El futuro del fútbol es vegano

Me llevé una alegría hace unos días en el mercado de Brick Lane, el barrio donde se agolpa la comunidad de los venidos de Bangladesh, en el este de Londres. Encontré una camiseta original del Barça campeón de Terry Venables (84-85). Ahí estaba yo, acariciando con devoción el mítico logo de Meyba. Pero la felicidad nunca es completa. La talla era la de un medio-hombre y costaba 250 libras. Demasiada barriga y demasiadas pintas al cambio.

Me conformé con una foto. Las cosas empeoraron después. Iba con un amigo novelista buscando algo que poner entre pecho y espalda y acabamos viviendo la pesadilla de deambular por una feria vegana. Los asistentes parecían felices. Pronto habrá un estudio que dirá que los que no comen animales ríen más, ganan más y tienen más sexo. Será el principio del fin. El ocaso de la civilización.

Aunque habrá que aceptar que los conservadores también nos equivocamos y quizás debiéramos aceptar que ese nuevo amanecer de los comedores de hierba, sin entrecots ni parrilladas de pescado, es lo que le conviene a la humanidad.

La aplicación del VAR

Miren si no con el VAR. Todas las voces que pregonaban el fin del futbol por culpa de la tecnología se han esfumado y ahora el aplauso al árbitro audiovisual es unánime incluso entre los reaccionarios. Los ingleses se suben al carro en la próxima temporada. Habrá una diferencia con España. Aquí los clubes entienden que el aficionado que paga su entrada tiene derecho a tener la misma información que los que están en casa viendo la televisión.

Por eso el trabajo del VAR se verá también en las pantallas gigantes de los estadios y los aficionados podrán ser partícipes de la decisión final del colegiado. De los equipos de la premier de este año, sólo dos tienen estadios que no podrán dar cumplimiento a la recomendación porque no hay pantallas en sus santuarios: ManU (Old Traford) y Liverpool (Anfield).

El futbol entero se está convirtiendo en una pantalla. El documental futbolístico en forma de serie es el nuevo filón del negocio audiovisual. Empezó con el City de Guardiola en Amazon y ahora le toca el turno al Suderland en Netflix. 'Sunderlanrd Til I Die' ('Sunderland hasta que muera') se llama la producción. Si no le gusta el futbol mejor vea por enésima vez 'Jungla de Cristal'. Pero si a usted le pone la pelota va a disfrutarla de lo lindo.

Empieza con un capellán dedicando el sermón dominical al equipo de futbol y pidiéndo a Dios una buena temporada para su equipo porque es importante para mantener unida a la comunidad. A continuación, un aficionado resume el espíritu de Sunderland (nordeste de Inglaterra) a través de su equipo de futbol:  “Esto no es Oxford, esto es clase trabajadora, amigo”. De haber añadido “aquí no tenemos veganos” cogería un taxi mañana sólo para conocerle.

A partir de ahí la historia en capítulos de una temporada desastrosa del Sunderland, un equipo que en dos años pasó de la Premier League a la One League (tercera división). Un compendio del futbol moderno en contraposición con los sentimientos del aficionado de toda la vida. Un balance de lo que se ha ganado y se ha perdido a medida que el dinero se adueñaba de todas las parcelas del futbol.  Y todas son todas, porque ya me dirán si no como pueden pedirte en Londres 250 libras por una camiseta Meyba de hace 35 años.