En Directo

LA COPA DEL REY

El Barcelona malgasta una bala

Messi falla el tercer penalti de la temporada y el Espanyol se lleva el primer asalto con un gol de Melendo a tres minutos del final

Busquets esconde el balón ante Víctor Sánchez.

Busquets esconde el balón ante Víctor Sánchez. / periodico

Joan Domènech

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No hay mayor satisfacción para los pericos que ganar al Barça. Si ese triunfo significa adelantarse en la eliminatoria de Copa y, además, cierra una racha victoriosa del vecino, supone el clímax de la felicidad. Y el españolismo se llevó un alegrón, que ya tocaba después de tantos sinsabores, que deberá ser refrendado el próximo jueves.

Han sido casi nueve años sin vencer al Barça. Desde el 21 de febrero del 2009, y en el mismísimo Camp Nou (1-2), el Espanyol había coleccionado 16 derrotas y 3 empates que acabaron con el primer triunfo de la historia en el RCDE Stadium. Un acontecimiento que los jugadores celebraron como si se tratara de un título, saliendo otra vez al césped tras el encuentro.

Gol sin buscarlo

El Espanyol se encontró con un gol que no esperaba, ni tampoco buscó, igual que el Barça se llevó un disgusto que no se mereció pero que castigó una noche desacertada. El cuadro azulgrana malgastó una bala con el penalti que falló Messi, el tercero de los seis que ha lanzado esta temporada, y el gol de Melendo le complicó la vuelta a tres minutos del final. Eso fue lo peor. Más que la racha de 29 partidos invicto que exhibía el grupo de Valverde y que canceló el joven futbolista blanquiazul.

Aún queda tela por cortar y mucho tendrán que mejorar ambos conjuntos para avanzar a las semifinales. El Espanyol ya no necesitará chutar a portería (solo lo intentó Navarro de falta, seis minutos antes que Melendo) pero deberá proteger mejor la suya, y el Barça deberá disparar con la fe y el alma que le faltó porque no habrá un mañana.

La chispa del penalti

Un derbi átono y plano, que discurría como si hubieran convenido en aplazarlo todo –el esfuerzo y el acierto- para la vuelta se activó con una chispa. Lo único que faltaba para que el choque fuera como ha de ser: vigoroso y peleado. Esa chispa la prendió el penalti de Granero a Sergi Roberto, muy protestado por los españolistas, igual que casi todas las decisiones del árbitro.

Lo que cambió fue el ardor de los blanquiazules, indignados y excitados por igual. Primero con el juez, que antes había perdonado la expulsión de Aarón, y luego con el alivio de sobrevivir al penalti de Messi. Algo que tampoco es tan extraño porque el índice de fiabilidad del argentino es del 50%.

Dominio abusivo

El Barça no obtuvo rédito del dominio total del partido que alcanzó cotas abusivas siendo el visitante. Los azulgranas se intercambiaron el balón con una facilidad casi insultante. La presión del Espanyol fue inefectiva: nunca hubo un jugador lo suficientemente cerca de un azulgrana para robarle el balón. Los locales se pasaron el partido corriendo detrás de la bola.

Se enfrentaron el equipo más defensivo de Quique, observaron los blanquiazules, contra el once más raro de Valverde, notaron los barcelonistas. De una forma extraña encararon los técnicos el primer asalto: el de casa no quiso arriesgar para aprovechar la ventaja del campo y el forastero no tuvo reparos en dar un vuelco a la alineación hasta configurar un galimatías que se aclaró pronto. Solo había un delantero (Messi) y una colección de centrocampistas. Al genio le acompañó un defensa (Aleix Vidal) de extremo derecho.

Astro sin brillo

Pese a la abundancia de mediocampistas, Valverde recuperó el 4-3-3. Pensó que en ese galimatías de alineación era necesario que los jugadores tuvieran la referencia de la posición que ocupaban. Todos bien colocaditos, siguiendo las instrucciones del manual y Messi, ejerciendo de amo plenipotenciario.

El astro no brilló tanto sin ninguno de sus socios. Sin Alba ni Suárez (tampoco Rakitic, que entró tarde, por supuesto Ter Stegen por ser la Copa), Messi no oteó ni una vez a Digne para combinar como suele hacer con Alba y tampoco encontró a Suárez delante para tirarle en profundidad.

Tampoco vio a nadie Gerard Moreno, náufrago abandonado a su suerte ante la zaga azulgrana para recoger, con suerte, algún pelotazo lejano, sin poder perfilarse nunca. Solo vio de cara a Cillessen cuando corría a presionarle y no para chutarle. Cuando entró Baptistao se ilusionó, creyendo que sería rescatado de aquella triste isla. Fueron dos náufragos entonces. Melendo, que pasaba por allí, les salvó.

Espanyol, 1 - Barcelona, 0

<strong>Espanyol:</strong> Diego López (9); Navarro (7), O. Duarte (7), Naldo (6), Aaron (6); Darder (5), David López (6), Javi Fuego (5), Víctor S. (5), Granero (4); Gerard (6).