LEAN STARTUP

Producto Mínimo Viable: así sabe un emprendedor si su idea de negocio funciona

Esta herramienta, que cuenta con distintos tipos, permite a los emprendedores validar o no sus hipótesis, aprendiendo si sus productos o servicios funcionan con la mayor velocidad y el menor coste posible.

Esta herramienta, que cuenta con distintos tipos, permite a los emprendedores validar o no sus hipótesis, aprendiendo si sus productos o servicios funcionan con la mayor velocidad y el menor coste posible

Idea de negocio

Idea de negocio / economia

Alberto Payo

Alberto Payo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando se pone en marcha un proyecto o se crea un nuevo producto o servicio es común que se destinen muchos recursos al mismo, que se invierta mucho tiempo y dinero. ¿Pero qué pasa si no funciona? Seguramente ambos se acaben perdiendo. Existe una fórmula para ir sobre seguro y ahorrar uno y otro. Se la conoce como ‘Producto Mínimo Viable’, ‘Mínimo Producto Viable’ o ‘Minimum Viable Product’ (MVP) en inglés. 

El creador del concepto fue Frank Robinson el 2001 y Steve Blank, padre del Customer y Development y Eric Ries, impulsor del método Lean Startup, fueron los que lo popularizaron pocos años después, en línea con sus teorías sobre la necesidad de pivotar siguiendo la retroalimentación del cliente. El Producto Mínimo Viable parte de la idea de que cuando se crea algo nuevo los emprendedores lo hacen en base a hipótesis que pueden no ser válidas o realistas. Por lo tanto, se hace necesario comprobar que funcionan. Así, es conveniente lanzar una especie de demo para verificar que realmente el producto o servicio tiene cierto interés entre los clientes potenciales. 

“Lo importante en sí mismo no es crear un MVP o varios MVPs… Lo importante es que el emprendedor pueda aprender lo más rápido posible lo que funciona y no funciona en el mercado, que es en última instancia quien dicta sentencia sobre si una startup o empresa tiene viabilidad presente y futura”, explica para BYZness Roberto Touza, experto en Lean Startup y metodologías ágiles y profesor en diferentes escuelas de negocio. 

¿Cuándo se necesita este tipo de herramienta? ¿En qué casos o situaciones es recomendable hacer un Producto Mínimo Viable? “La posibilidad de aplicar MVP es recomendable en todos aquellos proyectos empresariales donde la incertidumbre sea muy alta. Bien porque se trata de un proyecto innovador (un nuevo producto o servicio) o bien donde el conocimiento por parte de los impulsores del proyecto sea muy reducido”, subraya Touza.

El MVP es un must, por la afinidad de estas empresas con el riesgo y su componente innovador. Pero puede estar presente en otros entornos, “como una PYME que quiere desarrollar un nuevo producto y lanzarlo al mercado, una empresa o gran corporación que quiere impulsar nuevos productos y aumentar su competividad, una ONG, una universidad e incluso en la Administración Pública que quiere desarrollar un nuevo proyecto y su grado de incertidumbre es alto”, menciona el experto.

Preguntas previas

Antes de embarcarse en la creación de un Producto Mínimo Viable los emprendedores deben hacerse una serie de preguntas. El experto en Lean Startup menciona las siguientes cuestiones, que deberían ser resueltas con uno solo o diferentes MVP

- ¿Este cliente objetivo es el correcto? 

- ¿Tiene un problema que yo puedo resolver? 

- ¿Ese problema es suficientemente importante para él como para dedicar tiempo y dinero en solventarlo?

- ¿Me pagará?

- ¿Cuánto voy a cobrar por mi producto/servicio? 

- ¿Lo puedo entregar al mercado? 

- ¿Lo puedo fabricar?

Tipos de MVP

No hay un solo tipo de Producto Mínimo Viable, sino muchos. Para Touza “no son infinitos, pero casi. La imaginación es el límite”. Uno de los más usados sería la Landing Page, una página web que incluye la explicación del producto o servicio que se desea construir o comercializar en un futuro próximo y que se centra en la conversión del usuario, es decir, en que éste lleva a cabo una acción en concreto, como “dejar su nombre o email, apuntarse a un evento offline/online, descargar algún archivo concreto o similares”. Es importante que solo introduzca una función principal o cuestión principal, que no se sobresature. 

Tras crear la landing page, el formador sugiere realizar una pequeña inversión en publicidad de Google o Facebook para mandar tráfico cualificado (tráfico semejante al público objetivo que se busca) y observar su comportamiento. “Si el MVP está bien montado veremos resultados (si el visitante web se inscribe o no, es decir, realiza la acción que nosotros planteamos) y podemos darlo por válido el MVP y con ello dar por válido que el producto/servicio puede tener demanda”.

Otras clases de MVP también bastante populares son:

  • El crowdfunding- Las plataformas de financiación colectiva permiten validar si un producto resulta atractivo, ya que los interesados adelantan capital por él sin que este desarrollado.
  • Mago de Oz- Crear una herramienta que da la apariencia de proporcionar una experiencia completa, pero en realidad no es así, sino que esta se produce en otro plano. Es decir, imitar la experiencia del usuario, pero sin desarrollar la tecnología que hay detrás, para saber cómo es la interacción.
  • Conserje- Se ofrece un servicio o tecnología, pero ésta se hace como si se fuera un conserje de un hotel, realizando las tareas necesarias totalmente a mano.
  • Test A/B- Pequeña encuesta para pedir opinión entre dos posibles modelos, diseños, propuestas, etc
  • Prototipos físicos de un producto
  • Prototipos virtuales de un producto

La landing page o el Prototipo Virtual de un Software pueden resultar más económicos que el resto por la velocidad con la que se pueden llevar a cabo. En cualquier caso, el hecho de que se quiera lanzar un Producto Mínimo Viable para ahorrar tiempo y dinero no implica que se deba hacer una ‘chapuza’. “Un MVP no significa hacer cualquier tipo de experimento y descuidar el aspecto visual del MVP o los resultados que obtendrá el posible cliente. Una mala experiencia o un ‘engaño’ por parte del emprendedor puede ser muy negativo a corto/medio plazo para la startup”, advierte el especialista en metodologías ágiles.

Entornos en los que el MVP no encaja

Hay algunos ámbitos en los que un MVP no tendría mucho sentido. Para Touza, puede ser complicado llevarlo a cabo “donde es difícil avanzar debido a las exigencias del propio producto o de la técnica en cuestión”. El formador en Lean Startup menciona como ejemplos los productos médicos o industriales que son muy intensivos en tecnología.