Empúries: La senda griega

Por una vez este afortunado camino de ronda, llamado paseo de las dunas, no discurre entre acantilados. Lo hace frente a la llana fachada litoral de uno de los puntos más civilizados del país, la playa por donde entraron griegos y romanos en la península Ibérica. También es hoy uno de los caminos que fueron rehabilitados, gracias a las inversiones olímpicas de 1992 (por aquí entró la llama de la antorcha) y al continuo quebradero de cabeza del combate contra la invasión de la arena empujada por la tramontana. Su excepcional carácter llano y su pavimento lo hacen incluso practicable para cochecitos de bebés y sillas de ruedas.

Los primeros en desenterrar Empúries no fueron los arqueólogos enviados por la Mancomunitat en 1908, sino los ingenieros de montes enviados por el Estado. Protagonizaron a partir de 1896 y en menos de dos décadas una lucha rápida y eficaz contra las dunas móviles que invadían caminos, cultivos y núcleos habitados de Sant Pere Pescador, Empúries, Torroella de Montgrí, Pals y Begur.

Reforestaron el terreno y trazaron el camino hoy practicable entre las ruinas de Empúries y el mar, como atestigua el viejo caserón modernista de los forestales que se adentra como una proa en el mar a uno de los extremos del camino, a los pies del núcleo elevado de Sant Martí d’Empúries, construido sobre la muralla medieval.

La reforestación de los ingenieros de montes dibujó el actual aspecto del camino frenando el avance de la arena, aunque hayan sido necesarios frecuentes retoques. El camino pasa frente al llamado muelle griego, la playa del Rec, la de las Muscleres y la del Portixol, presidida por el histórico y remozado hotel Empúries en la mismísima playa, en terrenos comprados en 1907 por el hostelero escalense de la Fonda del Centre o Cal Gambo, Josep Paradís Ramis, antes de que la franja costera fuera declarada no urbanizable. Luego el trazado del camino se aparta de la orilla, pierde el carácter y conduce de forma más urbana y convencional hasta L’Escala.