport', improbable pero a la vez ejemplificante de cómo puede ir el mercado de este verano, Semedo partiría al Manchester City, de ahí se iría otro lateral, Cancelo, que formaría un pack junto a Arturo Vidal para mudarse al Inter y lubricar el fichaje  de Lautaro.

Salvo Messi, Ter Stegen, De Jong y poco más, el Barça ha puesto a su entero catálogo en el escaparate. No obstante, los montruosos salarios imposibilitan la salida de la mayoría. De ahí que Semedo, Vidal, Todibo, Junior o Aleñá, de sueldos más asumibles, formarán parte de la entretenida caldera mercantil del verano.