NUEVOS NEGOCIOS

El pago único del desempleo para emprender, en mínimos históricos

La capitalización del desempleo permite cobrar el paro pendiente de cobro para emprender un nuevo negocio. Pero esta opción pierde popularidad: 2019 ha sido el año con menos solicitudes de la historia.

La capitalización del desempleo permite cobrar el paro pendiente de cobro para emprender un nuevo negocio. 2019 ha sido el año con menos solicitudes de la historia

Pago único del desempleo

Pago único del desempleo / economia

José Antonio Calvo

José Antonio Calvo

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La legislación española permite a los desempleados solicitar el adelanto de todo su paro, si se van a dar de alta como autónomos (u otras formas jurídicas) para emprender. Esta opción se conoce como capitalización del desempleo o pago único. Se trata de recibir, de golpe, todo el paro que se tenga pendiente de cobro. Siempre y cuando se destine a inversiones, impuestos y gastos de la nueva actividad, o al abono de las futuras cuotas de autónomos. 

Una prestación muy utilizada en años anteriores, pero que marcará su mínimo histórico en 2019, si atendemos a las cifras oficiales de prestaciones por desempleo del Ministerio de Trabajo

El año 2018 había sido, hasta ahora, el de menor uso de esta ayuda al emprendimiento. Los últimos datos oficiales hacen referencia al número de solicitudes realizadas hasta octubre. Mientras que en 2018 se registraron 72.000 peticiones en los diez primeros meses, en el mismo periodo de 2019 no se llega a las 63.000. 

Los años dorados de la capitalización

El número de peticiones actuales choca con el gran éxito y auge que tuvo esta medida en los años de inicio de la crisis y posteriores. El mayor registro data de 2008, en donde 164.000 desempleados solicitaron adelantar el paro para emprender. 2019 cerrará, si se cumplen las previsiones, con menos de la mitad de solicitudes de una ayuda que, en el pasado, fue mucho más utilizada. 

Aunque 2008 recoge el pico más alto, las estadísticas son muy elevadas hasta el año 2015. Hace menos de cuatro años se estaban registrando 142.000 solicitudes de adelanto del desempleo para emprender. 

Menos solicitudes, pero más dinero

Aunque el número de solicitudes en 2019 es un 50% más bajo respecto al último lustro, el importe líquido por trabajador es, sin embargo, el más elevado de toda la serie histórica.

Mientras que en 2008 dicha cantidad era de 3.693 euros, en el presente año asciende a 6.780 euros. Mientras, el número medio de días capitalizados por trabajador también se sitúa muy cerca de los máximos, con 244 en 2019 (hasta octubre). 2017 fue el año con más días capitalizados por trabajador, con 245. Muy superior a los 130 de 2008. 

¿Por qué se desdeña esta ayuda?

La primera causa se vislumbra desde la pura lógica: hay menos gente en situación de desempleo, por lo que menos gente la necesita para incorporarse al mercado laboral. Sin embargo, un análisis más pausado sobre este tipo de ayudas ha generado ciertas dudas sobre la efectividad real de las mismas. 

Diversos portavoces de asociaciones de autónomos han opinado que muchas de las ayudas oficiales parecían diseñadas, simplemente, para aligerar las listas del paro, facilitando emprender bajo la figura del autónomo. Pero sin asegurar posteriormente la consolidación de estos nuevos negocios.

El argumento de estas asociaciones es claro. El nuevo emprendedor recibe una ayuda inicial, como la capitalización o la conocida tarifa plana para autónomos. Durante los primeros meses consigue salir adelante, pues suple la falta de rentabilidad con esa minoración de los gastos. Sin embargo, cuando esas ayudas desaparecen, el autónomo vuelve a verse con el agua al cuello si no ha conseguido fortalecer y hacer progresar su negocio. 

Incluso el propio Ministerio de Empleo se ha apuntado recientemente a estos postulados, presentando datos en los que aseveraba que sólo el 15,5% de los usuarios de la tarifa plana mantenían su actividad cinco años después. Es decir, este tipo de ayudas son interesantes, pero si no se refuerzan con acciones de consolidación, pierden efectividad con el paso del tiempo. 

Todos estos argumentos han limitado el uso de la capitalización por desempleo, hasta el punto de llevar su uso a los citados mínimos históricos.