VOX ENTRA EN ANDALUCÍA

El auge de la extrema derecha amenaza la naturaleza de las startups: su movilidad

El proteccionismo que defienden este tipo de partidos dificulta el crecimiento internacional de la empresa, así como la gestión del talento

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Ana García Moreno

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Andalucía ha despertado hoy con un histórico cambio en su mapa político. VOX ha entrado en el Parlamento con 12 diputados. Un impulso para la extrema derecha que lleva a cuestionarnos su posible auge en España. Algo que ya se ha visto en el resto del mundo con Bolsonaro en Brasil, o Trump en Estados Unidos, defensores del proteccionismo y de la mano dura con la inmigración. Pero, ¿cómo puede afectar todo esto al ecosistema startup?

Los expertos aseguran que estas corrientes políticas chocan con una economía como la actual. “Vivimos en un mundo global, sin fronteras, donde el mercado es cualquier parte del planeta”, cuenta María Benjumea, fundadora de Spain Startup y una de las referentes del ecosistema emprendedor en nuestro país.

Precisamente, es en este mundo dónde las startups han encontrado su mejor caldo de cultivo, ahora posiblemente amenazado por este tipo de corrientes: “Una startup es un proyecto innovador, escalable y global. En el momento en el que le cortas el concepto de global es imposible que sea escalable”, explica Benjumea.

Con esta idea coincide Ramón Parra, socio responsable de emprendedores de la consultora Auren: “La regulación proteccionista protege e incentiva lo local, lo que es contradictorio con la expansión y el crecimiento de cualquier empresa. Para la startup sería imposible desarrollarse internacionalmente”. De hecho, en el programa de VOX se defiende el apoyo a la empresa, pero sólo la mencionan con un enfoque nacional.

En este sentido, Sergio Príncipe Hermoso, profesor de Políticas de Información y Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid, explica que “los estados que promueven este tipo de políticas, de proteccionismo o arancelarias, impiden que haya movilidad y un caldo de cultivo con profesionales de fuera”. De este modo, aunque potencien las compañías nacionales, “no poder salir o no poder atraer talento tampoco puede generar que esas startups crezcan”, asegura Príncipe.

Difícil gestión del talento

Las limitaciones podrían darse en diferentes ámbitos, desde la inversión hasta los recursos humanos: “El talento nacional puede ser bueno, pero no suficiente”, asegura Parra, quién añade que por eso es necesario dar vía libre a profesionales de fuera. Sin embargo, un país que aplica mayores controles de acceso, dificulta la atracción y la gestión del talento.

Según Ángeles González Vigil, secretaria general de la Asociación Española de Movilidad Internacional (FEEX), las empresas se están encontrando “dificultades regulatorias, sobre todo marcadas ahora por temas migratorios”.

Eso sí, tal y como confirma Príncipe “si hay un país que es muy propio para montar una startup, los interesados van a asumir los riesgos de que sea más difícil por cuestiones de fronteras o visados”. Algo parecido es lo que está pasando en Silicon Valley, donde según Parra, “han limitado el acceso de startups de fuera, dando prioridad a las de allí”. Pese a ello, Silicon Valley sigue siendo un punto clave del ecosistema startup.  

El efecto ‘Trump’

Algunas de estas ideas del líder norteamericano son también las que defienden en España partidos como VOX. De hecho, tal y como explica Príncipe, “el esfuerzo de VOX por intentar hacerse un hueco en la política le obliga a tratar de copiar discursos que han triunfado en otros sitios, como Trump, Bolsonaro o las derechas europeas”. En su discurso, este partido hace hincapié en que buscan potenciar a los empresarios y a los emprendedores de aquí para que no se tengan que ir fuera, sin embargo es precisamente fuera donde pueden crecer. Por eso, tal y como reconoce Príncipe, “encerrarnos nosotros mismos en un panorama donde es más enriquecedor estar conectado con lo de fuera es pegarnos un tiro en el pie”.

El ‘anti’ejemplo del Brexit

Un claro ejemplo de que a las startups no les gusta el proteccionismo es lo que está pasando en Reino Unido tras el Brexit. “Las startups de allí se quieren ir y ya están preguntando para venirse a España o Berlín porque desde aquí van a poder trabajar con el resto de Europa”, asegura Parra.

Y es que la actual normativa europea permite que cualquier startup se pueda mover sin ningún problema a nivel fiscal, económico y contractual por la Unión Europea. A través del tratado Schengen existe la libre circulación, algo que partidos como VOX o las derechas europeas piden eliminar para hacer frente, aseguran, a aspectos como la inmigración ilegal o el terrorismo. Pese a ello, Príncipe asegura que “aunque el tratado se puso en tela de juicio a raíz de la crisis de refugiados e inmigrantes y del Brexit, no hay interés ni voluntad en Europa de modificarlo y, en todo caso, se pueden retocar aspectos que tienen que ver con las fronteras exteriores, pero no de dentro”. De hecho, según Príncipe, hay datos que aseguran que “limitarlo costaría más de 470 millones de euros”.

Una cifras que son un reflejo más de las ventajas de vivir en un mundo global conectado y colaborativo como es “el ecosistema de innovación de startups”, asegura Benjumea, quien añade que acabar con todo eso sería muy negativo. Y es que tal y como concluye Parra, “en mercados muy globales y abiertos, las startups pueden crecer, pero en entornos y estados proteccionistas es imposible que la regulación les permita un desarrollo”.