INVERSIÓN

¿Qué es la inversión a corto, a medio y a largo plazo? Descubre tu perfil temporal

Antes de invertir hay que conocer qué tipo de inversor eres y qué horizonte temporal te planteas. Inversión a corto, medio y largo plazo y con un perfil conservador, moderado o dinámico. Todo depende de tus expectativas.

Antes de invertir hay que conocer qué tipo de inversor eres y qué horizonte temporal te planteas

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Marta Gracia

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Una vez que te decides a invertir hay una serie de puntos que tener en cuenta. Uno de ellos es el perfil de riesgo que quieres tomar y otro es el perfil temporal. En España, el 55% de los inversores tienen un perfil conservador, aunque el moderado ya representa un 39%. Asimismo, suelen tener un horizonte temporal a corto plazo, más de la mitad de los ahorradores (51%) tienen inversiones a un plazo de 1 a 3 años, según los datos del VI barómetro del ahorro del Observatorio Inverco. Pero ¿qué supone invertir a un plazo de 1 año o de 10? y ¿por qué un perfil puede ser conservador, moderado o dinámico?

Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, asegura que cuál es el horizonte temporal de la inversión es una de las primeras cuestiones que debe plantearse un inversor antes de escoger la estrategia que más se adapta a sus necesidades. Así, un inversor puede ser a corto plazo, cuando quiere recuperar el dinero en menos de un año; a medio plazo, en un plazo de 1 a 5 años; o a largo plazo, con inversiones superiores a 5 años. 

“Las diferencias entre invertir a corto, medio o largo plazo son varias, pero podríamos destacar el horizonte temporal de inversión, la edad y perfil de riesgo del inversor y las necesidades de capital”, explica el analista de Self Bank. Cuando hablamos de inversiones a largo plazo son aquellas en las que el horizonte temporal puede llegar a ser de 8-10 años o incluso más, por lo que un inversor se puede permitir asumir más riesgo ya que la variable del tiempo le ayudará a minimizar los riesgos de la inversión. 

La renta variable, por ejemplo, es un activo que a pesar de tener un riesgo elevado estadísticamente en períodos largos de tiempo genera rentabilidades positivas. Por otro lado, una vez que se reduce la variable del tiempo, con inversiones a medio y corto plazo, se debe tender hacia a activos que presentan menor volatilidad y mayor liquidez.

El plan de pensiones es un vehículo que nos permite explicar cómo varían las inversiones cuando el horizonte temporal varía. López-Gálvez comenta que cuando un inversor realiza su primera inversión en un plan de pensiones lo más eficiente sería que la inversión en renta variable fuera del 100%, buscando aprovechar las buenas rentabilidades de esta. “A media que se reduce el horizonte temporal y se acerca la edad de jubilación este porcentaje deberá de ir pasándose a activos más conservadores y menos volátiles, terminando en el corto plazo a tener la distribución total de la cartera en activos de renta fija”, puntualiza.

Ventajas de cada horizonte temporal

  • Corto plazo: “las dos principales características de esta clase de inversiones son la seguridad y la liquidez”, tal y como asegura López-Gálvez. Las inversiones en corto plazo se suelen realizar en productos de inversión buscando la preservación del capital. Esta clase de inversiones se suelen canalizar mediante depósitos bancarios, letras del tesoro o fondos de inversión de renta fija o monetarios.
  • Medio plazo: cuando el horizonte temporal es entre 1 y 5 años “podemos aprovecharnos de la disposición de tiempo para la elaboración de una estrategia de inversión y dejar que esta madure”, apunta el analista de Self Bank. Este tipo de inversión proporciona liquidez al inversor, pero no tiene tantas limitaciones a la hora de invertir en activos de riesgo, ya que el horizonte temporal es más amplio que las inversiones a corto plazo, y permite canalizar la inversión a través de activos con cierto riesgo.
  • Largo plazo: supone inversiones superiores a 5 años, permite a los inversores la posibilidad de invertir en activos con una mayor volatilidad, ya que “el horizonte temporal ayuda a controlar el riesgo de la cartera debido a la disponibilidad de tiempo para recuperar la inversión en el caso de que se produzcan disminuciones en el precio de los activos”. La renta variable es un buen activo para realizar inversiones con horizontes temporales largos, buscando la obtención de retornos muy superiores a los dos casos anteriores.

Felipe López-Gálvez afirma que no existe una recomendación que se adapte perfectamente, y es que las necesidades propias de cada uno, así como el perfil de riesgo de cada inversor influyen de forma relevante en el horizonte temporal de las carteras. Para perfiles que cuentan con horizontes temporales amplios lo más eficiente es que la parte principal de su cartera se invierta en activos con volatilidad y que asuman más riesgo (Renta variable), “siempre y cuando sea consciente de las pérdidas en las que puede incurrir”.

Tipo de perfil

  • Inversor dinámico: este tipo de inversor no le teme al riesgo, pero también actúa con cabeza y sin dejar que sus impulsos la dominen, según apuntan desde Renta 4. Los inversores dinámicos están familiarizados con la renta variable y su principal objetivo es sacarle partido a sus activos, pudiendo llegar a destinar hasta el 100% de sus activos a instrumentos de renta variable. Por norma general un 60% de su ahorro se dirige a este tipo de productos financieros.
  • Inversor moderado:  este perfil es el más equilibrado de entre los tipos de inversor. La estabilidad es una de sus señas de identidad, pero también buscan sacarle partido a sus ahorros y no les importa exponerse al riesgo en un medio plazo.  Destinan entre un 20% y un 60% en instrumentos de renta variable y se exponen a rentabilidad negativa a corto plazo.
  • Inversor conservador: cuando se habla de un inversor conservador, se define a personas que buscan protección y estabilidad para su dinero. No confían en la renta variable y depositan la mayor parte de sus ahorros en renta fija o depósitos. A su pesar, y conscientes de que la renta fija no puede batir a la inflación, pueden llegar a destinar entre un 15% y un 20% de su dinero a renta variable que le ofrezcan algo más de rentabilidad a cambio de un riesgo limitado.