CARTA A LOS CANDIDATOS
A franquear en destino
¿Por qué nos convocan dos veces en pocos meses para decidir entre las mismas caras?
Gerard Quintana
Cantante
GERARD QUINTANA
Señores candidatos, antes de nada querría empezar esta carta preguntándoles: ¿por qué nos convocan dos veces en pocos meses para decidir entre las mismas caras, los mismos tics y los mismos programas? ¿Por qué han sido incapaces de ponerse de acuerdo? Unas elecciones no son una timba de cartas en la que esperas que una nueva mano te dé un mejor juego; tampoco son una nueva ronda de la Champions en la que esperas que el sorteo te favorezca con la elección de equipos a los que te toca enfrentarte. No se trata de ganar sino de gobernar. Por si no se habían dado cuenta, los resultados no serán tan diferentes como para que ustedes no hayan de cambiar sus decisiones ante los mismos dilemas. Seguro que algunos añoran la época del bipartidismo en la que todos sabían por la ley del péndulo a quién había que votar para castigar al oponente.
Las últimas encuestas del CIS nos anuncian un panorama similar al de las últimas elecciones generales para el día después del 26-J. Parece ser que una vez más será Sánchez quien deberá decidir entre la ‘gran coalición constitucionalista’ donde solo tienen cabida el PP y C’s, o una coalición de izquierdas donde quizá necesitaría contar con los votos independentistas para obtener una mayoría clara. Rajoy, pese a quedar el primero, no podrá elegir a nadie, solo esperar que el PSOE se decida a yacer en la parte pasiva de la cama.
Solo hay tres países en la democracia europea moderna que no hayan tenido nunca gobiernos de coalición: España, Malta y Eslovaquia. España es el único de Europa occidental, un buen retrato de su inmadurez democrática y una triste perspectiva heredada de aquella chapuza maquillada que fue la Transición. Solo hay que ver las encuestas para distinguir aún las viejas dos Españas, y solo hay que ver que una vez más el partido líder en España será el partidos menos votado en Catalunya.
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Ante un panorama tan incierto y esa sensación de ingobernabilidad que hace que Rajoy siga en la Moncloa seis meses después de obtener un resultado insuficiente para formar Gobierno, no sé si será estéril hacer una exposición de mis demandas o deseos a los candidatos y posibles presidenciables. Tampoco sé si el futuro presidente se limitará a ejercer de ejecutor de los futuros recortes impuestos por el Gobierno europeo. O quizá plantará cara a la creciente desigualdad y a una deuda pública que solo vamos pagando las rentas bajas y medias mientras las grandes fortunas siguen tributando mínimos o recalando en los paraísos fiscales repartidos por los cinco continentes, hasta en el mismo corazón de Europa: Suiza, Londres, Luxemburgo… con el visto bueno de los partidos que dirigen el Gobierno comunitario.
Me parece que no les pediré nada, solo que no enreden y dejen trabajar a la gente y decidir a los pueblos. Y que no escatimen la cultura cuando hablan de política social. Además de la sanidad y la enseñanza, la cultura es fundamental. Todos sabemos que un pueblo sin cultura o con una cultura inaccesible y debilitada es un pueblo más manipulable. Ya la han castigado suficiente.
*Cantautor
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