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La moda pierde, las letras suman

Barcelona, 1972. Licenciada en Historia. Acaba de publicar su primera novela, A flor de pell 3 Deja atrás muchos años de trabajo en el mundo de la moda y los desfiles para escribir

Tània Juste.

Tània Juste.

ANNA ABELLA
BARCELONA

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«El mundo de la moda, cuando trabajas a diario en él, es mucho menos glamuroso de lo que la gente cree», afirma con la voz de la experiencia Tània Juste, que ha decidido abandonar muchos años de dedicación a la empresa familiar –su padre es el diseñador Juste de Nin– organizando desfiles para Armand Basi en París y Barcelona y encargándose de los catálogos de moda y la publicidad. «Mi objetivo es dedicarme a escribir», afirma rotunda. Y de momento ya ha publicado su primera novela, A flor de pell (La Magrana), ambientada en la Barcelona de los años 20, y tiene una segunda en marcha, también con un telón de fondo histórico (empieza en 1938).

Se autodefine metódica, disciplinada, perfeccionista, exigente consigo misma y lectora compulsiva, sobre todo de grandes clásicos, con una confesa influencia de Mercè Rodoreda que se deja notar en A flor de pell, una historia costumbrista que mezcla amor y política. Hace 15 años que tiene en mente el tema de su ópera prima.

«La novela está inspirada en mi abuela paterna, no tanto en su vida como en su espíritu y su talante. Es un homenaje a su espíritu luchador». Así, la protagonista, Isabel Fortuny, es una muchacha que quiere ser alguien por sí misma y aspira a algo más que a ser una buena esposa y madre. «Es un guiño a mi abuela. Ella de jovencita, como mi personaje, trabajó en una peletería barcelonesa a la que acudía la burguesía de los años 20. Estaba al día de lo que se llevaba en París. Evoco el país que me mostró con sus recuerdos».

DE LA DICTADURA A LA REPÚBLICA / La historia se inicia en 1924, en plena dictadura de Primo de Rivera y acaba en 1931 con la proclamación de la República, «es un momento en el que las mujeres empiezan a reclamar un papel en la sociedad más allá del doméstico». Las inquietudes políticas en torno a Cambó o l’avi Macià, el complot del Garraf de 1925, la Exposición Universal de 1929, las elecciones de 1931, en las que las mujeres aún no podían votar... son «hechos históricos que los personajes perciben en su día a día». «Aunque me he documentado mucho, no he querido escribir un libro de historia sino hacer un retrato de la vida cotidiana de una época, los años 20, sobre la que hay poca información. He tenido que acudir sobre todo a diarios del momento, fotos, anuncios...».

Pero como su título indica, A flor de pell es una novela de sentimientos. La protagonista, cuando ha logrado su sueño de trabajar en la peletería, se enamora y «teme caer en la dinámica de las jóvenes que solo piensan en casarse». En medio, una tragedia. Después, «un amor más maduro. Porque quiero transmitir que existen diferentes formas de amar».