estallido de pop y rock

Crónica del concierto de Tom Waits: 'Debut de impacto en el Fòrum'

Tom Waits ofreció un recital heterodoxo en su estreno en BCN tras 35 años de carrera

Tom Waits, en un momento de su actuación de anoche en el Auditori del Fòrum, que empezó con Lucinda.

Tom Waits, en un momento de su actuación de anoche en el Auditori del Fòrum, que empezó con Lucinda.

JORDI BIANCIOTTO

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La semana más caliente del pop-rock en Barcelona comenzó a andar anoche con un reclamo muy esperado: el cantante y pianista californiano Tom Waits, una figura de culto que debutó en la capital catalana tras 35 años de carrera con un recital en el Auditori del Fòrum. El cantante de voz áspera, que repite esta noche (21.30 horas), ofreció una depurada muestra de su arte dislocado a lo largo de dos horas de espectáculo en las que picoteó, sobre todo, su obra de las dos últimas décadas y rescató cuatro canciones de su disco más popular en nuestro país,Rain dogs(1985).

El blues deconstruido y el cabaret de cuneta desfilaron trinchados y troceados por un malabarista de voz aún más cavernosa de lo que cabía recordar, más gutural que armónica. Waits se movía entre espasmos sobre una plataforma circular, con un fondo de viejos altavoces y megáfonos decorativos, y unos cortinajes demusic halltrasnochado; todo, ubicado en una caja escénica construida para la ocasión, ya que el Auditori carece de ella y el artista la exigió. Del suelo del escenario salían nubes de polvo cada vez que Waits daba un pisotón. Una máquina de vodevil harapiento que se puso en marcha con 35 minutos de retraso, informalidad que contrastó con la exigencia previa a los asistentes de acudir con puntualidad, antes de las 21.30 horas, bajo la amenaza de no ser admitidos.

Cabaret chirriante

El recital comenzó con el artista extendiendo los brazos en forma de cruz y atacandoLucinda,y se abrió paso entre retales de blues manoseado (Way down in the hole), traqueteos latinos (Jockey full of bourbon) y baladas carbonizadas (Falling down). Elsonido Waits,una maquinaria poéticamente destartalada, brilló en su esplendor a través deMetropolitan glide, Hung down your heady una ovacionadaRain dogstras la cual el artista alabó los "costumbres y leyes" que, en su peculiar opinión, rigen en España. "En Gran Bretaña no te puedes dormir con los zapatos puestos en una tienda de muebles. Y en Rusia no se permite dar un beso de más de 3 minutos. Y la vida dura más, ¿no?"

En el ecuador del recital, Waits, cuya banda incluye a dos de sus hijos (Casey y Sullivan Waits) se quedó a solas con el contrabajista y abordó un fragmento sentado al piano conYou can never hold back spring, On the nickel, Johnsburg, Illinoisy unInnocent when you dreamen el que contó con los coros del Auditori. La colaboración del público siguió en forma de palmas conClap hands,y el clímax final condujo a piezas comoHoist that ragy una histéricaMake it raincoronado con una lluvia de purpurina sobre el artista.

Un bis con tres canciones

Como el sábado en San Sebastián, Waits ofreció un bis con tres canciones. Todas fueron, sin embargo, distintas a la capital donostiarra. Aquí sonaronNovember, Come on up to the housey unDay after tomorrow,que la estrella interpretó empuñando una guitarra eléctrica.

Los habituales cambios de guión escénico insinúan que el recital de esta noche aportará nuevas sorpresas. Ambos espectáculos, con las entradas agotadas, habrán atraído a un total de 6.200 personas. Tom Waits era una asignatura pendiente histórica de Barcelona, estatus alimentado no solo por su peculiar obra sino por su perfil de personaje heterodoxo que va por libre. Un libro,Tom Waits. Conversaciones, entrevistas y opiniones(Global Rhythm, 2007) ofrece uno de los retratos más completos y certeros de este personaje integrado, por fin, en elcurrículoescénico barcelonés.