Los otros cuartos de final

Eslovenia despierta la furia del campeón

EEUU arrasa tras el descanso y volverá a cruzarse con los lituanos en la semifinal

Rose ataca la canasta con la oposición de Lorbek, ayer.

Rose ataca la canasta con la oposición de Lorbek, ayer.

ROGER PASCUAL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La apisonadora norteamericana sigue con paso firme, derribando sin miramientos árboles a su paso sin detener su imparable marcha hacia la reválida de su corona. El vigente campeón hizo añicos a la sobria Eslovenia, que mantuvo el pulso hasta que los hombres de coach K se cansaron de contemporizar y exhibieron una voracidad que no habían lucido desde el debut ante Finlandia. Un mal gesto de Slokar bastó para despertar la furia del dragón. Cuando los árbitros detuvieron la carnicería, los eslovenos levantaron la vista y el marcador reflejaba un duro 119-76, con un parcial de 70-34 en la segunda mitad.

EEUU buscará mañana la plaza en la final y se despedirá de la Barcelona que alumbró al dream team ante Lituania, en una reedición de la semifinal del último Mundial y de los Juegos de 1992.

El mayor susto que tuvo el seleccionador Mike Krzyzewski en todo el encuentro fue una mala caída de Kyrie Iriving. El resto volvió a ser la demostración que, hasta que se encuentre con un rival de su tamaño, los partidos le duran lo que quiere. Eslovenia  aguantó el pulso en la primera mitad, comandada por los hermanos Dragic (Zoran y Goran) y Domen Lorbek (hermano del exazulgrana Erazem, ausente por lesión). Su perseverancia les permitió marcharse al descanso con solo siete puntos de desventaja (42-49). Cinco minutos bastaron a los norteamericanos para resolver el choque. El aumento de la agresividad defensiva y de la intensidad ofensiva levantaron la renta más allá de los 20 puntos. Pero aquí que no quedó la cosa.

UNA CHISPA PROVOCA UN INCENDIO /  Harden personificó el cambio de actitud tras el descanso. La barba más célebre de la NBA, que había fallado sus primeros nueve primeros lanzamientos, anotó 12 puntos en un tercer cuarto en el que la máquina norteamericana sumó 37 puntos. Un pique entre Harden y Slokar no hizo más que espolear al artillero de los Rockets y a sus compañeros, que a partir de entonces decidieron que no habrían a tener compasión. Una pequeña chispa fue la que desató un auténtico incendio en la pista, que se expandió a una grada que jaleó cada mate y jugada de fantasía que se sacaban de la chistera Derrick Rose, Faried, Harden y compañía.

Si Harden se resarció de su mal inicio en el tiro, Rose se desquitó de su mal día ante México, donde falló sus cinco lanzamientos. El MVP de la NBA en el 2011, que tan solo ha podido jugar 10 partidos en la NBA en las dos últimas temporadas por dos lesiones en ambas rodillas, tenía ganas de reivindicarse y dar un pasito más hacia el jugador que un día fue. El base de los Bulls encadenó cuatro puntos nada más salir a la pista y ofreció en todo el choque muestras de su extraordinario repertorio. «Perder la batalla del rebote y juego interior ha sido la clave», advirtió Jure Zdovc, seleccionador esloveno. Aunque el perímetro funcionó a todo tren (con Thompson como máximo anotador con 20 puntos), la fuerza norteamericana sigue siendo su defensa y fortaleza en la pintura, en especial cómo cargan el rebote (53 ayer por 38 eslovenos) Cousins y los atléticos Faried y Anthony Davis. Un combate interior con los Gasol e Ibaka en la final podría ser de los que marcan época.