CUARTOS DE FINAL DE LA CHAMPIONS

Temiendo que a Messi le hayan roto la nariz

Un grupo de seguidores del Bará, en Austin (Texas, EEUU), disfruta del MUnited-Barça, en el pub The Tavern.

Un grupo de seguidores del Bará, en Austin (Texas, EEUU), disfruta del MUnited-Barça, en el pub The Tavern. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Beatriz, dominicana, que lleva, bueno, como casi todos (“no, no, yo soy muy de Busquets, aunque ya no sea el de antes”, dice el mexicano que luego les presentaré), la camiseta de Leo Messi, está sollozando. Cree que el empujón, codazo, ”¡agresión!” que Smalling le ha metido a la estrella azulgrana, le ha partido la nariz a su ídolo “y lo van a tener que sacar del campo”.

Pero Messi se levanta. Messi sangra y a Beatriz aún se le ven los ojos vidriosos. Iván, el mexicano de la camiseta de ‘Busi’, le consuela y le dice que todo está bien, que la ‘Pulga’ nunca se rinde. Que está de pie y meterá una falta, seguro. Y a punto estuvo en el minuto 82.

Iván lleva meses intentando crear una penya oficial , en la villa de Texas, EEUU, donde está ubicado uno de los más modernos y hermosos circuitos del mundo, donde el catalán Marc Márquez, más culé que todos los que nos hemos reunido en el pub ‘The Tavern’ para ver el partido Manchester United-Barça de hoy, lleva seis años seguidos ganando y logrando, además, la ‘pole position’ cada sábado.

El futuro campeón de Europa

Hay, de verdad, casi más televisiones que aficionados, que seguidores, que bebedores, digámoslo de una. Son las dos del mediodía en Austin. Luce un sol de agosto y muy pocos, en la zona, siempre concurrida con un montón de oficinas y colegios, tiene suficiente ambiente como para bajar un ratito al pub de los deportes, al bar de las televisiones, del béisbol y el fútbol, para ver, según Ricardo, otro mexicano llegado a EEUU hace dos años, “al mejor equipo del mundo y futuro campeón de Europa”.

Algunas pantallas están dando un partido de béisbol del otro lado de Estados Unidos, pero acaba enseguida y pronto todas, todas, estarán conectadas a Old Trafford, donde desde muy pronto, el Barça ha impuesto su fútbol y ha marcado el primer gol. Los gritos han vuelto loca a la parroquia y hasta algunos han salido fuera, a la terracita, a decirles a sus amigos, que su equipo, no el de ellos, que es el Arsenal, ya gana. Iván nos da una tarjeta de la supuesta ‘FC Barcelona Penya Austin’, que no existe pero está en marcha, “por si les puedes hablar a las gentes del club de nuestra existencia”.

La verdad es que Beatriz, Iván, Ricardo y los tres norteamericanos con, como medio mundo mundial, como casi todo el Camp Nou, más partidarios de Dembélé que de Coutinho pero, bueno, hoy también se conforman si el Barça saca adelante este partido. En una tele más pequeña, en un rinconcito de ‘The Tavern’, echan el Ajax-Juventus y todos saben que al gol de CR7 ha respondido el Ajax con otro tanto de Neves.

Una peña muy extraña

La verdad es que la parroquia, en serio, está más por el fútbol que por la bebida. Hay nachos en todas las mesas y algún que otro muslito de pollo, que mejor no probar pues pican de lo lindo. La cerveza, digámoslo ya, es Estrella Damm, helada. Iván las va trayendo de dos en dos y, tras cada viaje, insiste en que la penya tendrá como seudónimo, sobrenombre y eslogan el que luce Austin “Keep Austin Weird”, es decir, “mantengamos a Austin, una ciudad demasiado original para ser como las demás, extraña, oculta, casi secreta”. Pero, eso sí, “por favor, hábleles a los señores del club de nuestro proyecto”. Y, sí, hay que mantener a Austin raro y a esta divertida penya, semioculta.

Beatriz ya se ha dado cuenta de que a Messi ni le han roto la nariz ni está dispuesto a rendirse. Le recuerdo que, hace ya muchos meses, Leo dijo que quería esa “linda copa, de nuevo, en casa” y no va a rendirse, a rajarse, al primer codazo, al primer empujón, a la primera torta en la cara. Y menos en el teatro de los sueños, pues los sueños son, también, los que provoca él, el mejor futbolista de todos los tiempos.

Me olvidaba, la penya de mexicanos, dominicanos y ‘yankees’ ha aplaudido cuando han visto saltar al césped inglés al portento y tatuado Arturo Vidal, tal vez al considerarle uno de esos gldiadores, luchadores del fútbol norteamericano, que asegurarían el victorioso resultado. “¡Ojito! que esta gente ganaron en París al PSG cuando habían perdido en Manchester”, dice Ricardo. “Tranquilo, que Roma solo hay una”, añade Iván.

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