Adele

Adele Bloch-Bauertuvo una vida corta. Murió de parto de su primer hijo --que falleció con ella-- a los 44 años. Y, sin embargo, esta bellísima vienesa nacida en una rica familia de banqueros judíos a finales del siglo XIX se ha convertido, por azar, en un ser inmortal. Simplemente porque un día se cruzó en el camino de uno de los grandes del arte:Gustav Klimt.

El pintor que mejor entendió la delicadeza de la sexualidad femenina la utilizó como modelo nada menos que en tres ocasiones, algo excepcional en él, pues raramente las mujeres de sus lienzos posaban en su estudio más de una vez. Esa reincidencia dio mucho que hablar en la época. Porque, aunque el artista y la modelo se llevaban más de 30 años, la fama de mujeriego de él --jamás se casó, pero tuvo tres hijos varones con dos mujeres distintas-- y el misterioso atractivo de ella suscitaron todo tipo de rumores sobre una relación más que profesional entre ambos.

Sea como fuere, hace un par de años, un siglo después de queKlimtperpetuara aAdeleen un cuadro que tituló con el nombre de su musa y un número uno en cifra romana, la obra se convirtió en la más cotizada nunca en una subasta. El magnate de la cosméticaRonald S. Lauderpagó por ella 95 millones de euros. Aunque unos meses más tarde, unpollockla desbancó.

En la pintura, exponente del llamadoestilo dorado, la dulceAdele, como muchos de ustedes recordarán, aparece vestida con un luminoso traje claramente inspirado en Bizancio. La pieza, para quienes sientan curiosidad por su paradero, se encuentra hoy en la Neue Galerie de Nueva York, propiedad de su último comprador.

Si su curiosidad, o su admiración, por elKlimtpersonaje y elKlimtartista les empuja a ir más allá, les recomiendo un libro espectacular, de bibliófilo, que acaba de publicar la colección Electa Arte. El estudiosoAlfred Widinger,director adjunto del Albertina Museum de Viena, ha invertido en él 20 años. En este lujoso volumen encontrarán catalogada y profusamente doumentada toda la producción de este singular representante delart nouveau.

Y si prefieren disfrutar de sus dibujos y telas originales, están de suerte. No tienen que ir nada lejos. CaixaForum de Tarragona exhibe hasta el 1 de marzo varios de los más brillantes.