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Invertir y ser socialmente responsable está de moda (y puede ser rentable)

La inversión socialmente responsable (ISR o ESG, en sus siglas en inglés) está experimentando un crecimiento que merece la pena seguir de cerca.

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María Refojos

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La exitosa colocación de bonos llevada a cabo por la Unión Europea la semana pasada supone un hito en una tendencia creciente y que, de acuerdo con los expertos, se ha visto catapultada por la pandemia. La inversión socialmente responsable (ISR o ESG, en sus siglas en inglés) está experimentando un avance que merece la pena seguir de cerca.

El pasado 21 de octubre, la Comisión Europea captó en el mercado 17.000 millones de euros en apenas una hora con una emisión de bonos sociales, como parte de su estrategia de financiación del SURE. La demanda fue histórica: alcanzó los 233.000 millones, lo que supone superar en más de 13 veces la cantidad ofrecida.

En opinión de los analistas de UBS, el resultado de la operación pone de relieve el auge de la inversión sostenible. “El éxito de la venta ilustra en parte el creciente apetito por los bonos clasificados como ESG”, señalan desde la Chief Investment Office (CIO) de la entidad suiza en su resumen semanal.

El énfasis que la Unión Europea ha puesto en la recuperación sostenible se está dando también en otros países y proyecta un potencial de crecimiento que podría jugar un importante papel en este contexto de crisis económica. “A medida que el mundo se mueva hacia los objetivos perfilados por el Acuerdo de París se producirá un cambio en el comportamiento de los consumidores, en las decisiones corporativas y en el dinero invertido, lo que creemos que generará oportunidades de inversión a largo y a corto plazo en las próximas décadas”, considera Álvaro Cabeza, responsable de UBS Asset Management para Iberia. 

Ambiental, social y corporativo

La inversión socialmente responsable está en el mercado desde hace aproximadamente una década, pero en los últimos dos años ha cobrado fuerza. Tal y como señaló Jorge Díaz, responsable de Ventas Institucionales de Amundi Iberia en un foro reciente organizado por IEB, los grandes gestores de fondos internacionales están integrando “plenamente” los criterios sostenibles en sus inversiones. 

¿Qué criterios son los que se tienen en cuenta? A grandes rasgos, se busca causar un impacto positivo (o al menos no negativo) en el medio ambiente, a nivel social y en el gobierno corporativo y todos ellos se contemplan en el proceso de valoración y selección de los valores que componen una cartera de inversiones.

En el radar estarían dos objetivos: por una parte obtener una mejor rentabilidad a largo plazo para los inversores y, por otra, beneficiar a la sociedad a través de la influencia en el comportamiento de las compañías.  

“La ESG ya era un criterio cada vez más determinante antes de que empezara la crisis, pero esta la ha reforzado y tiene ahora todo el sentido. De hecho, en estos mercados turbulentos, la ESG está siendo crecientemente reconocida como un factor adicional de control de riesgo que los gestores de fondos activos deben de tener en cuenta”, afirma la directora de Natixis IM para Iberia, Latam y US Offshore, Sophie del Campo, quien asevera que el futuro va a ser “100% ESG”.

"La ESG ya era un criterio cada vez más determinante antes de que empezara la crisis, pero ahora tiene todo el sentido"

Crece el interés de los inversores

El interés en torno a este tipo de inversiones no lo están mostrando solo las grandes gestoras. De acuerdo con la ‘Nueva Encuesta Profesionales Financieros’ elaborada por Natixis IM, a la cuestión sobre qué han consultado más los clientes en los últimos 12 meses, el 29% de los inversores profesionales a nivel global señalaron la ISR, revelando un gran interés por la inversión sostenible. En España el porcentaje asciende al 37,3%.

En palabras de Tali Salomon, directora regional de eToro para España, Portugal y Latam, el atractivo del ISR radica en que permite invertir “con el propósito de generar un impacto social y ambiental medible junto con un rendimiento financiero”. Y según recuerda esta experta, va en aumento, en base a la tenencia total de activos siguiendo principios ISR, que se ha “más que duplicado en siete años, al pasar de 13 billones de dólares en 2012 a 30,7 billones de dólares en 2018”.

Y este año, pese a que la pandemia ha sacudido la economía a nivel mundial, el interés por los productos de inversión sostenibles no ha decaído, sino todo lo contrario: el grado de compromiso a nivel global se ha elevado en estos meses, revela la segunda parte del ‘Estudio Global de Inversión 2020’ de Schroders, que encuestó a 23.000 inversores de todo el mundo.

¿Qué les mueve?

Ahora, el 47% de los inversores reconoce que invierte en productos sostenibles, frente al 42% de hace dos años. Esta tendencia al alza también se ha visto en España, donde el 45% de los encuestados se vio animado a invertir de manera sostenible, lo que supone un aumento frente a los resultados de 2018 (38%). 

La razón que más motiva a los españoles a decantarse por fondos sostenibles es su mayor impacto ambiental (45%), seguido de la probabilidad de que aporten mayores rentabilidades (34%) y el hecho de que se alineen con sus principios sociales (28%).

La conciliación de los dos objetivos (contribuir a un mundo más sostenible y obtener rentabilidad) es posible y deseable”

"Es muy positivo comprobar que la mayoría de los inversores ya son conscientes de que invertir de forma sostenible no significa sacrificar la rentabilidad. La conciliación de los dos objetivos (contribuir a un mundo más sostenible y obtener rentabilidad) es posible y deseable”, comenta Carla Bergareche, directora general de Schroders para España y Portugal. “Cada vez más personas quieren que los valores en los que creen se reflejen en la forma en que invierten”, añade. 

Cuestión de rentabilidad

El 76% de los españoles no invertiría en contra de sus principios y, para aquellos que sí lo harían, la rentabilidad media de su inversión tendría que ser del 20% para compensar adecuadamente cualquier sentimiento de culpa

En este sentido, cabe destacar el dato que proporciona Beatriz Barros de Lis, directora general de AXA IM para España, quien plantea que a largo plazo, la inversión ESG mejora la rentabilidad-riesgo de una cartera ya que “en fases de turbulencias ofrece una mayor resiliencia”.  

Según explica, en la gestora confeccionaron una cartera en la que se incluyeron acciones de compañías con el scoring de sostenibilidad más alto (entre 8 y 10) para compararla con una cartera compuesta por los valores con los peores niveles (entre 0 y 2). “La conclusión habla por sí sola: las primeras registraron una rentabilidad 16,8 puntos porcentuales superior a las segundas durante los primeros meses de la pandemia”, detalla Barros de Lis. Y, en general, las compañías con los estándares ESG más elevados han mostrado un rendimiento 5,2 puntos superior a las de peor rating.

“La ESG nunca había podido ser testada en una caída de mercados tan brusca, hasta ahora con la COVID-19, y los resultados de esta prueba han sido contundentes”, concluye. 

Por nivel de conocimientos, el informe de Schroders revela que casi un tercio (32%) de los españoles que se describen a sí mismos como expertos en temas de inversión son significativamente más propensos a cambiar sus creencias personales por una mayor rentabilidad, en comparación con el 15% de aquellos encuestados con conocimientos básicos en inversión.