MÁS DE UN SIGLO DE HISTORIA

El sueño 'quijotesco' de un pastelero de Badalona de salvar el Pont del Petroli cumple 10 años

El famoso pantalán estuvo a punto de ser derribado al ser abandonada su función industrial, pero la lucha de un grupo de badaloneses capitaneados por Josep Valls logró salvarlo

El Pont del Petroli de Badalona, en un día de temporal

El Pont del Petroli de Badalona, en un día de temporal / periodico

Anna Rocasalva

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Este jueves 13 de mayo, la rehabilitación del famoso Pont del Petroli de Badalona cumple 10 años. Hoy en día es uno de los elementos arquitectónicos más significativos de ciudad, pero en su momento se llegó a considerar una antigualla que debía ser desguazada. 

Fue gracias a la actitud visionaria y un poco ‘quijotesca’ de Josep Valls, un pastelero del barrio de La Morera, que con su lucha incansable lideró un pequeño movimiento social para recuperar este pantalán emblemático hace ya una década. Un puente que, a día de hoy, es el lugar más fotografiado de toda Badalona.

Más de un siglo de historia

El Pont del Petroli ha protagonizado una infinidad de anuncios, ha salido por un montón de medios de comunicación, y es visitado a diario por una multiplicidad de curiosos - autóctonos y foráneos - que quieren gozar de las hermosas vistas marítimas que ofrece esta pasarela de 235 metros mar adentro. 

Lo que muchos desconocen es que este pantalán no es el original. “Por lo menos ha habido cuatro a lo largo de la historia, que se han ido construyendo y derribando e incluso han coexistido juntos durante un tiempo”, afirma Margarida Abras, la directora del Museu de Badalona. 

El primer puente fue construido en 1879 por la compañía Suari y Canals, con el objetivo de descargar el petróleo de los barcos. “En el siglo XIX, Badalona se convirtió en un gran foco para la industrialización. Tenía el ferrocarril, el mar y muchísimo terreno para explotar, y ello lo convirtió en una zona muy competitiva”, prosigue Abras. “La dictadura de Primo de Rivera expropió la explotación del petróleo y así fue como la propiedad fue a parar a CAMPSA”, concluye.

Sin embargo, muchos años después, en el 2001, el antiguo pantalán de la empresa estuvo a punto de desaparecer cuando se anunció la intención de desmontarlo, ya que en el 1990 se había abandonado toda función industrial.

Lucha incansable

Pero el Pont del Petroli se había convertido en la principal zona de submarinismo de Badalona, sin necesidad de embarcaciones ni instalaciones. En los pilotes se había formado un ecosistema submarino con organismos del fondo marino, algunos adheridos a la propia estructura y multiplicidad de peces que buscaban refugio. Nadie lo tuvo en cuenta. Nadie excepto Josep Valls y un colectivo de submarinistas y fotógrafos, que iniciaron una cruzada para defender la conservación de esta estructura tan representativa de la zona.

Cual Don Quijote local, el pastelero de La Morera se manifestó a diario en la plaza de la Vila para pedir al Ayuntamiento que salvara el puente. “Me decían que estaba loco”, ha contado más de mil veces en muchos medios de comunicación. Valls incluso llegó echar una mano de pintura al pantalán, “para dejarlo más bonito”, explica, y seducir a una clase política más preocupada por lo que costaría salvar la pasarela que por amor a la filantropía. Y lo hizo él solo, gracias al patrocinio de una conocida marca de pinturas a la que suponemos que el señor mayor debió enternecer con su férrea voluntad.

Finalmente, en el 2003 el puente pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Badalona - durante la época de la alcaldesa socialista, Maite Arqué - y, después de diferentes etapas de restauración, se abrió al público el 13 de junio de 2009, habilitado como un espectacular mirador inédito de la ciudad. 

En la plataforma de entrada al puente, muy cercana a la fábrica de Anís del Mono, se inauguró la divertida escultura del primate que ilustraba las botellas de anís, de Susana Ruiz. Y el Ayuntamiento también quiso homenajear a Josep Valls, con una placa en la entrada de la pasarela. Todo un héroe local que, por cierto, también fue nombrado Badalonés del Año, en el 2011, por su lucha incansable por la ciudad.

Más noticias de Badalona