EDUCACIÓN EN SOSTENIBILIDAD

¿Quieres ser directivo? Pues entonces prepárate para formarte en RSC

Además de cuestiones económicas, cada vez se tienen más en cuenta los aspectos éticos, sociales, medioambientales y de buen gobierno

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Ana García Moreno

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El interés de la sociedad por la sostenibilidad parece ir en aumento. Una dinámica a la que el entorno empresarial también comienza a sumarte. Lo confirman desde la Red Española de Pacto Mundial, una iniciativa lanzada por Naciones Unidas para promover el desarrollo sostenible. De este modo, según la organización, “el  80% de las empresas del Ibex 35 ya integran los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en sus memorias de sostenibilidad”.

De ahí que cada vez más compañías busquen a directivos con formación y aptitudes en este ámbito: “A veces será por una convicción real de los altos ejecutivos de la empresa, otras porque las organizaciones reaccionan ante una mayor sensibilidad de la sociedad hacia estos temas y otras para cumplir con la legislación”, explica Joan Fontrodona, profesor de Ética Empresarial en la Escuela de Negocios IESE y titular de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social.

Es por eso que cada vez más centros formativos tienen presente la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en sus currículos: “Intentamos que nuestros alumnos entiendan que en sus decisiones, junto con los criterios económicos, también deben tener en cuenta criterios no económicos, es decir, aquellos que tienen que ver con cuestiones éticas, sociales, medioambientales y de buen gobierno”, asegura Fontrodona.

Precisamente, la iniciativa Los Principios para la Educación Responsable en Gestión, de Pacto Mundial, insta a las escuelas de negocios a proveer a los futuros líderes empresariales de las habilidades necesarias para equilibrar fines económicos con sostenibilidad. De este modo, se busca “desarrollar las capacidades de los estudiantes para que sean futuros generadores de valor sostenible para los negocios y la sociedad en su conjunto”, cuentan desde Pacto Mundial.

En las universidades también se está tratando de potenciar este tipo de formación. Así en algunas de ellas se dan asignaturas relacionadas con el desarrollo sostenible, mientras que en otras ya se están impartiendo másteres enfocados a la responsabilidad social, como es el caso de la Universidad de Salamanca, la Politécnica de Valencia o la Universidad de Alcalá de Henares, entre otras.

¿Qué piensan los alumnos?

En el caso de los estudiantes, “hay una tendencia positiva hacia una mayor sensibilidad por los temas de sostenibilidad”, explica Fontrodona, aunque como él mismo reconoce, también hay alumnos “que nunca habrán pensado en estas cuestiones o no les parecerán interesantes”. Por eso, tal y como asegura el catedrático “tenemos un trabajo de sensibilización importante que hacer. Nadie tiene que convencerles de que tienen que estar técnicamente bien preparados. Sin embargo, no están tan sensibilizados con otras cuestiones como las conductas éticas o las responsabilidades sociales. Y si lo están, piensan que son temas sobre los que no van a necesitar formarse”. Por eso el trabajo de los docentes pasa por procurar este tipo de sensibilidad y conciencia, para luego ayudar a los estudiantes a traducir todo eso en trabajo diario y acciones concretas. “Una vez que eso se lleva al aula y se discute, la gran mayoría  descubre que son temas importantes que requieren un espacio de reflexión y de intercambio de ideas”, añade Fontrodona.

Sin embargo, es cierto que en los procesos de selección se siguen teniendo en cuenta, sobre todo, aspectos como la capacitación técnica y las habilidades sociales, sin valorar tanto la calidad moral, según explica el profesor del IESE.

Precisamente, para potenciar más esto último y seguir fomentando un entorno empresarial y social responsable, Pacto Mundial va a presentar una Estrategia Nacional de Desarrollo Sostenible. En ella se intentará lograr que los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados para 2030 por Naciones Unidas) sean conocidos por toda la ciudadanía y configurar un cambio de modelo cultural y productivo.

Un cambio que necesitará el trampolín de la educación. Y es que tal y como concluyen desde Pacto Mundial “la formación en desarrollo sostenible en todas las etapas formativas de la vida es una necesidad y una reclamación de gobiernos e instituciones”.