CRÍTICA DE LIBROS

'De ganados y de hombres', de Ana Paula Maia: La brutalidad del mundo rural

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La escritora brasileña Ana Paula Maia.

La escritora brasileña Ana Paula Maia. / EPC

Marta Marne

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El género negro hace tiempo que dejó de pertenecer al ámbito urbano. Las tramas centradas en los contextos domésticos y en las zonas rurales han ido poco a poco consolidándose como unos de los escenarios más abordados en este tipo de literatura. Les guste o no a los dirigentes de las grandes urbes hay vida más allá del asfalto.

Ana Paula Maia (Nova Iguaçu, Río de Janeiro, 1977) hace años que se ha consolidado en Brasil como la sucesora de Rubem Fonseca y lo ha logrado a pesar de que en sus historias tan solo hay campo, hombres y una serie de empleos que nos muestran la dureza de ese entorno. Deja atrás las favelas y las calles de São Paulo propias de Fonseca para trasladarnos a parajes sin nombre que bien podrían pertenecer a México, a Chile e incluso al sur de EEUU. La influencia de la estética wéstern en sus libros es muy palpable.

Personajes habituales

En 'De ganados y de hombres', recurre a algunos de sus personajes habituales. Edgar Wilson (siempre con nombre y apellido) aquí es aturdidor de ganado: una especie de hipnotizador que marca con ceniza o cal la señal de la cruz en sus frentes para luego golpearlas y que su partida sea lo más digna posible. Encomienda el alma de cada animal que mata y le preocupa no solo el sufrimiento de las bestias, sino que sean tratadas con respeto. Por ello no soporta a su compañero Zeca, un joven que les lanza mazazos deliberadamente torpes para que agonicen entre espasmos.

La autora se ha consolidado como la sucesora de Rubem Fonseca con historias donde solo hay campo, hombres y unos empleos que nos muestran la dureza de ese escenario

La tensión narrativa arranca cuando el ganado, sin saber bien el motivo, empieza a perder el norte –de manera literal–: son varios los animales capaces de detectar los campos magnéticos de la Tierra y lo habitual es que su orientación al pastar sea norte-sur. Cuando la testa de cada una de las reses apunta a un lugar indeterminado es que algo raro está pasando. Para colmo de males, una vaca parece suicidarse estampando su cabeza contra un muro. Los trabajadores del matadero no tienen claro qué está ocurriendo, si hay alguien tratando de llevarse al ganado o si quien está detrás de todo esto es un depredador. 

Sin esperanza

Maia no da tregua al lector: no hay esperanza para sus personajes. Ni la buscan ni la esperan. Estamos en un entorno donde solo importa la supervivencia; llegar vivo al día siguiente para seguir trabajando a un ritmo endiablado de productividad. Lo que sí nos regala la autora son ciertos momentos de belleza a través de la contemplación de los atardeceres. Un instante de esplendor, aunque siempre desde una mirada apesadumbrada. 

Estamos en un entorno donde solo importa llegar vivo al día siguiente para seguir trabajando a un ritmo endiablado de productividad

Los libros de Maia no superan nunca las 200 páginas –ni falta que les hace–. Se basan en la concisión, en la brevedad, en un lenguaje directo y certero. Eso no implica que no haya belleza en el texto o que no consiga emocionar con sus palabras. El foco de su mirada se centra en lo que nadie quiere mirar, en lo desagradable, incluso en lo feo.

Pero al igual que existe una estética de la belleza también hay una estética de aquello que causa rechazo: la sangre, la brutalidad, el dolor, el desaliento. La escritora brasileña no hace poesía con ninguno de estos elementos, más bien al contrario. Los señala, los pone de relieve. Y consigue que, tiempo después, se mantengan vívidos en la mente del lector.

'De ganados y de hombres'

Autora: Ana Paula Maia

Traducción: Cristina Di Nápoli

Editorial: Eterna Cadencia

128 páginas. 16,90 euros