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Mayo fue en octubre

IOSU De la Torre

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Se nos ha escurrido mayo por el sumidero de los grandes embalses y hay quien se pregunta si alguien conoce de verdad qué pasó en Catalunya en el mismo mes de hace 40 años. Y no se refiere precisamente a averiguar si llovió tanto como en este 2008, si no a revisar de qué manera alcanzaron estas tierras los agitados vientos de París. Algunos intelectuales que aún sobreviven dijeron hace poco en la tele que aquí no se olió el mayo francés.

O callan lo que conocen porque están convencidos de que no sirve de nada remover la historia o son unos sinvergüenzas que prefieren que nadie les recuerde su cuestionable pasado. Es más fácil girar la cara cuando se tropiezan con aquel antiguo camarada y negar la mayor en un debate televisado. De aquellos tiempos apenas hay documentación (no podían dejar huellas, había que quemarlo todo), pero queda la palabra, cada vez más frágil.

El mayo francés llegó a Barcelona entrado el otoño. Tuvo por escenario las facultades de Económicas y de Letras de la Universidad central. Los líderes estudiantiles fueron diversos, pero los que de verdad intentaron desmontar la estructura de una institución rancia, corrupta y nepotista fueron los que crearon Bandera Roja y la plataforma de la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER). Quedan pocos testigos de lo qué sucedió la tarde en que se asaltó el rectorado. Unos ya han desaparecido. Otros son partidarios de la lobotomía generalizada y les molestan las preguntas incómodas que puedan llegar a sus elegantísimos despachos. Como ya he dicho, rechazan que alguien les refresque su pasado. Una lástima.

Aquellos veinteañeros que movilizaron la universidad son hoy un filósofo con columna de prestigio, un banquero que mira más allá del Atlántico, un editor sabio, un cantautor independentista hasta de sí mismo, un exiliado en Barcelona que pasó por los refugios de París y Río de Janeiro, que ama el arte y se inventó la economía poética, un empresario que casó con una rica heredera con tierras en el Maresme, un periodista romántico instalado en México DF y pocos más. Qué bueno sería reunirlos para que contarán qué ocurrió en realidad en ese mayo que llegó en octubre.