Análisis

A Francia la vamos a machacar

ANDRÉS JIMÉNEZ

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Sí señor, no solo me mojo sino que es la primera vez en mi vida que soy tan contundente con el resultado previo a un encuentro. Por eso, quiero que se entienda que no lo hago como una forma de echar presión extra a los jugadores de la selección, al contrario, lo digo como un homenaje hacia lo que están demostrando y para que tengan aún más claro que si siguen por la línea que van, darán la campanada seguro. Y es que Ricky lo está bordando. Que se olvide la gente ya de lo que no hace y se deleite con todo lo que hace. Ricky ha de seguir con la misma confianza y sobretodo intensidad porque es una de las piezas fundamentales que permite que este engranaje funcione.

Y de Marc Gasol, qué decir. Por cierto, felicidades por el retoño. Su estado mental raya la perfección y estoy seguro de que con su estrenada paternidad aún lo mejorará más. Para mí, Marc es el base dentro de los pívots y un ejemplo para los demás jugadores porque con su actitud en el campo demuestra exactamente lo que se debe hacer: jugar duro y ser altruista con tus compañeros. Eso sí, si en algún momento el equipo necesita anotar, tomar entonces la responsabilidad y demostrar tu valía. Rudy también me está gustando mucho por un motivo, porque a pesar de que no cuenta con tantos balones para jugarse, ha vuelto a hacer las cosas que tan bien hacía en la etapa de la Penya, provocar faltas de ataque, robar balones e imprimir velocidad en ataque. Esos intangibles son fundamentales para él y para el equipo. A Juanca le está costando algo más asumir esa carestía de pelotas en ataque. No obstante, Navarro es un jugador tan solvente que no me cabe duda de que sus triples estarán cuando realmente hagan falta.

De Pau no hace falta que diga nada hoy porque es evidente la entrega que el mayor de los Gasol está teniendo en este campeonato. Por eso, y a pesar de que aún hay posibilidad de mejora en este quinteto titular, el elemento que más margen tiene de trabajo son las rotaciones. Y es que para mí es incomprensible que un jugador con las características de Ibaka no haya llegado ni siquiera a la media de 20 minutos en pista por partido. No podemos desaprovechar ese lujo. Pero al margen de que sea criticable el sistema de cambios de mi excompañero de habitación, Juan Orenga, en algunos partidos, el jugador también ha de lograr que el entrenador lo necesite.

Si el técnico no ha acertado siempre en el cuándo y cómo poner a Ibaka en pista, este también se ha obsesionado a veces demasiado con querer meter puntos en lugar de exhibir sus verdaderos puntos fuertes. ¿Qué entrenador no va a querer darle minutos cuando saca toda su capacidad intimidadora y reboteadora sobretodo en ataque?

Por eso quiero nombrar precisamente a Sergi Llull también. El menorquín empezó mal porque no acababa de encontrar su rol, pero a la que aprendió que para robar minutos a sus compañeros no le quedaba otra que hacer lo que no tiene competencia, salir disparado en transición e imprimir una intensidad defensiva endiablada, pasó a ser el primer recambio indiscutible de los exteriores.