EL CAMPEÓN CEDE LA CORONA

El Barça menos clásico

El equipo de Guardiola pierde su identidad y el Madrid da el golpe definitivo a la Liga

El fin de semana deportivo, en imágenes

El fin de semana deportivo, en imágenes

DAVID TORRAS
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La ilusión que había ido conquistando punto a punto se desvaneció anoche en el peor escenario, en el mismísimo Camp Nou, en el segundo clásico que el Madrid de Mourinho le gana al Barça de Guardiola y que, igual que el primero, le costará un título. La Copa entonces, la Liga ahora. Después de 11 victorias consecutivas, de pelear punto a punto mientras el líder desfallecía, justo cuando más cerca estaba del rival al que ha ido atosigando, el Barça perdió de golpe todo lo que había conquistado. Lo peor no fue la derrota (1-2), lo peor fue la sensación de que el Barça estuvo muy lejos de lo que siempre es, un pecador que merece el perdón, pero que no puede volver a equivocarse el martes frente al Chelsea.

Extraviado como nunca, desconocido, irreconocible en el juego, con el triángulo Xavi-Iniesta-Messi desaparecido, el campeón ha perdido una de sus dos coronas frente a un enemigo que cumplió el guion perfecto de la mano que le guía, agarrado como siempre a la máxima de que el fin justifica los medios. El resto, poco importa. Fútbol puso poco, pero fue modélico en las artes que mejor domina Mou. Defender con todo y salir al galope. Y, en medio, enredar lo que se pueda. Como sea.

EMPATE Y BAJÓN / Anoche, es cierto, sin la violencia de otras veces, pero siempre a punto para la comedia, para robarle minutos y más minutos al reloj, ajeno a la identidad del club, de la que ya no queda rastro, y echando por tierra la ley que dicta que el fútbol está hecho para jugar. Una y otra vez, futbolistas blancos fueron cayendo por el césped, en una teatral actuación. Cada saque de banda, cada lanzamiento de Casillas era una larga ceremonia, que el Barça no supo combatir. Y, encima, justo cuando se levantó, cuando dio el golpe que tanto le costó, cuando la rabia de Alexis le metió en el partido y en la Liga, con un gol para el que necesitó unos cuantos remates, llegó la carrera de Ronaldo. Adiós. Se acabó.

Fue un golpe tremendo, un bajón que dejó el Camp Nou en silencio, después de unos minutos intensísimos, dando por hecho que hasta ahí había llegado el Madrid y que la película acabaría como siempre. Pero no. No hubo ni tiempo para un reset y volver a empezar de cero.

Algún mecanismo fallaba ahí abajo, y no hubo manera de poner remedio. El Madrid ni siquiera necesitó una actuación prodigiosa y, precisamente por esa imagen pobre, al culé le quedó más mal cuerpo. Muy lejos de las exhibiciones azulgranas en el Bernabéu, la tropa de Mou hizo lo justo porque, por primera vez en esta larga tanda de 11 clásicos, el

Barça le dejó vivir tranquilo, sin el desasosiego que le bloqueaba de los pies a la cabeza.

Mal anda el Barça cuando el único momento de gallina de piel y de emotividad que se vivió fue en la puesta en escena, con ese enorme mosaico y el lema Som i serem, y cuando el himno dejó de sonar y miles de gargantas siguieron cantando. Y así, a capella, esos 99.252 espectadores, récord absoluto, se pusieron a los pies del equipo, sin imaginar que este clásico no iba a seguir el camino de los otros, no porque el Madrid sea mejor que antes sino porque no jugó contra al Barça de verdad.

TUMBAR AL CHELSEA / Este equipo no busca excusas y no lo hará. Ni siquiera la del primer gol en posible fuera de juego, porque sabe mejor que nadie que la responsabilidad de la derrota es cosa suya. El primer gesto de Guardiola fue felicitar al Madrid por la victoria. Igual que siempre ha hecho Mourinho, claro, que salió a hacer una fotografía al estadio cuando ya estaba vacío. De recuerdo. Era su primera victoria.

Tampoco los culés recuperarán los reproches, enterrados en estos cuatro años por un juego encantador y el orgullo de esos 13 títulos. De hecho, anoche mismo, con todo perdido, en los minutos finales, el Camp Nou se puso a cantar, recordando que ser del Barça «és el millor que hi ha». Lo era antes y lo sigue siendo ahora. Y esta fuerza es el camino que seguirá el martes para tumbar al Chelsea y marchar hacia Mú-

nich. Tal vez, allí se encuentre otra vez con el Madrid y entonces le recuerde quién sigue siendo el mejor. Y Mou no tenga nada que fotografiar.