El Barça supera (2 - 3) al Atlético de Madrid y se clasifica para la final

Las mejores obras están predestinadas a terminar en trilogías. Y en la secuencia de Clásicos que se avecina en el fútbol femenino, el Barcelona se ha propuesto monopolizar el discurso para convertirse en el gran protagonista. Las azulgrana empezaron la temporada con el objetivo de alzar algún título nacional. Y ya están en la final de la Supercopa de España tras superar 2-3 a un combativo Atlético de Madrid.

Del suspense y el tanteo del primer acto se pasó a la acción y la reacción. El 0 – 0 liguero fue el preámbulo de un envite que bien pudo presentarse como una partida de ajedrez. Dani González, en su tercer encuentro como técnico colchonero, tiró de estrategia. Decidió ofrecerle el balón y el centro del campo a las azulgrana y retiró la presión alta. El primer asalto lo ganó. Las jugadoras de Cortés no se acabaron de creer la jugada y empezaron a deambular sobre el césped en busca su fútbol.

Lo encontraron pronto. Aunque como en toda buena obra necesitaron de un cambio de guion. Toni Duggan cumplió con la ley del ex y enmudeció al banquillo azulgrana con un golazo desde la frontal. Solo habían pasado cuatro minutos y el Barcelona ya partía con desventaja. La maldición de los títulos nacionales regresaba. Pero esta vez la reacción llegaría pronto.

Reacción de líder

Suspiros después del tanto de Duggan llegó el travesaño de Caldentey. Y la reacción del líder invicto en la liga. El Atlético de Madrid se replegó en dos líneas muy juntas y empezó, fiel a su estilo, a tocar el combinado catalán. Hasta que encontró la brecha en forma de golazo.

Como la mejor respuesta al tanto de la inglesa, Patri Guijarro aprovechó un despeje de la defensa y, sin dejar caer el balón, se inventó el gol del partido. Volea desde la frontal para reanudar el encuentro. En doce minutos se había visto de todo. Y lo que quedaba.

Dominio estéril

Del tanto azulgrana se pasó al dominio colchonero. Situadas en un claro 4 – 5 – 1, las rojiblancas encontraban con facilidad a Ludmila en el juego directo pero también eran capaces de organizarse desde atrás. Ni rastro de la comodidad del Barcelona, encabezadas como estaban las jugadoras de Cortés en buscar en hueco desde el interior. No aparecían las talentosas bandas y el peligro solo llegaba de las botas del Atleti, capaz de enmudecer a Paños con un disparo de Charlyn a la madera.

Otra vez: acción, reacción. Del susto, el Barcelona pasó al rodillo. Sin necesitar dominio ni buenas sensaciones, las catalanas le dieron la vuelta al marcador conectando con sus estrellas. Primero fue un centro de Hansen por la derecha que Martens, que llevaba jornadas buscando el gol, empaló al fondo de la red. Después, una asistencia de la neerlandesa desde el otro flanco para que la insistente Oshoala tradujera en oro los mejores compases de su equipo.

El golpe era psicológico, justo antes del descanso, pero no definitivo. Porque el Clásico todavía tenía  guardados varios cambios de guion y la segunda mitad arrancó como la primera: con dominio colchonero. Los dos primeros cambios de Dani y la ‘garra’ de las rojiblancas se tradujo en llegadas constantes que terminaron por reavivar la emoción del encuentro.

De un gol anulado a Oshoala se pasó al tanto de Charlyn Corral a media hora del final. Y a la sensación de que el empate estaba por llegar. Tocaban las colchoneras, apoyadas como estaban por una afición que solo rugía con su fútbol. Y achicaban aguas las de Cortés. Su fútbol se resumía en las pugnas de la nigeriana contra el mundo. Hasta que se retiró lesionada. Entonces, el partido se convirtió en una cuenta atrás que acercaba al Barcelona de nuevo a una final nacional. Y que a punto estuvo de tener la sentencia con el regreso de Jenni a los terrenos de juego. No llegó el cuarto, pero si el billete para una final en la que espera la actual campeona, la Real Sociedad.