RELIGIOSIDAD POPULAR

Treinta años rezando en la montaña de Montigalà

Treinta años rezando en la montaña de Montigalà, en Badalona

Treinta años rezando en la montaña de Montigalà, en Badalona / ANNA MAS (FOTO); ANNA ROCASALVA, POL ALFAGEME Y MANUEL ARENAS (VÍDEO)

Anna Rocasalva

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Todos los jueves a las cinco de la mañana, la señora Rosario -que prefiere no revelar su apellido- se prepara para la ceremonia que lleva realizando desde hace 32 años. Abre su carrito de la compra y lo llena de comida, flores, tres biblias, un cuadro de la Virgen María y otro de Jesús, un rosario, una silla de cámping y dos túnicas. 

A las 6:50 h coge un autobús que la lleva desde su barrio, La Salut (Badalona), hasta la Clínica del Carme, la parada más cercana a la montaña de la Creu de Montigalà. Sin embargo, Rosario no se dirige al monumento cristiano sino a un árbol, un gran algarrobo, escondido entre la vegetación que hay a los pies de la cruz de hormigón que corona la colina.

El arduo trayecto que conduce al algarrobo pone a prueba las piernas de esta abuela de 78 años, pero ella sigue empujando su carrito de la compra con determinación, porque su camino -igual que el de su amada Virgen- “no es una senda de rosas, sino de espinas”, explica; y Rosario tiene una "misión divina" que cumplir.

A los pies del gran árbol la esperan sus compañeras Erma, Rosa, María, Jose y las dos Cármenes -quienes también piden ocultar su apellido- vestidas con sendas túnicas blancas. Todas conforman el autodenominado Grupo de oración de la Virgen del árbol. Rosario es su profeta y ellas son sus apóstoles. Y ya están listas para empezar el ritual.

La aparición de la virgen

Rosario es pequeña, rubia y risueña. Tras la última operación de cataratas necesitaba gafas de sol, pero las de adulto le iban “demasiado grandes”, así que luce unas gafas infantiles, con la montura roja y unos dibujitos de la película ‘Cars’. “He sobrevivido a un cáncer y a unas cuantas intervenciones pero nada me impedirá seguir subiendo a la montaña”, comenta orgullosa, apoyada a su bastón.

Todos los jueves y domingos desde hace más de 30 años, el grupo de oración se reune bajo un algarrobo "sagrado" para rezar

Corría el año 87, cuando Rosario tuvo una revelación que cambiaría su vida para siempre. Tras enviudar, sintió la necesidad de rezar a la Creu de Montigalà. Un día, cuando bajaba por la ladera, asegura que “la poderosa onda expansiva de una gran bola de luz" la tiró al suelo. “El haz se posó encima de un algarrobo lleno de zarzas, y allí tomó la forma de la Virgen del Árbol”, describe con devoción. 

'La Virgen del Árbol' -como la llaman ellas- no es una manifestación oficial de la madre de Dios reconocida por el Vaticano, como podría ser Lourdes o Fátima; por eso ellas la describen como una Virgen “no comercial” (igual que unas hipsters presumiendo de sus gustos únicos antes de que se vuelvan mainstream).

Con los años, la líder y sus compañeras han desarrollado una curiosa liturgia alrededor del altar que han construido bajo el algarrobo, muy parecida a las ceremonias que debían realizar los antiguos cristianos; y todos los jueves y los domingos, rodeadas de naturaleza, rezan y meditan 'la Palabra del Señor' sin ningún intermediario entre ellas y su dios.

Sin embargo, en Semana Santa varían su rutina religiosa: cargadas con cruces hechas con ramas del algarrobo, se encaraman por toda la cresta de la colina recorriendo su particular viacrucis Se trata de peregrinar por 14 enclaves físicos u estaciones, que simbolizan los diferentes momentos vividos por Jesús de Nazaret, desde su prendimiento hasta su crucifixión y sepultura. 

Estos enclaves son grandes piedras con cruces esculpidas por las propias mujeres y desperdigadas por toda la ladera mar de la montaña. “Para llegar hasta las estaciones tuvimos que desbrozar la vegetación y crear nosotras mismas el camino”, explica Rosa, la mayor de las devotas, con 82 años.

