Badalona cumple cuatro años con el Pont del Petroli cerrado y sin garantías de recuperarlo en 2024

Un mes más tarde del primer cierre de Can Casacuberta, la biblioteca central de Badalona, el temporal Gloria se llevaba por delante otro de los iconos de la ciudad, el Pont del Petroli: "Badalona está huérfana desde 2020 de un símbolo que la mayoría de vecinos aprecia mucho", explica a EL PERIÓDICO Daniel Gracia, teniente de Alcalde de Territori i Sostenibilitat del Ayuntamiento de la tercera ciudad catalana.

Los vecinos de Badalona decidirán el diseño final del Pont del Petroli

Ahora, cuatro años después, el puente continúa cerrado al público, roto en dos partes y su reparación, aún a la espera. Si bien el pasado mes de octubre el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, aseguraba en rueda de prensa que las obras de reparación empezarían en mayo de 2024, las últimas noticias al respecto que maneja el consistorio badalonés no son tan halagüeñas: "Dependemos de la burocracia para poder comenzar las obras, no podemos asegurar que el puente esté arreglado este año", advierte Daniel Gracia.

Tal como explicó Albiol el pasado otoño, las obras de reparación solo se pueden llevar a cabo en los meses de buen tiempo. Se trata de una "ventana", como dice el concejal Gracia, que va de de abril a octubre. Además, el puente se encuentra dentro de la zona de dominio público marítimo-terrestre, en la que el Ministerio para la Transición Ecológica es la autoridad competente. "En febrero nos reuniremos con el Ministerio para renovar la concesión administrativa, que actualmente está caducada. Sin ella, desde el Ayuntamiento no podemos ni licitar las obras, es un trámite imprescindible que tenemos que acelerar".

Más trámites. Para que las obras puedan empezar en abril de 2024 es necesario tener a punto una serie de informes: "En marzo está prevista la adjudicación de los informes necesarios para acometer las obras ―detalla el concejal Gracia―,  se trata de estudios sobre dinámicas del litoral, la evaluación de la infraestructura sobre el cambio climático y las estrategias marítimas".

Cuando todos estos escollos queden superados, el Área Metropolitana de Barcelona podrá aprobar definitivamente el proyecto de obra: "Si llegamos a poder ejecutar la obra en 2024, será una gran noticia, pero si nos adentramos demasiado en 'la ventana', tendremos que esperar al año 2025 ―asume Daniel Gracia―, dependemos de la concesión administrativa y del resto de informes favorables".

De nuevo, como ha pasado en la biblioteca Can Casacuberta (actualmente abierta, pero con obras aún por culminar y goteras cuando llueve más o menos intensamente), o en muchos otros equipamientos, la lentitud administrativa del consistorio badalonés para tirar adelante licitaciones vuelve a pasar factura: "Es muy complicado cuando el Ayuntamiento depende de otras administraciones, o se tienen que firmar convenios. Es una odisea. Sobre todo si no se tiene la titularidad o el permiso para hacer las obras", se lamenta el concejal Gracia.

Preparado para nuevas tormentas

El puente se partió en dos el día 22 de enero, aunque la borrasca ya llevaba dos días azotando con violencia el litoral, de manera que el fondo arenoso que sustenta la infraestructura se había desplazado: "Las olas que llegaban a la estructura ejercían más presión, por el lateral y por debajo, que es lo que contribuyó a dañar el puente", explica Agustín Arcilla, director del Laboratori d'Enginyeria Marítima de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Fue este laboratorio el encargado de elaborar el proyecto de reparación y el mismo Arcilla, coordinador del proyecto: "Optimizamos la estructura hidrodinámicamente para que cuando suba el nivel del mar pueda aguantar mejor la presión de las olas".

Cuando finalice la restauración, el comportamiento del puente (o pantalán, para ser más exactos) quedará constantemente monitorizado: "Tenemos un acuerdo con el Ayuntamiento para la gestión científica del pantalán e ‘instrumentizarlo’. La infraestructura, gracias a sus largas patas, permite analizar los movimientos del agua, de los sedimentos y de los ecosistemas marinos", explica Arcilla.

Además de la valiosa información que se podrá extraer del Pont del Petroli, la 'instrumentalización' del mismo también supondrá una mejora notable de su seguridad: "Cuando venga una tormenta (ojalá que no), podremos cuantificar el movimiento, y por ende cuanto se erosiona o se inunda. Servirá como primer aviso, una alerta temprana para predecir con siete días de antelación la llegada de una tormenta.

Así, cuando la burocracia lo permita, ya sea este verano o el que viene, "Badalona tendrá un modelo calibrado para su propia playa" gracias a uno de sus símbolos más conocidos.

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