El 40% de las personas que se cuelan en el metro de Barcelona usan tarjetas falsas
CARME JANÉ / GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA
La nueva T-Mobilitat, en forma de tarjeta de plástico con chip o de app móvil, pretende también ser un instrumento para luchar contra una de las lacras del transporte público: el fraude. La Autoritat del Transport Metropolità (ATM) calcula que alrededor del 40% de los accesos de usuarios que no pagan lo logran gracias a títulos falsificados.
La propia ATM asegura haber presentado "cientos de querellas" a particulares por el uso de tarjetas falsas, en su mayoría T-10, explican Ramon Bacardí, presidente de la entidad, y Pere Torras, director general a este diario. Y los Mossos han realizado varias detenciones por este motivo y han desarticulado grupos organizados, explican.
"No tenemos datos exactos del fraude porque no podemos contar cuántas personas saltan las barreras, pero sí sabemos que en los controles aparecen un 5% o 6% de usuarios que han entrado sin pagar y entre un 2% o un 3% lo han hecho gracias a tarjetas falsificadas", calcula Torras.
En un par de estaciones de metro ya se han habilitado cámaras de seguridad para captar a los defraudadores. "Y que la gente no diga que no sabe que son falsos que todos sabemos el precio de una tarjeta T-10. Si las venden más baratas, algo hay", añade.
FALSIFICACIONES DOMÉSTICAS
Los Mossos d’Esquadra niegan que la existencia de grupos criminales organizados dedicados a la falsificación de títulos de transporte. El único caso se remonta al mes de agosto del 2014, cuando fue desarticulada una banda integrada por 4 personas que amasó 59.000 euros duplicando estas tarjetas. Pero se trató de un hecho "aislado", subrayan fuentes policiales. Actualmente, al seguir títulos fraudulentos, la policía da con "usuarios" que han aprendido a fabricarse sus propias tarjetas de transporte.
Los únicas veces que han aparecido títulos fabricados para vender a otros usuarios han sido durante "controles protocolarios" que se han practicado en algunos mercadillos de la ciudad, y han aparecido cantidades pequeñas de tarjetas. Según tranquilizan, el estrecho margen de beneficio que generan y la dificultad que comporta venderlos actúan como una barrera que disuade a la delincuencia organizada de dedicarse a este negocio.
REMEDIO VIRTUAL
Las nuevas tarjetas permitirán luchar más eficazmente contra las falsificaciones. Primero porque el chip es muy difícil de clonar, pero además porque "en el caso de que descifraran el código de encriptación, para nosotros sería muy sencillo reprogramar las máquinas a distancia para que no los admitieran", explica Bacardi.
Cada tarjeta, además del chip, tiene un número de identificación que permite también invalidarla a distancia. Además, aseguran que se han tomado muchas precauciones para impedir ataques informáticos desde el exterior. "El sistema ya era seguro, pero digamos que le hemos puesto un par de capas más", dice Torras.
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