CONSECUENCIAS DE LA DIFICULTAD

La crisis ataca la salud mental de los menores

Una niña, ayer, en un 'casal' de L'Hospitalet.

Una niña, ayer, en un 'casal' de L'Hospitalet.

TONI SUST
BARCELONA

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La crisis económica hace mella en la ciudadanía. Y no hace distingos por la edad. Un estudio de FEDAIA, la federación que reúne a las entidades dedicadas a la infancia en Catalunya, alerta de que los problemas de salud mental de niños y adolescentes han crecido en familias que sufren la dificultad y que, además, los trastornos son cada vez más precoces. El estudio está hecho entre parte de la población que atienden las entidades federadas en FEDAIA, que en total alcanza a 100.000 menores y 35.000 familias. Se trata de menores en situación de desamparo o riesgo de exclusión, es decir, un grupo muy castigado por la dificultad incluso en periodos de bonanza máxima.

El trabajo fue elaborado por un equipo de la Universitat de Barcelona (UB) encabezado por Violeta Quiroga entre el 2013 y este año, y apunta a que la crisis ha llevado a muchas familias a centrarse en garantizar la subsistencia, a conseguir lo más básico para sobrevivir, lo que lleva a descuidar otras parcelas.

MÁS CONSUMO DE TÓXICOS / El equipo destaca, en relación con los problemas de salud mental, una serie de tendencias que se hicieron patentes con el inicio de la crisis entre el grupo estudiado. De entrada, los dos efectos citados: las patologías se inician cada día de forma más prematura y aumentan tanto el número de trastornos como los niños afectados. Otras dos consecuencias: adolescentes y jóvenes cada vez inician antes el consumo de tóxicos y aumenta la relación entre ese consumo y los problemas de salud mental.

El informe cita también el incremento de la preocupación por «los casos en los que se vincula discapacidad intelectual y salud mental». Aumenta, asimismo, la angustia en los casos en que se viven nuevas situaciones de pobreza y se teme un futuro sin expectativas. Otros dos elementos a tener en cuenta: la falta de estimulación y aprendizaje a una edad cada vez más temprana y el aumento de los casos de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) a partir de los 7 años.

La pobreza en nuestra sociedad, indica el texto, es multidimensional. En primer lugar, la económica, que causa carencias obvias, materiales, pero también dificultades emocionales y de relación. Afecta a la alimentación (malnutrición) pero también al acceso a material escolar, actividades de ocio, la ropa adecuada para cada época del año, entre otros aspectos. La pobreza que el estudio denomina «relacional/emocional» es la que se expresa por la falta de una red familiar que afecta a niños y adolescentes y los predispone a la exclusión social cuando sean mayores. La pobreza «política», por último, es la que supone sufrir una «falta de relaciones sociales que provoca una baja participación de los niños y jóvenes en la sociedad», lo que les lleva a aislarles y les hará más vulnerables en el futuro.

«No podemos mejorar la situación de precariedad en que están nuestros niños si disponemos de menos de la mitad del presupuesto que deberíamos de tener», afirma el presidente de FEDAIA, Jaume Clupés.

ALCOHOLISMO Y MALTRATO / Clupés alude a uno de los grupos a los que la crisis ha cambiado la vida, los que se cayeron de una posición estable y no pueden volver a ella: «Un nuevo perfil de pobreza representado por personas que han perdido su poder adquisitivo, algo que genera frustración y situaciones de conflicto con los niños y adolescentes». Clupés advirtió de que en muchas familias la crisis ha provocado «ansiedad, alcoholismo, maltratos y desatención de los niños».