CONEXIÓN LETAL

Messi, Alba y Dembélé

Dembélé, Messi y Alba celebran el primer gol del Barça al Celta, que contó con la participación de los tres.

Dembélé, Messi y Alba celebran el primer gol del Barça al Celta, que contó con la participación de los tres. / periodico

Joan Domènech

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Tal vez habría que incluir ya a Jordi Alba en la relación de los grandes laterales izquierdos de la historia. Los mejores no se distinguieron por su eficacia defensiva. O no solo por ella. También, y sobre todo, por su aportación en el juego de ataque de su equipo.  La solvencia de Alba en las dos facetas es indiscutible: no marcan goles por su banda y desde su banda se marcan goles.

Siempre podrá decir Alba a sus descendientes que era quien daba las asistencias a Leo Messi, y bastará el vídeo del Barça-Celta para acreditarlo, aunque en esta temporada ya había facilitado diez pases de gol. Más que el capitán. De las botas de Alba salieron los centros de los dos goles. Los dos a Messi. “Le he buscado como siempre”, reconoció el defensa de L’Hospitalet. Le encontró como siempre.

El señuelo de los movimientos

En el primero participó Ousmane Dembélé para unirse a la principal sociedad productora del equipo después de que Rubén Blanco detuviera el tiro del Messi. El segundo lo resolvió Leo con una facilidad insultante tras el regalo de su gran amigo al colocarle solo ante el meta.

“Es una sociedad que funciona desde hace tiempo y se entienden a la perfección. Jordi tiene un gran timing de entrada al espacio y, aunque haya equipos que nos tapen ese pase, aparece otro pase paralelo que también aprovechamos”. El análisis de Valverde

Le vio mejor, todo hay que decirlo, gracias a los movimientos de Suárez y Dembélé, puros señuelos ante los que picó la zaga del Celta sin procesar que el mayor peligro siempre es Messi. “Leo nunca falla”, subrayaba Alba, el jugador del equipo que más veces conecta con los delanteros. Más que cualquier centrocampista.

El mismo problema de Busquets

Las imágenes darán constancia de que Alba no exageraba. No habrá otra prueba junto a la de la transmisión oral. El nombre del defensa tampoco aparece, como le sucede a Sergio Busquets, en las listas de aspirantes a premios. Por la misma razón inexplicable si realmente se midiera el rendimiento. La ausencia es comprensible cuando se cataloga a los futbolistas por su demarcación genérica: Alba compite con todos los defensas del mundo igual que Busquets se mide con todos los centrocampistas. Pero no hay mejor lateral izquierdo que Alba, como ningún mediocentro puede compararse con Busquets.

¿Acaso tiene algo que envidiar Alba a Marcelo, el principal competidor en la demarcación y el nombre más frecuente en los equipos ideales? Nada. Messi tampoco le cambiaría. Ni por él ni por nadie. Seguramente ni por Dani Alves, su antiguo socio en la banda derecha, con el que nunca estableció una relación de reciprocidad tan estrecha como la que ha cuajado con Alba. No tuvo un sentimiento de orfandad cuando se marchó el brasileño porque el defensa zurdo ya estaba en el Barça. Cumple su séptima temporada, y parece que lleve toda la vida.

“Es una sociedad que funciona desde hace tiempo y se entienden a la perfección”, dijo Ernesto Valverde que solo encontró una explicación al hecho de que una combinación tan repetida sigue funcionando. “Jordi tiene un gran timing de entrada al espacio y, aunque haya equipos que nos tapen ese pase, aparece otro pase paralelo que también aprovechamos”.