Las claves tácticas del Leganés-Barça: el espacio estaba atrás

En una semana, Luis Enrique ha protagonizado dos revoluciones. Contra el Alavés apostó por una rotación masiva de jugadores que desnaturalizó al Barça. Contra el Leganés, en cambio, diseñó un plan táctico novedoso y rupturista. Era un 3-4-3. Pero no un 3-4-3 ‘cruyffista’. Tenía muchos matices nuevos. Hace una semana perdió; en Butaqrue, se salió con la suya.  

La apuesta por los tres centrales de Luis Enrique forzó que hubiera opciones de uno contra uno en las dos áreas, con ventaja para el equipo de mayor calidad

Luis Suárez le gana la espalda a Bustinza en uno de los muchos contragolpes azulgranas en el Leganés-Barça.

Luis Suárez le gana la espalda a Bustinza en uno de los muchos contragolpes azulgranas en el Leganés-Barça. / periodico

MARCOS LÓPEZ / LEGANÉS

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TRES CONTRA TRES Y A CORRER

No es nada habitual que Luis Enrique haga muchos cambios tácticos. Tiene como idea base el 4-3-3, pero eso no quiere decir que sea inmovilista. Con Busquets en Barcelona descansando, el técnico apostó por una singular cohabitación de los tres centrales: Mascherano, Piqué y Umtiti. Eso obligaba a que las bandas estuvieran ocupadas por laterales específicos (Jordi Alba llenaba la izquierda) o interiores reconvertidos (Rafinha por la derecha). Huía así del pivote natural dejando la responsabilidad de la sala de máquinas a Rakitic e Iniesta, pero lo más importante es que forzaba situaciones de uno contra uno en las dos áreas. Tanto en la casa de Ter Stegen como en la de Serantes. Asumió el riesgo. A mayor calidad, menos riesgo, eso es verdad. El tridente encontró a la espalda del atrevido Leganés los espacios que no tenía. No fueron ataques estáticos. Fueron, sobre todo, los tres primeros goles, los que decidieron el partido. Y con Messi como guía táctico. Tres contra tres y a correr. Los buenos suelen ganar casi siempre.

UMTITI SE ASIENTA; MASCHERANO SUFRE EN LA BANDA

En ese 3-4-3 singular de Luis Enrique aunque, en ocasiones parecía un 3-2-3-2, le tocó sufrir a Mascherano, recostado sobre el perfil derecho de la defensa. A Umtiti, pese a un despiste en los minutos finales del partido, ya con 0-5 en el marcador, se le vio, en cambio, mucho más cómodo. Le ayudó al francés el despliegue físico de Jordi Alba. Al 'Jefecito', sin embargo, le costó sincronizarse con Rafinha. Por una razón u otra, el Barça estuvo desajustado en el primer cuarto de hora, consecuencia lógica, además, de un sistema tan novedoso que solo tenía un objetivo: asestar al Leganés contragolpes mortales. Y lo consiguió, aunque eso implicara un sacrificio para Mascherano, que lleva ya tres posiciones en el Barça. Vino para ser medio central, Guardiola lo recicló para central, donde brilló de manera extraordinaria, y ahora Luis Enrique le devuelve a sus tiempos con Benítez en el Liverpool. Allí era lateral diestro. En Butarque tuvo que ser central-lateral.

LA GENEROSIDAD TÁCTICA DEL TRIDENTE

Leo inventa. Los demás, marcan. Aunque estuviera a casi 50 metros de la portería del Leganés. Desde ahí fue tan influyente como generoso resultó Suárez. Era el mundo al revés. El extremo derecho, Messi, era el 'nueve', Suárez. Y el 'nueve' hacía de 'siete'. O sea, el uruguayo corrió la banda y Messi no solo inició la jugada sino que la terminó en el área del Leganés. Más de lo mismo en el 0-2. Pero con los papeles cambiados porque Leo decidió devolverle el regalo a Suárez. De nuevo, Messi inicia la acción. Como en el 0-3, donde un espectacular sombrero de la estrella argentina sirve como prólogo para que Suárez asista a Neymar. Todos combinados de tal manera que se podían intercambiar los papeles. Pero siempre bajo una condición: Messi como origen de todo. Por eso, Luis Enrique decidió colocarlo lejos de la banda. No tuvo, curiosamente, la disciplina táctica que exhibió ante el Celtic. Tampoco era lo que necesitaba el Barça. Necesitaba el equipo que Messi se viniera al centro, enviando en muchos momentos a la banda a Suárez para atacar los espacios que dejó el ambicioso Leganés a su espalda.