Homenaje a una gran figura de Hollywood

Una exposición ensalza la rebeldía femenina de Katharine Hepburn

FERRAN COSCULLUELA
GIRONA

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Hay actrices y actores que han marcado un antes y un después en la historia del cine. Katharine Hepburn fue una de ellas. Con su llegada a Hollywood, en 1932, llegó otra mujer a la pantalla. De fuerte personalidad y con una sólida formación académica, era una actriz que no estaba dispuesta a doblegarse a los cánones de los grandes estudios. Independiente, rebelde, inconformista, batalló para hacerse un sitio en un mundo dominado por hombres. Esta faceta de representante del espíritu de la nueva mujer es la que reivindica la exposición que se ha inaugurado esta semana en el Museu del Cinema de Girona:Katharine Hepburn i la dona moderna. Una muestra que analiza los principales rasgos de una actriz que consiguió romper algunos estereotipos.

INSTRUIDA Y LIBERAL

Nació en el año 1912 en el seno de una familia acomodada. Hija de un prestigioso urólogo y de una sufragista que luchó por la anticoncepción, Hepburn recibió una educación liberal, que le ayudó a desarrollar una gran conciencia social y política. Estudiante universitaria y amante de los deportes, cultivó el gusto por las artes y por la interpretación, lo que le llevó a ganarse la vida como actriz en los escenarios de Broadway.

La periodista y crítica de cine Imma Merino, que es la comisaria de la exposición, destaca que Hepburn se preparó a conciencia para triunfar en el teatro, sin pensar en el mundo del cine. Los cazatalentos de Hollywood no tardaron en descubrirla y, una vez que aceptó dar el gran salto, llegó a California dispuesta a triunfar, pero sin renunciar ni un ápice a sus principios, como llevar pantalones, resistirse a airear su vida privada en la prensa del corazón o mostrarse dócil con los directivos.

Con ese currículum y con su fuerte personalidad, el choque fue inevitable. Hepburn no encajaba en los dos arquetipos femeninos al uso: la mujer fatal, que lleva al hombre a la perdición, o la chica sumisa que espera la felicidad en brazos de su amado. Ella encarnaba como nadie a la mujer independiente, que abre nuevas posibilidades y que aspira a una relación de igual a igual. Una mujer moderna, capaz de inventar nuevas reglas del juego y de decidir sobre su propia vida.