PEORES NÚMEROS ATRÁS

Valverde y los desajustes defensivos

El técnico busca corregir los desequilibrios para darle al Barça la fortaleza que ha perdido en este arranque de temporada

Lenglet se dirige al vestuario tras ser expulsado ante la preocupación de Valverde.

Lenglet se dirige al vestuario tras ser expulsado ante la preocupación de Valverde. / .45169339

Marcos López

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Detrás del VAR hay desajustes en este nuevo Barça que anda construyendo Valverde en su segundo curso. Desajustes, sobre todo, defensivos que van más allá de que la tecnología decidiera advertir a Gil Manzano de que debía expulsar a Lenglet, cambiando radicalmente el paisaje del choque con el Girona, donde el Barça cedió los dos primeros puntos de la temporada.No es únicamente un problema de la retaguardia, curiosamente la línea que apenas ha cambiado con respecto al primer capítulo del Txingurri en el Camp Nou, sino que se trata de un funcionamiento colectivo global.

Al Barça le cuesta más defender como equipo, exhibiendo unas grietas que no se le vieron antes porque Valverde priorizó fortificar su obra tras el desastre de la Supercopa con el Madrid que presagiaba lo peor. Le cuesta más porque juega distinto, más allá de que el técnico sostenga que Iniesta, como interior, diseñaba un 4-3-3 en ataque. Pero atrás, con la inclusión entonces de Paulinho y la pareja Busquets-Rakitic, resultaba un bloque más pétreo.

Un nuevo escenario

Ahora se le hace difícil mantener la portería a cero, por más que el rendimiento de Ter Stegen sea excelente. El Barça del tridente (Messi-Suárez-Dembélé) genera un nuevo escenario en la estructura defensiva. Una estructura que aún no está perfilada, como demostró el Huesca, con dos goles en el Camp Nou, y retrató el Girona de Stuani, con otros dos tantos, lo que le obligó a ir, una semana más, en contra del marcador. Y del tiempo.

"Más que la expulsión lo que nos condicionó fue el gol al final del primer tiempo y al inicio del segundo" (Valverde)

 "Más que la expulsión lo que nos condicionó fue el gol al final del primer tiempo", admitió Valverde, preocupado, por mucho que no lo diga, por esos desequilibrios que dejan tan desamparado a Ter Stegen, capaz incluso de sostener de forma soberbia el uno contra uno de Portu previo al segundo tanto de Stuani. "Luego nos volvieron a hacer gol al comienzo del segundo", recalcó el técnico para ilustrar esa inquietud por el desgobierno del equipo para controlar un partido que tenía en su mano. "“En apenas cinco minutos pasamos de ir ganando a ir perdiendo. Esos goles han venido en momentos claves", afirmó.

La pérdida de fiabilidad

Los datos corroboran esas disfunciones. Para hacerle dos goles en la Liga al Barça de Valverde (17-18) tuvieron que pasar cinco meses y 13 jornadas. Fue el Celta (2-2) y en el Camp Nou, prueba de esa extrema fiabilidad que desprendía. Ahora, en cambio, al Barça de Valverde (18-19), en solo un mes de Liga, con apenas cinco jornadas disputadas, ya ha pasado por ese mal trago en dos ocasiones. Y siempre en su propia casa: Huesca y Girona.

La aparición del tridente ha dañado la armonía defensiva del Barça en este inicio

No juega igual el equipo. El uso del tridente, como ya le sucedía a Luis Enrique con Messi-Suárez-Neymar, condiciona mucho los automatismos del Barça, por mucho que ahora Dembélé, al igual que el brasileño en su día, intente cumplir con sus obligaciones defensivas. A Valverde le toca, por lo tanto, ajustar esas piezas para evitar el desorden. Pero el Girona puso el foco en ese verdadero problema. Seis disparos a puerta realizó el equipo de Eusebio: dos goles de Stuani y un tiro de Portu que salvó Piqué en la misma línea de gol. Es el que más daño le ha hecho el Barça superando al Sevilla (5 tiros a puerta en la Supercopa) y la Real Sociedad (también 5).

Ese nuevo escenario táctico ha dañado la armonía del equipo, por mucho que el técnico apenas haya hecho cambios en su defensa titular con la única variación de Sergi Roberto (4 partidos en el once inicial) y Semedo (3) en el rol de lateral derecho. Piqué ha jugado los siete encuentros, Umtiti lleva cinco, Lenglet apenas dos y Jordi Alba es intocable como lateral izquierdo. Ha jugado todo y todos los minutos. Sin un segundo de descanso. Quizá sea simplemente casualidad pero en los dos últimos partidos el Barça ha terminado con 10. Y siempre por la expulsión del central zurdo: Umtiti ante el PSV; Lenglet frente al Girona.