Mensajes divinos

Rosario afirma poder comunicarse con la Santísima Trinidad desde que era pequeña. “Es tan fácil como sintonizar una radio”, comenta. Sin embargo, es la única del grupo que tiene esta capacidad y las demás la admiran por ello, como si fuera una profeta. “Jamás me he preguntado por qué a mí. Todo lo contrario, le digo a mi Jesusito: ‘Habla, que tu sierva escucha’”, dice. 

Cuando Rosario entra "en trance", pronuncia con la voz pausada, mirando a la lejanía, y sus compañeras callan y escuchan atentamente. La mayoría de los “comunicados de la Virgen” tratan sobre el Apocalipsis, que para las devotas significa “la guerra espiritual que tienen que librar”. De repente, hasta les parece que los pájaros de la montaña cantan al unísono. Todo lo interpretan como una señal de la divinidad, y es que es muy difícil no caer en la sugestión de grupo estando en ese lugar.

En el año 1987 la Virgen del Árbol se le apareció a Rosario, quien afirma poder comunicarse con la Santísima Trinidad

Pero muchos mensajes no son tan fáciles de interpretar. A veces “vienen” en forma de imágenes con un significado oculto que las abuelas tienen que descifrar. Y casi siempre requieren un tiempo de digestión. 

Para que quede constancia, Erma, la mano derecha de la líder, se encarga de anotar las “profecías”, ya que Rosario apenas sabe escribir. Erma también es la segunda a bordo -lleva 23 años subiendo a la montaña-, y es la responsable de relatar la biografía de Rosario, “que se publicará cuando ella ya no esté entre nosotras”, explica. 

El papel de la Iglesia

La 'Virgen del Árbol' tiene grandes planes para las abuelas, afirman ellas. Entre ellos, el de construir una iglesia en el descampado que hay unos metros bajo el altar, o el de lograr que el Vaticano establezca esa zona como un lugar de peregrinación y reconozca a su Virgen como una Madre de Dios “oficial”.

Para lograr estos objetivos, las devotas informan de que todas las “profecías y milagros” que ocurren en la montaña -como aquella vez que, dicen, encontraron “una perla dentro de una algarroba del árbol sagrado”- son trasladados a la Parroquia de la Virgen del Rosario, ubicada en el barrio de Lloreda (Badalona). Pero ellas desconocen que la orden religiosa que regenta la iglesia, los Padres Somascos, no saben muy bien qué hacer con todos esos supuestos “comunicados de la Virgen”, como tampoco saben que tiraron esa “perla milagrosa” porque “no era más que una semilla verde que se resecó”, confiesa el padre Luís.

No obstante, la orden sí ha reconocido a las señoras como un grupo de oración integrado dentro de su iglesia. “Rosario tiene ‘la Gracia’ de entrar ‘en trance’, y eso que ni siquiera todos los curas tenemos este don”, admite el padre Luís. De hecho, el otro sacerdote, el padre Aldo, opina que las abuelas han quedado “un poco abandonadas desde el punto de vista eclesial”.

Ambos padres coinciden en que lo que sucede en la montaña de Montigalà no forma parte de la jurisdicción de su parroquia, con lo cual quien tendría que “tomar cartas en el asunto” debería ser la Archidiócesis de Barcelona. Por su parte, la Archidiócesis ha explicado a este diario que estarían “encantados de recibir al grupo de oración y poner en marcha un tribunal religioso para esclarecer todo el asunto”. 

"Esas señoras son una manifestación de religiosidad popular y se tiene que respetar", apunta el arcipreste de Badalona

Sin embargo, las devotas comunican que “no iniciarán ningún proceso hasta que la Virgen se lo ordene”. Pero, como resume el arcipreste de Badalona, el padre Jaume Aymar, "esas señoras son una manifestación de religiosidad popular y se tiene que respetar. Son personas muy sencillas y el cristianismo nació para la gente más humilde”.

Y en la misma línea se pronuncia el padre Luís de la Parroquia de la Virgen del Rosario, que concluye que "hoy en día la Iglesia está en crisis porque no tenemos un relevo generacional, así que, mientras sigan viniendo a la parroquia, me parece estupendo que recen en la montaña. Porque ¿qué mejor lugar que en la naturaleza para encontrarse con Dios?”.

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