LA RESACA DEL PARTIDO DE CHAMPIONS

El Barça pierde el control

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zentauroepp46065930 barcelona goalkeeper marc andre ter stegen left saves on a181129205631 / AP / PETER DEJONG

Rafael Tapounet

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En el encuentro con la prensa previo al partido ante el PSV en el Philips Stadion, Ernesto Valverde destacó que, a diferencia de lo que le estaba ocurriendo en la Liga, el equipo azulgrana se había mostrado en la Champions League como un equipo sólido y fiable que no solo encajaba pocos goles sino que, “sobre todo” (el subrayado es suyo), concedía muy pocas ocasiones a los rivales. Eso dejó de ser verdad el miércoles por la noche. En Eindhoven, el Barça recibió hasta 23 remates, más que en ningún otro partido de la temporada y más del doble del promedio que llevaba hasta entonces en la competición europea. Una pérdida de control en toda regla.

En la riquísima jerga balompédica holandesa existe una expresión para aludir a esas situaciones en las que un equipo acaba recluido en su área despejando los balones al tuntún: es un caso, dicen, de “vrowen en kinderen eerst”. Las mujeres y los niños, primero. Así transcurrieron los últimos minutos del encuentro en los aledaños de la portería defendida por Marc-André Ter Stegen después de que el Barça entregara el mando del centro del campo y se resignara a resistir el asedio del PSV tras el más que merecido gol de Luuk de Jong.

“Nosotros queremos evitar dar pasos atrás, pero hay momentos y partidos en los que la inercia te lleva a ello. No nos gusta, porque empiezas a conceder centros laterales y dejas que el rival ponga mucha gente arriba”, admitió tras el pitido final Valverde, que definió el duelo del Philips Stadion como “un partido demasiado abierto”. Los holandeses no solo remataron más que los azulgranas (23 intentos frente a 22), sino que también los superaron en el número de lanzamientos dirigidos entre los tres palos (9 del PSV por 8 del Barça).

Más que en la Liga

Para poner la cifra en perspectiva, basta apuntar que el encuentro de Liga en el que los de Valverde se han visto más expuestos fue el choque con el Sevilla, que llegó a rematar 19 veces (seis a portería). Pero aquel fue un partido anómalo, condicionado de arriba a abajo por la lesión de Messi. El día del Betis, recordado como una exhibición de fútbol ofensivo del conjunto verdiblanco, los visitantes hicieron 15 lanzamientos, cinco menos que el Barça.

En la Champions, las estadísticas eran aún más favorables a los azulgranas (al menos hasta el miércoles). Al Tottenham le concedieron en Wembley solo nueve disparos, igual que al Inter de Milán en el Giuseppe Meazza. En su visita al Camp Nou, los ‘nerazurri’ completaron 10 remates. Con diferencia, el equipo que más ha apretado al Barça en la fase de grupos ha sido el conjunto que ha acabado condenado a la última posición: el PSV le chutó a Ter Stegen 14 veces en la primera jornada y 23 el otro día.

Además del rival, existe un denominador común entre estos dos últimos partidos: en ninguno de ellos figuraba Arthur Melo en el once inicial. La incorporación del brasileño al equipo, a partir del choque con el Tottenham en Wembley, fue un factor determinante para que los de Valverde corrigieran los episodios de descontrol que habían caracterizado sus primeras actuaciones de la temporada y empezaran a gobernar los partidos y a minimizar las ocasiones de los rivales. Con su fútbol de pases cortos y su búsqueda permanente del espacio libre, Arthur permite que el equipo ataque más junto, con lo que los jugadores quedan en buena posición para presionar de forma ordenada y solidaria cuando pierden el balón.

La decisión de Umtiti

Es el abecé del juego de posición. Un alfabeto que ni Ivan Rakitic ni Arturo Vidal tienen tan interiorizado como el joven centrocampista goiano. Sin Arthur a su lado, Sergio Busquets sufre, la distancia entre líneas aumenta, las pérdidas de balón se multiplican y los centrales, abandonados a menudo a su suerte por la vocación ofensiva de los laterales, quedan demasiado expuestos a las cargas del contrario.

Por fortuna para el Barça, ni los delanteros holandeses tuvieron la suerte de cara ni el dúo Piqué-Lenglet flaqueó cuando le tocó ponerse el mono de trabajo para achicar agua. Desde la grada los observaba Samuel Umtiti, que se resintió de los dolores que sufre en su rodilla por culpa de una lesión de cartílago y puede verse abocado a pasar por el quirófano si no quiere poner en peligro su carrera. Si finalmente acepta someterse a una intervención, el francés tendría un periodo de recuperación no inferior a cuatro meses, por lo que el club se movería en el mercado de invierno para buscar un recambio.