ACTUACIÓN

La leyenda de los New York Dolls resurge en Apolo

Sylvain Sylvain (el primero por la izquierda y con sombrero), con el resto de la banda.

Sylvain Sylvain (el primero por la izquierda y con sombrero), con el resto de la banda.

NANDO CRUZ
BARCELONA

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"No hicimos dinero, pero hicimos historia". Con esto parece conformarse Sylvain Sylvain, guitarrista de New York Dolls, que no se cansa de repetir que "la misión de un artista es inspirar a otro artista, no hacerse rico". En tal caso, su grupo cumplió con creces su cometido, fundiendo a principio de los años 70 el rock y el glam en una explosiva aleación que daría origen al punk. Los neoyorquinos llevaban más de tres décadas separados, resucitaron en el 2004 para un único concierto y hoy actúan en Barcelona (Apolo, diez de la noche) por segunda vez en un año. Milagro.

Sylvain no ha olvidado su anterior actuación barcelonesa, en la sala Sidecar. "Fue como estar en el cielo y en el infierno. En locales tan pequeños la reacción de la gente es instantánea y si algo no les gusta te lo hacen saber a la primera". Ojo, no se queja: "La mejor forma de aprender es ser abucheado". Y añade: "Yo recomiendo siempre a los grupos que toquen mucho en directo y ensayen poco". Y lo dice alguien que, desde que entró en los New York Dolls en 1972, no ha abandonado los escenarios. "Si te metes en esto es porque necesitas hacerlo. Te aseguro que no puedo ir al baño ni hacer el amor si no tengo un concierto a la vista".

Sylvain es, junto al cantante David Johansen, el único superviviente de un quinteto masacrado por el alcohol y las drogas. "Es lo que se llevaba entonces. Marc Bolan, los Stones, Phil Spector y todos nuestros ídolos se metían de todo y aprendimos de ellos. Lo nuestro no era nada comparado con ellos", dice. Desde entonces, han seguido colaborando, intercambiando composiciones y manteniendo una relación sólida sobre la que prefiere no teorizar. "Somos como amigos del colegio con 55 años".

BÁSICO E INTELIGENTE

Si algo conserva este juerguista redomado, más vitalista que destructivo, es la convicción de que al rock no le sienta bien el análisis. "Si intelectualizas mucho pierde naturalidad. Cuando empezamos nosotros triunfaban las óperas-rock y era aburridísimo. El rock debe ser básico. Pero también es muy inteligente, pues en él proyectas tus inquietudes sobre la vida".

Reenganchado a los Dolls, Sylvain sobrevive tocando títulos con más de 30 años. ¿Dónde está el aliciente? "Si le quitas el maquillaje y los tacones a los New York Dolls lo que queda es el blues. Nunca dejas de aprender de él. Yo sigo motivado porque puedo tocarlos de mil modos distintos", jura. Y antes de echarse la siesta para recuperarse del jet lag, reflexiona: "Debería estar amargado. ¿Cuántos me han copiado? ¿Cuántos amigos he perdido? ¿Cuánto dinero he ganado? Pero tu vida es lo que quieras que sea. Y cada día despierto con ganas de levantarme, fumarme algo de marihuana y disfrutar la vida".