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Bernat Quintana, en busca de nuevos estímulos

Actor. Nació en Esplugues en 1985. Dio sus primeros pasos escénicos con 10 años en el Teatre del Sol de Sabadell. Dos etapas en ‘El cor de la ciutat’. Estrena ‘El mal de la joventut’ en la Muntaner.

Bernat Quintana.

Bernat Quintana.

JOSÉ CARLOS SORRIBES
BARCELONA

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Le ha coincidido el inicio del curso en el Institut del Teatre, donde estudia segundo de interpretación, con el estreno deEl mal de la joventut en la Sala Muntaner. Pese a una hoja de servicios que ya empieza tener una lista de montajes relevantes, Bernat Quintana ha puesto en lugar preferencial de su agenda el apartado de su formación como actor.

Y es que, desde la infancia, la escena ha sido un lugar muy familiar para este joven intérprete, pese a que no había tradición en su familia. «Tenía un bisabuelo que había dirigido, pero no lo conocí». Se inició en el teatro en el colegio y a los 10 años ya se subió al escenario del Teatre del Sol, de Sabadell. A los 12 vivía su bautismo en TV-3 con la serieLaura. Y a los 13 ya estaba en el Teatre Nacional de Catalunya, con un papel enEl criptograma, que dirigió Sergi Belbel. Eso es precocidad.

Para Quintana resultaba un juego divertido, pero no parecía tener una vocación firme por la interpretación. Así llegó a matricularse en Filosofía, pero la segunda llamada deEl cor de la ciutatle llevó a plantearse si era el momento de tomarse en serio el juego de actuar y alejarse un poco de los filósofos. Había que ampliar los cursos que había seguido con Boris Rotenstein y con Raimon Molins.

Quintana también veía que la televisión había sido una buena escuela, pero no suficiente. «Te da una forma de trabajar muy ágil y te curte como actor. Pero se agota un poco y necesitaba otros estímulos». Y eso que había compaginado su presencia en dos etapas del culebrón con experiencias teatrales de altura.

DUESO Y MIRÓ / Por ejemplo, con Manel Dueso se cruzó en el Grec del 2003 paraJ. R. S. (de dotze anys), una pieza teatral sobre la pederastia. Mucho más reciente fue su colaboración enDublin Carol, uno de los éxitos del pasado año en la Sala Beckett.

También ha tenido una doble participación en proyectos de Pau Miró, con su trabajo enBúfalsiLleons, las dos primeras partes de su trilogía sobre la familia. De Miró destaca su manera personal de hacer teatro. «Crea unos procesos de trabajo con la idea de poder seguirlos explotando. No es algo habitual».

Ese es el objetivo que quiere afrontar ahora con el colectivo que ha estrenadoEl mal de la joventut, una producción de Les Antonietes, que capitanean dos de las actrices de la obra, Maria Ibars y Annabel Castan. «Hemos formado un grupo de gente muy joven. Cinco actores aún estamos en el Institut, y tres somos de la misma promoción», explica al tiempo que añade que se ha establecido entre ellos una relación personal muy fuerte, «que nos gustaría poder mantener en otros proyectos».

DeEl mal de la joventutdestaca la potencia de un texto escrito en 1929, en un retrato de la juventud alemana de entreguerras, del que han sacado las referencias de la época y han tratado con un lenguaje contemporáneo. «Recoge a unos jóvenes en conflicto, que se pelean, que se preguntan qué hacer con su vida. De alguna manera conecta con mi momento actual, cuando me cuestiono qué espero de mi trabajo».