ENCUENTRO LITERARIO INTERNACIONAL

Tentados por la Alhambra

La segunda edición del Hay Festival en Granada atrae a Orhan Pamuk, Elif Shafaq, Martin Amis, Atiq Rahimi y Vikram Seth para hablar de letras de Oriente y Occidente

El escritor indio Vikram Seth (izquierda), junto con el director del Hay, Peter Florence, ayer en Granada.

El escritor indio Vikram Seth (izquierda), junto con el director del Hay, Peter Florence, ayer en Granada.

ERNEST ALÓS
GRANADA

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La idea de crear un festival en que los lectores paguen por escuchar a sus escritores favoritos (¿por qué no, si lo hacen con sus músicos?) nació en 1988 en el pueblecito galés de Hay-on-Wye. Ahora se ha convertido en una franquicia multinacional que por segundo año consecutivo tiene una delegación en Granada. El Hay Alhambra recibió ayer al escritor indio Vikram Seth, a la turca Elif Shafak y al afgano Atiq Rahimi y se prepara para escuchar al premio Nobel Orhan Pamuk, al británico Martin Amis y a un Javier Cercas que el director del Hay, Peter Florence, pone al mismo nivel. Un encuentro entre Occidente y Oriente que no podría producirse en mejor lugar.

«¿Cómo resistirme a la tentación de conocer Granada?», confesó Seth. «Todo el mundo quiere venir a la Alhambra», confirma Florence. Así que el invento tiene asegurado un cartel de lujo. ¿Está ya en su segundo año el Hay Granada a la altura del resto dehays ? «Llevará unos cinco años consolidarlo», dice Florence, satisfecho por una programación que invita a «conocer la cultura de Oriente Próximo, que solo nos llega a través de los mensajes periodísticos a menudo erróneos».

El último premio Goncourt, el afgano franco-persa Atiq Rahimi, va más allá: «No hay un choque entre Oriente y Occidente: de España a la India compartimos una misma civilización, con los mismos mitos, valores y filosofía». Seth, nacido en Calcuta y cuya carrera literaria frustró su doctorado en Shanghái sobre demografía (claro), no ve conflicto entre sus identidades hindú, bengalí y anglófona. Y desde su talla XXL, demostró ayer su simpatía por la injusticia que sufren las literaturas minoritarias. Se refería, precisó, al holandés y al danés. Tras la charla, el cantaor Enrique Morente le pide una dedicatoria al indio, pero en chino: Seth le escribe un ideograma que, dice, según se lea puede significar músicayfelicidad. Y se sube a un taxi con una copa de rioja en la mano y la auxiliar de la organización que lo sigue por toda la ciudad con una botella para irle sirviendo.

El escritor indio se ha quedado con una frase de su guía rápida de español:Tengo que trabajar, qué lata. Pero la organización no puede estar descontenta: su lectura de seis poemas dedicados a otros tantos elementos (grita una y otra vezfireydesire, en el dedicado a la madera consigue que oigamos al pájaro carpintero que repiquetea en su interior) es un despliegue que abochornaría a muchos conferenciantes de a tanto el minuto.

La magia de la Alhambra también atrae a hispanistas reputados y a británicos mitómanos. Que se lo digan a Michael Jacobs, autor de un desmitificador libro sobre el recinto. Después de hablar del rastro de los moriscos en Timbuctú (no solo la famosa biblioteca: también la casta de los arma, descendientes del ejército hispanomarroquí que encuadraba a los veteranos supervivientes de la rebelión de las Alpujarras, cruzó el desierto y conquistó la mítica ciudad del Níger en 1591) iba escondiéndose de una novelista británica con tendencia persecutoria. La tal señora ha escrito un libro de crímenes en Granada que ha tituladoBoda de sangre. Y cuando se le comenta que qué original, se lo toma como un cumplido, así que ya está todo dicho.