EQUIPAMIENTO CONTROVERTIDO

El paraíso playero de los perros... y el corral

Playa de la Macarena, en Sant Adrià

Playa de la Macarena, en Sant Adrià / RICARD CUGAT

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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En Barcelona, el paraíso playero de los perros no se encuentra en el cercado de 1.250 metros cuadrados instalado al lado del espigón de la playa de Llevant, pero está cerca. A un kilómetro y medio, pasado el puerto deportivo, justo donde desemboca el Besòs, los canes campan a sus anchas por los dos arenales que se extienden a ambos lados del río, a la sombra de las Tres Chimeneas. Sobre todo, a partir de las siete de la tarde, por la playa del Fòrum, la del sur de la desembocadura, conocida popularmente como la Macarena por un chiringuito de música tecno ya desaparecido.

El lado norte de la desembocadura es tierra de nadie. Pertenece al municipio de Sant Adrià del Besòs pero no es una playa urbana, ya que aún no cuenta con servicios como duchas, socorristas, papeleras y pasarelas de madera que faciliten el acceso. Es un entorno hostil por la proximidad de la planta integral de valoración de residuos y de la incineradora.

De espaldas al mar no parece lo más propicio para el baño, pero si se fija la vista en el oleaje es un espacio privilegiado por la poquísima afluencia de bañistas y por la tranquilidad que se respira. Los únicos asiduos son los pescadores que se sitúan en el espigón cercano al río. Eso ha convertido la playa en un enclave especialmente valorado por los propietarios de perros, que disfrutan al ver a sus mascotas corretear y jugar sobre la arena en pleno verano por más de 5.000 metros cuadrados sin que nadie les diga nada. La normativa vigente impide el acceso a los perros a las playas durante la temporada de baño, a menos que sean espacios habilitados. 

"Me enteré por un grupo del Facebook dedicado a lugares ideales para ir con perros. Es increíble, aquí son felices y no molestan a nadie", cuenta María Alonso, que suele acercarse a primera hora de la mañana. "El desmantelamiento de los pantalanes que captaban agua para la central térmica ha mejorado mucho esta zona", afirma. 

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Un portavoz del Ayuntamiento de Sant Adrià del Besòs recuerda que en junio se aprobó una moción propuesta por ERC para convocar, en un periodo inferior a dos años, una consulta entre la ciudadanía para preguntar si una parte de su litoral debe acoger una playa canina. "Muchos vecinos llevan a sus perros a la orilla de la desembocadura, pero jamás hemos recibido una queja. No necesariamente sería esa la zona habilitada. La posibilidad está sobre la mesa. Hay un acuerdo con el Consorci del Besòs para mejorar el terreno cercano al mar desde la desembocadura hasta el puerto de Badalona, que es el área más descuidada. Ganaremos playas en condiciones", explican fuentes del municipio.

FUERA DE LAS GUÍAS TURÍSTICAS

La zona de baños del Fòrum aparece en las guías turísticas pero no la playa que se esconde detrás del puerto deportivo. La playa de la Macarena es uno de los secretos mejor guardados del área metroplitana. Se encuentra en la otra orilla de la desmbocadura, la más cercana a la Barceloneta. Cuenta con servicios, un restaurante con terraza, banderas sobre el estado del mar, información sobre la calidad del agua y la temperatura, hasta indica en una pizarra si hay o no medusas. Está justo al lado de la de las Tres Chimeneas, y también tiene la planta de residuos en el lado montaña, lo que no agrada a muchos bañistas. Otro inconveniente es que no hay metro cerca, aunque sí dos paradas de las líneas T4 y T6 del Tram, que fuera de las horas punta permite subir perros.

"Esta playa está vacía, por eso he dejado a Orson suelto. Si hay gente lo llevo al parque de la Pau, pero los que van de picnic tiran restos de comida al suelo y se lo zamparía todo", declara Patricia Torre, para quien la playa de Llevant queda muy lejos. "Además debes dar muchas vueltas para acceder andando ya que la zona del Fòrum está llena de barreras urbanas", agrega Paco Pérez, a quien acompaña un labrador. Judith Costa va sola a la Macarena porque es la única metropolitana donde se pueden contar los bañistas. "No me parece mal que vengan perros. Es una cuestión de civismo. La convivencia es posible", asegura.

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Xavi Cabra es el socorrista de la Macarena. Después de la lluvia de la noche del martes, el agua está sucia y por ello ha colgado la bandera roja, que prohíbe el baño. "Si veo a personas con perros me acerco a decirles que no está permitido, pero el horario de vigilancia termina a las siete de la tarde y entonces se llena", expone. Sobre el otro lado del espigón, reconoce que no tiene competencia. "Allí siempre hay perros".

Eva Herrero, comisionada de Ecología del Ayuntamiento de Barcelona, valora positivamente la prueba piloto de la playa de perros en Llevant. "Es un éxito, sobre todo porque no ha habido incidencias. Funciona. Hay demanda y los usuarios son responsables. La única queja es que es demasiado pequeña", argumenta Herrero.

Se inauguró el 18 de julio y hasta el 7 de agosto, el consorcio ha computado que la han disfrutado 5.183 perros, de los cuales 1.563 proceden de fuera de Barcelona. "Las horas de mayor afuencia son las de la tarde", informa la comisionada. Los usuarios se muestran muy contentos con la prueba piloto dentro de esta especie de corral con vistas al mar. Todo son adjetivos positivos. Solo un señor, desde el otro lado de la verja, la define como una guarrada. "¿Cómo pueden poner las toallas encima de los meados de los perros?", se queja sin querer su nombre.