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VISITA A ANOETA

El Barça sale vivo de Anoeta (1-2)

Valverde se ve obligado a echar mano del once de siempre para enderezar un partido con muy mala pinta

Suárez intenta conectar un disparo ante Rulli.

Suárez intenta conectar un disparo ante Rulli. / .45042933

Rafa Tapounet

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Con pista de atletismo o sin ella, el estadio de Anoeta es un inexplicable agujero negro para el FC Barcelona. La Zona Negativa. Un vórtice de antimateria de poder indescriptible en el que año tras año los héroes azulgranas quedan reducidos a la condición de simples mortales. Como si almorzaran pintxos de kryptonita. Así las cosas, cada viaje a San Sebastián se antoja un ejercicio de supervivencia que, además, suele acabar mal. Esta vez, por puro azar (y donde dice azar pueden leer Marc-André Ter Stegen), el Barça salió vivo. 1-2 y tres puntos. Pero la cosa podía haber acabado en catástrofe. O algo peor.

Más allá de la victoria, que a fin de cuentas es lo que valdrá a final de temporada, el partido deja un mensaje de lo más inquietante: el Barcelona del gran fondo de armario, el equipo del plantillón a prueba de rotaciones que se ha movido con inteligencia en el mercado veraniego, solo sabe ganar con el once de siempre; el que desatascó el encuentro ante el Alavés en la primera jornada; el que jugó de salida frente al Valladolid; el que goleó al Huesca. Y eso que en Anoeta, así lo había anunciado Valverde y así lo dispuso de inicio, empezaban los cambios.

No se podrá acusar al técnico extremeño de no ser consecuente. Si el viernes dejó fuera de la convocatoria a Arthur alegando que el brasileño había sido de los últimos en reincorporarse al equipo después de sus compromisos con la seleçao, en Anoeta sentó de inicio a Coutinho (también llegó a Barcelona el jueves) y dio entrada en su lugar a Rafinha, que tuvo así oportunidad de estrenarse en la Liga. Busquets fue la otra pieza sacrificada en el altar de las rotaciones (el de Badia tuvo que celebrar el décimo aniversario de su debut en el primer equipo en el banquillo) y su lugar fue ocupado por Rakitic, movimiento que dejaba a Sergi Roberto como volante y a Semedo como lateral derecho.

Primer tiempo de juego miserable

El invento duró 45 minutos. Los de una primera parte que el Barça jugó de forma miserable, acaso contagiado del punto de desolación que transmitía ese fondo norte, aún cerrado al público, hacia el que encaraba sus insignificantes ataques; un semicírculo de tierra y cemento solo habitado por palés, contenedores y maquinaria diversa. La Real, por el contrario, miraba hacia el nuevo fondo sur, rebautizado como Grada Aitor Zabaleta, donde se concentraban sus seguidores más animosos, y no desperdició la ocasión de regalarles un tanto aprovechando los proverbiales desajustes de la zaga azulgrana cada vez que le toca defender una acción a balón parado. Un tiro a puerta, un gol.

Del centro del campo en adelante, las noticias no eran mucho mejores. La delantera estaba apagada o fuera de cobertura y, en el medio, la triple R (Rakitic, Roberto, Rafinha) no lograba dar continuidad al juego, con el brasileño particularmente empecinado en rebajar su cotización de cara al mercado de invierno. El dispositivo ideado por el técnico realista, Asier Garitano, para desactivar la banda izquierda del Barça a través de la presión de Zaldua y Oyarzabal funcionaba a las mil maravillas. La banda derecha, con Semedo y Sergi Roberto, se desactivaba sola.

Gigante Ter Stegen

De modo que a Valverde le tocó, una vez más, cambiar piezas en el descanso y volver al dibujo de gala. Coutinho y Busquets, dentro, Semedo y Rafinha, fuera. Y Roberto, al lateral. Las sustituciones sirvieron para reanimar el moribundo juego azulgrana, pero si el plan acabó funcionando fue porque la Real defiende las jugadas de estrategia casi tan mal como el Barça (los goles de Luis Suárez y Dembélé llegaron después de sendos saques de esquina) y porque en la portería barcelonista estaba el gigante Ter Stegen, que, ante la empanada de sus centrales, se puso, él sí, el traje de superhéroe y desbarató tres ocasiones clarísimas de Theo, Juanmi y Sangalli.

Con el marcador a favor, Valverde, fiel a sus principios, hizo entrar a Arturo Vidal en sustitución de Dembélé y, no sin algún susto, el partido fue languideciendo como la tarde en la playa de Gros. El Barça ha pasado por Anoeta y sigue vivo. Pero dentro de poco empezará el frío y el armario no acaba de dar respuestas.

REAL SOCIEDAD, 1 - BARCELONA, 2

<span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;"><strong>REAL SOCIEDAD: </strong>Rulli (3), Zaldua (7), Elustondo (6), Moreno (5), Hernández (5), Zubeldia (6), Illarramendi (6), Zurutuza (5), Pardo (7), Oyarzabal (6) y Juanmi (5).</span>

Así lo ha contado en directo Xavi Chica.