El Barça gana como un campeón

La sexta victoria consecutiva, en medio de la mejor racha liguera de la sesión, colocan al Barça en disposición de abordar la conquista de su tercera Liga consecutiva. Le falta un partido, ante el Eibar en el Camp Nou. La situación, idílica, se oscurece en la recurrente comparación con su mayor competidor. El Madrid, empatado a puntos, tiene dos partidos (el miércoles en Balaídos y el domingo en Málaga) para romper la igualdad de puntos.

Tan concluyente como los cinco últimos triunfos fue el de Las Palmas. Una visita plácida, de guante blanco, ante un rival sin nada por lo que luchar. Acaso la dignidad: insuficiente motivación cuando enfrente está plantado un Barça que se jugaba el prestigio y, además, el tercer título seguido. En cuanto el Las Palmas levantó la voz, respondió el Barça con un grito.

UNA VOZ, UN GRITO

Sucedió cuando el central Bigas se montó una excursión como las de Piqué (robó el balón en su área y se puso a correr hacia la otra) y anotó el 1-2 que alteraba la tranquilidad del Barça, amodorrado sin percibir que el Las Palmas había aumentado una marcha. La respuesta del todavía campeón fue implacable. La que se espera de él: dos goles en siete minutos.

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Atacando solucionó el Barça los problemas que tenía en defensa. Más o menos como es habitual. No había suficientes ausencias atrás (Sergi Roberto, Piqué, Mathieu y Aleix Vidal) como para que se apuntara una más a última hora: Mascherano se sintió indispuesto en el calentamiento y Marlon Santos ocupó su puesto entre los titulares.

MARLON, TITULAR

El brasileño se arrodilló y rezó antes del comienzo, encomendándose a la tarde de su vida: era su séptima convocatoria y el primer día que empezaría desde el inicio. Había jugado ya 19 minutos frente al Celtic en la quinta jornada de la Champions. Su compatriota Neymar, más que orar, obró por él.

El lance aclaró el rompecabezas defensivo antes de que Luis Enrique colocara las piezas como había ideado. Se colocaron solas. Y quien debía arrodillarse y rezar, pero mucho, era Digne al jugar de lateral derecho. Nadie escuchó allá arriba al francés que cometió el primer error del partido, la primera falta, vio la primera tarjeta y mereció la expulsión en solo 20 minutos. Apenas cinco después marcó Neymar y orilló el drama del flanco derecho, limitando las repercusiones de lo que sucediera al sufrimiento particular de Digne, luego sustituido por André Gomes, que se estrenó en la defensa.

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LA TORTURA DE DIGNE

Acabó pronto, casi instantáneamente, la tortura de Digne porque el Las Palmas sucumbió al segundo golpe azulgrana propinado por Luis Suárez. Un 0-2 era una montaña demasiado alta para el cuadro local, desmotivado desde hace dos meses, y sin el aliento del público, tan indignado por el bajón de los suyos como por los precios de las entradas: 140 euros la más barata.

Por mucho que valga eso, o más o menos, ver al Barça, los aficionados debieron pensar que ya se rascarán el bolsillo la próxima temporada, cuando haya algo de interés real. Los de Luis Enrique liquidaron la cita tan pronto como el Madrid, en los compases iniciales, y luego sestearon mientras no veían complicarse la vida.

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COPIA DE PEOR CALIDAD

El cuadro canario es una copia de la azulgrana en su deseo de expresarse con el balón, pero de menor calidad, sobre todo en la delantera y por ahí sucumbió. Boateng no la olió. Pocos equipos pueden combatir al tridente cuando los tres están por la faena. No apareció el nombre de Messi en la lista de goleadores, ni falta que hizo: su empeño desde el minuto uno guió a los demás.

La repetición del once titular en las últimas semanas agrava la sensación de la pésima respuesta que ha dado el banquillo de suplentes. Por ahí podrá explicarse por qué el Barça no habrá sumado su tercera Liga.

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