EL CRUCERO 'COSTA CONCORDIA' ENCALLA EN ITALIA

"Papá, ¿cuándo vamos a subir al barco?"

La pequeña Maria sube a bordo del 'Costa Concordia'

La pequeña Maria sube a bordo del 'Costa Concordia' / periodico

PEP PUIG / Barcelona

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Agosto del 2006. Maria tenía tres años, recién cumplidos. ElCosta Concordia hacía apenas tres semanas que surcaba elMediterráneo. En el puerto deBarcelona, ante el rotundo perfil de aquellaciudad flotante (más de 4.000 personas a bordo) era imposible cerrar la boca. Maria iba y venía, con sus tres años, con su ilusión porir en barco.

Subimos a bordo. Cóctel de bienvenida, escaleras con pasamanos dorados, suelos de moqueta rococó, paredes espejo, neones encastados en las molduras de las puertas, pasillos interminables, como avenidas, salones con pianos de cola y ascensores colgantes, salas de juego, bares de todos los ambientes, para el deportista, para el clásico, para el fumador, para el moderno, comedores donde cabían cien bodas, con sus cien novios y novias, el teatro, piscinas con toboganes, pistas de baile. Todo recién estrenado, reluciente. Zarpamos mientras visitábamos ciudad Concordia.

Barcelona se iba alejando. Maria, con sus tres años y su ilusión, me preguntó: “Papá, ¿cuándo vamos a subir al barco?” Tuve que llevarla a las cubiertas superiores y enseñarle que había mar por todos lados, porque no creía que aquello flotase. Ella quería salir del hotel para navegar. La llevé a popa, le enseñé la estela que el crucero dejaba y la ciudad que se alejaba. No sé si la convencí. Durante todo el viaje ella entraba y salía del hotel.

Para Maria, y para todos nosotros, parecía imposible que aquella urbe pudiera hundirse, porque parecía imposible que pudiera flotar. Ahora, elCosta Concordia yace escorado antela isla de Giglio. Maria, con ocho años, ha visto la noticia en la tele, conmigo. Ella no ha sentido el mismo escalofrío que yo, solo tenía tres años cuando subió al barco.