Idea de inversión

Por qué invertir en bolsa puede ser más rentable que comprar vivienda

Una de las tendencias más habituales de los españoles es la de invertir en viviendas en lugar de optar por otras opciones como la bolsa. La compraventa de inmuebles o los alquileres han sido fuente de rendimientos durante muchos años. Especialmente antes de la crisis. ¿Qué es lo más rentable realmente a largo plazo?

Vivienda inversión

Vivienda inversión / economia

Héctor Chamizo

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Los retornos totales que se pueden obtener de una vivienda en suelo español están en máximos de 2007. Eso es lo que se observa de las últimas cifras publicadas por el Banco de España. De esta manera, tener una vivienda supone una rentabilidad anual superior al 11%. Eso sí, sin tener en cuenta los costes fiscales y otros ajustes en el proceso de la venta.

Al margen de obtener réditos mediante la revalorización de la vivienda, las últimas cifras reflejan que la rentabilidad por alquiler en España es del 4,2% de media. Unos números que están muy por encima del 2,8% de retorno anual, que se reflejaron en 2008, año en el que se completaron los mínimos históricos.

Atendiendo a estos números cabe pensar que los españoles pueden estar caminando por la línea correcta, en relación a apostar por el inmobiliario como inversión. Sin embargo, los analistas creen que invertir en renta variable puede ser mucho más atractivo de cara al largo plazo. ¿Qué les motiva a ello?

Más fácil vender bolsa que inmuebles

Según Pablo García, director de análisis de Divacons-Alphavalue, la principal ventaja de una inversión en renta variable respecto a una inversión inmobiliaria es “su liquidez”. Las acciones se pueden vender diariamente y hacemos caja con facilidad, mientras que “vender un inmueble puede llevarnos mucho tiempo”.

A este respecto Antonio Castelo, responsable de renta variable en iBroker, analiza que para vender un piso, una plaza de garaje, es posible que tardemos un largo periodo de tiempo “porque necesitamos el efectivo”. Una inversión en bolsa, si toca deshacerla, en 48 horas el dinero está en la cuenta. A la hora de comprar es igual. A través de la bolsa “las acciones tienen un precio de mercado, cosa que no ocurre con un inmueble”, añade.

La diversificación reduce el riesgo

Otro punto importante es la diversificación como factor reductor del riesgo. Por ejemplo, si tenemos un piso comprado que está valorado en 300.000 euros, con el objetivo de sacarle una rentabilidad vía alquiler, estamos centrando toda nuestra inversión en un único activo.

Los mismos 300.000 euros se podrían invertir en tercios en una eléctrica, en una empresa del sector industrial y en un banco. Puede existir la posibilidad de que los tres sectores vayan igual de mal al mismo tiempo, pero “lo normal es que no sea así”, tal y como afirma Castelo. Habría, por tanto, una dilución mayor del riesgo más diluido.

Rafael Ojeda, analista independiente, coincide en que diversificar reduce las posibilidades de perder dinero. Con esta filosofía se pueden “acometer inversiones más pequeñas y así planificar mejor nuestras inversiones en comparación con el inmobiliario”.

Este sector, debido a que los activos tienen un coste muy elevado implica que tengamos que “invertir mucho dinero en un mismo activo y, por tanto, para poder diversificar en muchos vehículos tendremos que tener una cantidad de dinero realmente importante”.

Mientras, en bolsa se pueden comprar participaciones mucho más reducidas y nos permite “una diversificación tanto en activos como en regiones, donde poder invertir de una forma más amplia”. De este modo, lo que nos ofrece la bolsa también es hacer “estrategias tácticas en el corto plazo que nos permita una mejor optimización de nuestros recursos”, destaca Ojeda.

Menor coste y mayor facilidad de acceso

Otro hándicap de la inversión en vivienda es, a juicio de Ojeda, que conlleva una serie de gastos muy importantes, que no se producen en una cartera de valores: “Impuestos, registro, notaría… Probablemente una cuota de una comunidad de propietarios, mantenimiento del inmueble”.

García añade que los inversores en este sector suelen hacer “unos cálculos demasiado benevolentes sobre las rentabilidades de sus inversiones”, no descontando una serie de costes “obvios de su inversión”. Por ejemplo, reformas, deterioros del activo, o ciertos impuestos. Mientras, en la renta variable los costes son “más visibles”: brokerage o depositaria.

Así, si observamos la rentabilidad por dividendo media de los mercados, que actualmente supera el 4,2%, “ya tendríamos una rentabilidad atractiva”, apunta García. 

A todo ello habría que sumarle las propias circunstancias personales del inversor: casi todo el mundo tiene la posibilidad de invertir en un fondo de inversión o comprar directamente acciones, pero no todo el mundo tiene acceso a la adquisición de un inmueble.

Aunque pueda parecer lo contrario, suponiendo que alguien tenga la capacidad suficiente para adquirir una “cartera de inmuebles”, ésta sería “mucho más difícil de gestionar” que una cartera de valores, no digamos si se invierte a través de un fondo de inversión, termina Castelo.