Baloncesto

El día que Aina Ayuso se despertó con la llamada de la NBA

La base catalana explica sus sensaciones de "orgullo e incredulidad" tras salir elegida en el 'draft' por Los Angeles Sparks

"Jugar en la WNBA sería increíbe, pero ahora no es una opción ni un escenario real", admite la joven jugadora

Aina Ayuso

Aina Ayuso / FEB

Luis Mendiola

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Hay días que distinguen la carrera de un deportista. En el calendario particular de Aina Ayuso tendrá un lugar importante la fecha del pasado 15 de abril. La joven base del Casademont Zaragoza fue escogida por Los Angeles Sparks en la posición número 34 del 'draft' de la NBA femenina (WNBA). Su elección resultó inesperada incluso para la jugadora catalana de 21 años (Sant Just Desvern, 1999), que no podía ni imaginarse del interés del equipo. “Para mí fue una sorpresa. Primero pensé que era una broma. Pero luego lo viví con satisfacción y orgullo, aunque también con incredulidad”, cuenta.

Por la diferencia horaria, la ceremonia del ‘draft’ se produjo en la madrugada de España y cuando se levantó, vivió unas cuantas horas de locura. “Cuando me desperté, vi un mensaje de una amiga que me decía: ‘despiértate ya y mira el móvil' . Estaba a reventar de mensajes de WhatssApp, de Instagram y Twitter”.

La base catalana, formada en el Siglo XXI en la Blume, e integrante del equipo campeón de Europa sub-20 en 2018, admite que uno de los mensajes que le hizo más ilusión fue el de Magic Johnson, uno de los propietarios de las Sparks. “Obviamente me hace ilusión ser elegida, pero casi me hace más ilusión el mensaje de Magic. Pero recibí muchísimos más de amigos y gente del baloncesto felicitándome como Pau Gasol y de Marta Fernández, que llegó a jugar un año en las Sparks, y me dijo que era una gran franquicia muy chula”.

Un selecto club

 Aina explica que tardó en enterarse aunque las redes sociales de su familia y sus amigos echaban fuego. Esa noche desconectó el móvil y no fue hasta por la mañana cuando le llegó la noticia. “Yo no estaba en casa. Mi madre se despertó a las cuatro de la mañana y una amiga le reenvió el mensaje de Magic Johnson y no entendió nada. Y a las seis o siete, cuando se levantó para ir a trabajar, empezaron a llegarle mensajes. Justo esa noche le había dicho, ‘ mañana desconecto el móvil dos días y ella, me dijo ¿Y si pasa algo?, ‘¿Qué ha de pasar?, le respondí yo. Pensaba que no me había enterado y fue gracioso. No me encontraban y me lo querían hacer saber a través de mis amigas”.

Con su elección, Aina pasa a forma parte de un selecto club. Nueve jugadoras españolas han entrado en el ‘draft’ antes que ella (en la edición de este año la pívot gallega del Valencia, Raquel Carrera, de 19 años, con el número 15 por las Atlanta Dream) y una quincena han conseguido jugar, aunque la que ha hecho más historia es Amaya Valdemoro que logro tres anillos con las Houston Comets. La badalonesa Anna Cruz ha sido la última en lograr el título en el 2015 con las Indiana Fevers.

Aina reconoce que el souflé ha bajado después de dos semanas. Ha recuperado la normalidad, ya concluida  la temporada en Zaragoza y se ha centrado en sus estudios de segundo curso de Fisioterapia, que está intentando compaginar con el deporte. “Puede haber gente que piense que tu vida cambia, y mi vida sigue igual, aunque tuve tres días que no podía tocar el móvil”.

Un año en la Liga universitaria

La base catalana, hija de un exjugador de la ACB, Josep Maria Ayuso, que jugó en el Manresa y el Tenerife, explica que en cualquier caso, la NBA no es una opción para el próximo año. “Ahora mismo no es un escenario real para mí jugar en la NBA. Ellos te escogen para tener tus derechos por si alguna vez juegas allí”, cuenta, consciente de que el año que pasó en EEUU, jugando con la Universidad de Oregón la puso en el punto de mira. “Para mí fue una gran experiencia, que me ayudó mucho en todos los sentidos y que repetiría seguro”, admite. “Jugar en la NBA sería increíble, aunque nunca en la vida me lo había planteado”, remarca Aina, que de pequeña tenía como ídolos a Tony Parker o Calderón, pero después ha incroporado referentes como Laia Palau, Sue Bird o Diana Taurasi.

Su segundo año en las filas del Casademont Zaragoza, club con el que ha acabado contrato, no ha sido todo lo bueno que preveía. Las expectativas eran altas, pero el equipo ha acabado luchando por mantener la categoría y sus números tampoco han despegado: 3,9 puntos, 2,7 rebotes y 1,9 asistencias en casi 20 minutos de media. “Las cosas no han acabado de salir. Ha sido un año complicado. Pero al final, no todo es malo o bueno. Siempre sacas cosas positivas”, afirma Aina, que si tiene alguna cosa clara después de este ‘draft’ es que quiere construirse una carrera en el baloncesto.